Más de 160 millones de mujeres y adolescentes en el mundo no tuvieron cubiertas sus necesidades anticonceptivas en 2019, según un estudio que constata la diferencia entre regiones y “la laguna” que sigue existiendo en el uso de anticonceptivos, pese a los “grandes avances” ocurridos desde 1970.
Los resultados del análisis, basado en datos de 1.162 encuestas y en modelizaciones, se publican en la revista The Lancet, en un artículo que proporciona estimaciones sobre el uso, la necesidad y el tipo de anticonceptivos en 204 territorios y países desde 1970 a 2019.
Los autores recuerdan que permitir planificar la maternidad posibilita que las adolescentes permanezcan en la escuela y que las mujeres continúen con su educación y un trabajo que, más adelante en la vida, conducirá al empoderamiento social y económico.
Entender qué grupos de edad tienen más necesidades insatisfechas es vital para que los responsables políticos adapten y hagan accesibles los tipos de anticoncepción, agregan.
El estudio define la tasa de prevalencia de anticonceptivos modernos como la proporción de mujeres en edad reproductiva (15-49 años) que usan métodos de contracepción modernos, entre ellos la esterilización, la píldora, los preservativos o el DIU (todos los demás, como las duchas vaginales, los períodos de abstinencia o el método del calendario son tradicionales).
Así, en todo el mundo, la proporción de mujeres en edad reproductiva que utilizan métodos anticonceptivos modernos aumentó del 28 % en 1970 al 48 % en 2019. La demanda satisfecha pasó del 55% en 1970 al 79 % en 2019.
A pesar de los importantes incrementos, las estimaciones del estudio señalan que 163 millones de mujeres que en 2019 no usaban anticonceptivos consideraban hacerlo.
Annie Haakenstad, de la Universidad de Washington, afirma que los resultados indican que el lugar del mundo en el que vive una mujer y su edad siguen influyendo significativamente en el uso de los anticonceptivos.
Por regiones, el Sudeste Asiático, Asia Oriental y Oceanía tuvieron el mayor uso de anticonceptivos modernos (65 %) y demanda satisfecha (90 %), mientras que África Subsahariana registró el menor empleo de anticonceptivos modernos (24%) y demanda satisfecha (52%).
Entre los países, los niveles de uso de anticonceptivos modernos oscilaron entre el 2 % de Sudán del Sur y el 88 % de Noruega (en España fue del 57 %, mientras que la demanda de satisfacción alcanzó el 90 %).
La necesidad insatisfecha fue mayor en Sudán del Sur (35 %), República Centroafricana (29 %) y Vanuatu (28 %).
El estudio concluye que, en comparación con otros grupos, las mujeres y adolescentes de 15 a 19 años y de 20 a 24 años tienen las tasas más bajas de demanda satisfecha a nivel mundial, estimadas en un 65 % y un 72 %, respectivamente.
43 millones de mujeres jóvenes y adolescentes de todo el mundo no tuvieron acceso a los anticonceptivos que necesitaban en 2019.
Según los tipos, la esterilización femenina y los anticonceptivos orales eran dominantes en América Latina y el Caribe, la píldora anticonceptiva oral y los preservativos en los países de ingresos altos y los DIU y los preservativos en Europa central, Europa oriental y Asia central.
La esterilización femenina representaba más de la mitad del uso de anticonceptivos en el sur de Asia.
Además, en veintiocho países más de la mitad de las mujeres utilizaban el mismo método, lo que indica que puede haber una disponibilidad limitada de opciones en estas zonas.
Para Rafael Lozano, también de la Universidad de Washington, el estudio pone de manifiesto que no sólo hay que poner los anticonceptivos a disposición de todas las mujeres, sino también hay que ofrecerles opciones adecuadas.
“Diversificar las opciones en zonas que pueden depender excesivamente de un solo método podría ayudar a aumentar su uso, sobre todo cuando el método más utilizado es el permanente”, añadió.