“Los ricos destruyen el planeta”: así se relaciona la desigualdad con el clima

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El 1% más rico de de la población está emitiendo la misma cantidad de carbono que el 66% más pobre del planeta, de acuerdo con un análisis de Oxfam.

Expansión.- La desigualdad económica y la crisis climática conforman un círculo vicioso. Mientras la población más privilegiada es la que más contamina, las personas más pobres suelen ser quienes sufren los efectos más devastadores del calentamiento global.

El 1% más rico de la población mundial es responsable de la misma cantidad de emisiones de carbono que los dos tercios más pobres del planeta, es decir 5,000 millones de personas, según un análisis publicado el 20 de noviembre por la organización sin ánimo de lucro Oxfam Internacional.

“Los más ricos están destruyendo el planeta, saqueándolo y contaminándolo, mientras el calor extremo, las inundaciones y las sequías asfixian a la humanidad”, señala el director ejecutivo interino de Oxfam Internacional, Amitabh Behar, de acuerdo con un comunicado.

El reporte, titulado “Igualdad climática: Un planeta para el 99%”, se basa en una investigación del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo (SEI) y examina las emisiones de consumo asociadas a distintos grupos de ingresos hasta 2019.

“No podemos separar la crisis de la crisis socioeconómica que enfrenta la humanidad. Es decir, las respuestas climáticas están fuertemente atravesadas por una relación de desigualdad”, dijo Carlos Brown, Director de Investigación y Fiscalidad Oxfam Mexico, en entrevista con Expansión.

El informe se publicó unos días antes de que los líderes mundiales se reunieran en la cumbre del clima COP28 de Dubái a finales de este mes, con temores crecientes de que pronto sea imposible limitar el calentamiento a largo plazo a la meta de 1.5 grados centígrados.

Entre las principales conclusiones de este estudio se encuentra que el 1% más rico del mundo (77 millones de personas) es responsable del 16% de las emisiones mundiales relacionadas con su consumo.

Es la misma proporción que representa el 66% de la población mundial con menos ingresos, exactamente 5,110 millones de personas.

El umbral de ingresos para formar parte del 1% de la población mundial más rica se ajustó por países utilizando la paridad del poder adquisitivo: por ejemplo, en Estados Unidos sería de 140,000 dólares, mientras que el equivalente en Kenia sería de unos 40,000 dólares.

“Hay una narrativa común de que la crisis climática está causada por el ser humano, pero no es cualquier ser humano”, indica Brown. “Son los ultrarricos, no solo sus hábitos de consumo, sino con sus capacidades de inversión, que son diametralmente distintas y tiene efectos diametralmente distintos”.

El economista señala que la manera en la que las personas más ricas del planeta generan más contaminación, sobre todo en el contexto latinoamericano, es el tipo de inversiones que realiza.

“Si vemos la lista de las 15 grandes familias de millonarios en México, lo que vemos en común es que la mayoría de ellas tienen parte de sus inversiones en empresas extractivas de petróleo, gas y minería”, las actividades con mayores emisiones de gases de efecto invernadero, señala.

Las personas más ricas del planeta también tienen una enorme influencia sobre los medios de comunicación, la economía, la política y la elaboración de políticas.

“El salario de todos los senadores estadounidenses, que son quienes ratifican los acuerdos globales sobre cambio climático en nombre de los Estados Unidos, les sitúa entre el 1 % de los mayores emisores de carbono a nivel global”, indica el estudio. “Además de sus elevados ingresos, muchos de estos ricos legisladores han realizado inversiones considerables en el sector de los combustibles fósiles”.

“Además del 1 % más rico de la población, el 10 % más rico también desempeña un papel importante en la crisis climática, ya que quienes se encuentran en este grupo de ingresos generan, en conjunto, la mitad de las emisiones totales de carbono”, señala el estudio.

Las emisiones de este grupo están relacionadas con un sistema económico que impulsa un consumo masivo.

Efectos desiguales

Aunque la crisis climática afectará a todo el mundo, los efectos están dañando de manera desproporcionada a las personas en situación de pobreza, las mujeres y niñas, las comunidades indígenas y la población de los países del Sur global padecen los efectos de los impactos climáticos, los cuales, a su vez, aumentan la brecha de la desigualdad.

Los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones, sequías, tormentas, son cada vez más frecuentes y potentes. Hay efectos a largo plazo del calentamiento global que ya son una realidad, por ejemplo, la reducción crónica de la productividad agrícola o la escasez de agua.

“Los países menos responsables del calentamiento global, en su mayoría del Sur global, no solo están sufriendo las peores consecuencias de la actual crisis climática, sino que su capacidad de respuesta y recuperación es menor, mientras que los países del Norte global se encuentran entre los menos afectados”, indica el estudio de Oxfam.

Un ejemplo claro de las afectaciones desiguales de los fenómenos climáticos extremos es el huracán Otis, que goleó Acapulco como una tormenta de categoría 5.

“Se nota claramente dónde estuvo la primera respuesta, lo que estuvo en medios de comunicación y en redes sociales fue la zona más rica de Acapulco, donde están los departamentos de lujo y las grandes fortunas y muy poco se habló de los efectos que tiene en sectores predominantemente rurales o en la orilla de la ciudad que fueron gravemente afectados porque no tiene infraestructura ni margen financiero”.

¿Cómo solucionarlo?

El mensaje clave de este informe, según Lawson, es que las medidas políticas deben ser progresivas.

“Creemos que a menos que los gobiernos promulguen una política climática progresiva, en la que se pida a las personas que más emiten que hagan los mayores sacrificios, nunca conseguiremos una buena política al respecto”, afirmó.

Las acciones podrían incluir, por ejemplo, un impuesto por volar más de diez veces al año o un gravamen sobre las inversiones no ecológicas mucho más alto que aquel sobre los proyectos amigables con el medioambiente.

Oxfam calcula que gravar los ingresos del 1% más rico a un tipo del 60 % reduciría las emisiones hasta cifras menores a las emisiones totales de Reino Unido, y permitiría recaudar 6.4 billones de dólares al año, que podrían destinarse a financiar la transición hacia energías renovables, abandonando los combustibles fósiles.

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