Los delincuentes emplean diversas estrategias para eludir los sistemas de seguridad. Entre los departamentos más afectados están electrodomésticos, electrónica, telefonía, ropa y zapatos.
Expansión.- Con la llegada de una de las temporadas de descuentos más importantes del año, El Buen Fin, las tiendas de autoservicio y departamentales se enfrentan no solo a una mayor afluencia de consumidores en busca de ofertas, sino también a un desafío creciente: el aumento de los robos de mercancía en sus pisos de ventas.
Según datos de ALTO, una empresa de protección de activos físicos y en movimiento, se estima que los robos por farderismo podrían incrementarse en un 50% durante El Buen Fin, que se llevará a cabo del 17 al 20 de noviembre. En lo que va del año, entidades como Jalisco, Morelos, Veracruz, Chiapas y Oaxaca han experimentado un preocupante aumento en este delito.
A las personas que realizan este tipo de hurtos se les conoce como farderos, un término que proviene de la palabra francesa “fardeau”, cuyo significado es “carga”. Históricamente, los ladrones utilizaban una bolsa o fardo para transportar sus ganancias ilícitas con el propósito de eludir la detección.
Eduardo Budge, Country Manager de ALTO en México, señala que los departamentos más afectados por los robos incluyen electrodomésticos, electrónica, telefonía, ropa y zapatos. Estos productos, altamente demandados durante el cierre de año, terminan siendo comercializados en el mercado informal, donde su atractivo radica en precios significativamente más bajos. Aunque ALTO no compartió cifras específicas de pérdidas, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) estima que oscilan entre 10,000 y 14,000 millones de pesos.
Adicionalmente, durante esta temporada de ofertas de fin de año, se observa un incremento en otro delito: el carterismo. Este fenómeno se ve potenciado por las grandes concentraciones de personas en las sucursales, proporcionando la cercanía necesaria para que los carteristas extraigan pertenencias de los bolsillos de los clientes. Según la empresa multinacional, se ha registrado un preocupante aumento del 63% en comparación con el año 2022.
¿Cómo operan las farderos?
En plataformas como TikTok, circulan vídeos que capturan momentos en los que individuos son detenidos en cajas de supermercados o tiendas departamentales. En estas situaciones, tras ser interceptados por el personal de seguridad y verse acorralados, es común observar cómo extraen productos que intentaban sustraer directamente de su ropa o bolsas en pleno piso de ventas.
Eduardo Budge destaca que, aunque ocultar artículos entre la vestimenta es una táctica frecuente, algunos delincuentes optan por un enfoque más premeditado. Días antes del acto delictivo, ingresan a los establecimientos para modificar las etiquetas de ciertos productos mediante el uso de máquinas especializadas. Esta artimaña busca establecer precios más bajos y, de este modo, realizar el pago correspondiente en las cajas. Otras tácticas de robo en el interior de supermercados y tiendas departamentales incluyen el empleo de cupones de descuento adulterados y el uso de billetes falsos.
Budge enfatiza la creatividad de los delincuentes al cambiar los precios, por ejemplo, de dispositivos como pantallas, estableciéndolos en cantidades irrisorias, como cinco o diez pesos. “En tales casos, las autoridades encargadas de la protección al consumidor obligan a las cadenas a vender los productos al precio marcado en la etiqueta, generando pérdidas significativas para los establecimientos”, detalla.
Los delincuentes emplean diversas estrategias para eludir los sistemas de seguridad. En ocasiones, recubren sus bolsas de mano con papel metálico para evitar que las alertas ubicadas en las puertas emitan sonidos perceptibles. Otros optan por ocultar la mercancía en áreas poco visibles del piso de ventas, fuera del alcance de las cámaras de vigilancia, facilitando que cómplices saquen los productos de la tienda sin ser detectados.
Cuando los farderos actúan en grupos numerosos, entre 10 y 15 personas, suelen aproximarse al personal de seguridad con el propósito de obstruir su visibilidad. Esta maniobra permite que saquen artículos de considerable tamaño sin levantar sospechas, trasladándolos sigilosamente por las entradas de la tienda.
IA al rescate de los minoristas
El directivo de ALTO destaca la importancia de la prevención y el uso de herramientas tecnológicas, como la Inteligencia Artificial (IA), para abordar este problema. Con la IA, es posible tener un control de inventario que detecta faltantes y determina pérdidas. Además, se realiza una revisión detallada de etiquetas, especialmente en productos de alta demanda como pantallas y teléfonos móviles.
La IA no sólo ayuda a cuantificar las pérdidas, sino que también permite identificar patrones de comportamiento delictivo. Se pueden determinar qué tiendas son más propensas a ser afectadas, los horarios de mayor incidencia, e incluso las categorías y productos más robados, facilitando así la implementación de medidas preventivas específicas.
“La plataforma captura todos los modos operandi que sufren nuestros clientes y tenemos miles de datos que son analizados por la inteligencia artificial que nos detalla alguna acción para prevenir. Lo que nosotros hacemos es transformar la data en acciones, declara el director de ALTO.
Para prevenir el delito de robo al interior de centros comerciales y autoservicios, ALTO también capacita al personal de piso de ventas, cajas y seguridad para cerrar el paso a los farderos, que en algunos casos operan en grupos para cometer los ilícitos, incluso, pueden actuar coludidos con personal de las tiendas.