El negocio de los cigarros ilícitos que surge en Asia e invade América Latina

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Cajetillas de cigarros pirata encuentran un hueco para pasar por las zonas de libre comercio, escondidos entre ropa, zapatos y otros productos.

Expansión.- Tepito es reconocido como el epicentro de la distribución de productos provenientes de Asia, tales como juguetes, maquillaje, ropa y calzado fabricados en países como China. Estos artículos llegan al mercado sobre ruedas más popular de México. Dentro de esta variedad de mercancía, que no siempre es ilegal, también se pueden encontrar cigarrillos falsificados.

Estos cigarrillos de marcas no reconocidas tienen dos formas de llegar a los consumidores mexicanos: algunos son fabricados localmente, mientras que otros son importados a través de los puertos mexicanos, desde donde también se distribuyen al resto de los países de América Latina.

Provenientes de fábricas ubicadas en Camboya, China, Corea del Sur y algunos países de América del Sur como Panamá, estos cigarrillos presentan marcas no reconocidas. Las cajetillas no cumplen con los pictogramas obligatorios que alertan sobre los riesgos del tabaquismo, carecen de listas de ingredientes y, en ocasiones, contienen advertencias en inglés.
Juan Carlos Buitrago, quien ejerce como director de la alianza público-privada entre Colombia, Ecuador y Panamá (Coepa) en la lucha contra el comercio ilegal, explica que estos cigarros se producen en fábricas establecidas de manera legal. Sin embargo, al ser enviados a otros mercados, se desvían hacia el comercio ilícito al eludir el pago de impuestos y no cumplir con las normativas comerciales exigidas para ingresar a los países.

No pagan aranceles al pasar por las zonas libres para exportación”, explica Buitrago Arias, quien también es general en retiro de la policía de Colombia. “Hay un centro de operación en Tepito y de ahí se distribuye a otros lugares”, añade.

Según las estimaciones de Buitrago Arias, el contrabando en México alcanza un valor anual de 25,000 millones de dólares, de los cuales entre el 20% y el 30% corresponde al tráfico de cigarros. Estos cigarros suelen ingresar por puntos críticos en los puertos de Ensenada, Manzanillo y Lázaro Cárdenas. Además, el director de Coepa señala que también han identificado la presencia de cigarrillos clonados de prácticamente todas las marcas disponibles en el mercado, sin proporcionar detalles adicionales al respecto.

Según los últimos datos publicados por la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) en enero del año pasado, los cigarros ilegales representaron el 20% del mercado nacional. Durante el año 2022, el personal de la ANAM aseguró un total de 49.8 millones de cigarros en las 50 aduanas del país.

La venta de cigarros piratas es una realidad que no escapa a los fumadores mexicanos. Estos productos se comercializan en tianguis y mercados, principalmente de manera individual, lo que dificulta la verificación de pictogramas o advertencias en las cajetillas abiertas.

Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Asociación Nacional del Pequeño Comerciante (ANPEC), mencionó a Expansión que las cajetillas de cigarros apócrifos se venden a 25 pesos, mientras que las de marcas reconocidas alcanzan hasta los 85 pesos, generando un margen de utilidad del 70%.

Rivera también señaló que de cada 10 cigarrillos vendidos en el país, dos son piratas, de los cuales uno es producido localmente y el otro es importado. ANPEC ha identificado la presencia de fábricas itinerantes para la producción de cigarros ilegales en los estados de Campeche, Jalisco y el Estado de México, aprovechando su movilidad para eludir la acción de las autoridades.

Alejo Campos, quien ocupa el cargo de director del colectivo Crime Stoppers International (CSI) para Latinoamérica, explica que la asociación trabaja para prevenir el ingreso de cigarros falsificados a México desde Chetumal, a través de las aduanas ubicadas en Petén, Guatemala.

“(Los cigarros pirata) primero son enviados a Costa Rica y Colombia, desde allí se dirigen a Belice para ingresar al sur de México, específicamente por la zona de Chetumal, con el objetivo de abastecer a la Riviera Maya, una región turística de gran importancia”.

cigarros ilegales

La ruta de los cigarros ilícitos

El tráfico de cigarros ilegales halla en Panamá un punto estratégico para burlar la vigilancia de las autoridades aduaneras. La Zona Libre de Comercio de Colón, con sus 17 accesos, se ha identificado como uno de los focos vulnerables señalados por Coepa, donde se despliegan esfuerzos intensivos para evitar la entrada de productos de contrabando.

Los contrabandistas camuflan pequeñas y livianas cajetillas de cigarrillos entre otros artículos como ropa, calzado y bebidas alcohólicas. Estos productos arriban al puerto situado en la costa de Colón y, tras sortear a las autoridades, son enviados por vía marítima o terrestre a otros mercados.

Sin embargo, este no es el único método empleado. Los contenedores que atraviesan la Zona Libre de Comercio evitan los controles aduaneros y no declaran los productos que se exportan. Posteriormente, en ese mismo lugar, son reempaquetados y etiquetados nuevamente para alterar la información sobre su origen, generando una falsa impresión de que el producto ha cumplido con los controles de seguridad requeridos.

pasillos de la merced para ilustrar piratería en México

Según Alejo Campos, los contenedores contaminados con productos ilegales siguen las mismas rutas utilizadas por bandas criminales para el tráfico de armas, drogas y personas. Como él mismo expresa: “Suben migrantes y bajan cigarros”.

Por vía terrestre, el comercio ilegal ingresa a la zona libre del Puerto de Colón desde Paso Canoas, en Costa Rica, y se dirige hacia países como Honduras. En cuanto a las rutas marítimas, se ha observado que algunos envíos llegan a lugares en Estados Unidos, como Miami, desde donde son reenviados a América Latina.

Hasta el momento, Coepa ha logrado incautar cerca de 200 millones de cigarros, que se venden en los mercados informales de Panamá por un dólar, mientras que su precio en comercios establecidos ronda los cuatro dólares. Esta actividad ilícita se intensifica debido a que permite a las organizaciones criminales financiar sus operaciones mediante la venta de cigarros falsificados, los cuales son fácilmente comercializables y cuentan con escasos controles en las aduanas.

“El narcotráfico utiliza el comercio ilícito de cigarrillos, alcohol, confecciones, electrodomésticos e incluso oro para lavar el dinero obtenido por las ganancias del narcotráfico”, afirma Juan Carlos Buitrago.

Tanto Buitrago como Campos coinciden en que el comercio ilegal de cigarros es una actividad que aprovechan las bandas de crimen organizado, ya que encuentran una brecha debido a la falta de recursos y tecnología en las aduanas para detectar la mercancía ilícita. Además, en algunos países, el tráfico de cigarros no es considerado un delito grave y se castiga únicamente con la incautación del producto y una multa administrativa.

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