El robo a trenes y a vehículos de carga alcanzaron en 2023 las cifras más altas desde 2019, lo que ha sido acompañado por un aumento en el uso de la violencia en al menos siete de cada diez delitos.
Expansión.- La creciente inseguridad en México se ha convertido en un obstáculo para el movimiento de mercancías a través de sus vías terrestres, afectando tanto al sector ferroviario como al autotransportista. Datos recientes muestran que los niveles de robos han alcanzado sus puntos más altos en el último año desde 2019, lo que ha sido acompañado por un aumento en el uso de la violencia en al menos siete de cada diez delitos.
El transporte ferroviario y el autotransporte destacan como los principales modos de movimiento de carga en México, representando conjuntamente el 69.8% del total de toneladas transportadas, según datos de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT).
Pero la Asociación Nacional de Empresas de Rastreo y Protección Vehicular (ANERPV) revela que el robo al transporte pesado en México durante 2023 registró un promedio mensual de 283 delitos, la cifra más alta desde antes del estallido de la pandemia por covid-19. Este incremento sugiere que la relativa calma experimentada durante los períodos de confinamiento ha llegado a su fin.
Benjamín Alemán Castilla, extitular de la ARTF, destaca la importancia de abordar el problema de la inseguridad para mantener la atracción de inversiones extranjeras en el país. La impunidad que rodea estos actos delictivos obliga a las empresas a invertir recursos en medidas de seguridad adicionales, lo que resulta en costos financieros y logísticos considerables.
“Si hubiera un buen estado de derecho las empresas no tendrían que estar gastando en ello”, dice en entrevista.
Los efectos negativos de la inseguridad van más allá de los gastos adicionales en seguridad. También obliga a las compañías a ajustar sus operaciones, modificando horarios y rutas para garantizar la seguridad en el transporte de mercancías. Esta adaptación constante genera una incertidumbre adicional y puede afectar la eficiencia y rentabilidad de las operaciones comerciales.
El Estado de México ha sido identificado como la entidad con la mayor incidencia de robos, concentrando aproximadamente el 26% del total. Y particularmente, Ecatepec, que se posiciona como el municipio más inseguro, ha llevado a los Centros de Distribución (CDIS) a cambiar sus estrategias de negocio.
“Había una incidencia muy grande los sábados en la mañana, y era porque precisamente los CDIS pedían que la mercancía llegara entre sábado y domingo para estar ya el lunes con las tiendas surtidas, pero hemos visto un patrón de cambio en cuestión de los CDIS y lo que las grandes cadenas comerciales piden”, menciona David Román, presidente de la ANERPV, en entrevista con Expansión.
Al mismo tiempo, mientras crece la inseguridad aumenta la tecnología que utilizan los delincuentes, así como sus oportunidades para cometer los hurtos. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), el 56% de los vehículos robados logra recuperarse, sin embargo, esta cifra era de 58% antes de la pandemia y de 70% en 2020.
Norma Alicia Rosas, directora del organismo, destaca que en muchos casos los vehículos llegan a ser desmantelados, de tal forma que las refacciones de estos terminan en un mercado negro, dificultando la recuperación del vehículo.
“Además de la pérdida patrimonial que implica el robo del vehículo o del equipo pesado, se vincula esto con el robo de mercancías y esto tiene también impactos secundarios; cuando se roban las mercancías simplemente estas pueden terminar en mercados de procedencia ilícita y afecta no solo a los transportistas o a los dueños de las mercancías, si no también a las empresas formales”, concluye.