La candidata, quien ocupa el segundo lugar en las encuestas, propone una estrategia que incluye, entre otras medidas, la apertura de toda la cadena de valor a la inversión privada.
Expansión.- La figura opositora de Xóchitl Gálvez se formó en buena medida por su rechazo a la política energética. Un día de diciembre de 2022 subió al estrado de la Cámara de Senadores vestida de tiranosaurio para protestar contra el proyecto de reforma energética impulsado desde la presidencia con el argumento que que la aprobación del cambio legislativo sería un retroceso a la “época de los dinosaurios priistas”.
La reforma no fue aprobada y ahora Gálvez es candidata a la presidencia, la segunda en las encuestas. La fórmula que se está ideando dentro del equipo de la panista tiene varios puntos contrarios a los que se han puesto en marcha en la administración obradorista: una inversión totalmente abierta hacia los privados, hacer de la estatal Pemex una empresa que participe en el mercado de generación eléctrica y cambios a la regulación que abran de nueva cuenta el sector minero.
Rosanety Barrios, una especialista y exfuncionaria de la Secretaría de Energía encabeza el equipo de Gálvez. Dice que la política propuesta tiene como objetivo final la generación de combustibles y electricidad limpios y asequibles como punto de base “para acabar con las condiciones estructurales que provocan la pobreza”. Que el gobierno obradorista ha fallado en el objetivo y que ellos quieren “recuperar el tiempo perdido”.
“La energía es un insumo fundamental. La energía no es el objetivo. Entonces tenemos que hacer todo lo que haga falta para tener energía suficiente, limpia y asequible”, dice Barrios, una crítica del gobierno actual. “Estamos tomando la transición energética justa como la columna vertebral y Xóchitl lo que dice es: avancemos y recuperemos el tiempo en materia de la transición energética. Porque este gobierno volteó al pasado, le apostó a los fósiles, tiró un montón de dinero y el resultado es que tenemos energía insuficiente, sucia y muy cara. Vamos en sentido contrario de donde deberíamos ir”.
El caso más álgido de la política energética y, por tanto, el punto principal de la estrategia opositora está relacionado con la estatal Pemex y los pasos a seguir para mejorar su perfil financiero y garantizar la supervivencia de la compañía en un mercado que gira hacia la transición energética. “El caso de Pemex es una tragedia. Todo lo que pudimos haber hecho si no lo hubieran obligado a perder dinero, es impresionante”, dice Barrios, que ha sido una crítica constante del gobierno obradorista.
Con esto último, Barrios se refiere a la apuesta del actual gobierno por subir la producción en las refinerías —y con ello las pérdidas en la filial que las agrupa— y los múltiples apoyos financieros y condonaciones fiscales que ha recibido la petrolera.
Lo que se dibuja en torno a Pemex en el equipo que secunda las encuestas tiene como eje principal hacer de la estatal una empresa que no solo participe en el mercado petrolero y de los combustibles fósiles. A la pregunta que plantea el cómo, la líder del equipo de Gálvez responde que a través del uso de todos los mecanismos de inversión “que permiten la constitución”, hacer que algunas refinerías generen electricidad a través de la cogeneración y avanzar hacia un plan que guste a los mercado y le regrese a la compañía el grado de inversión.
En esto último incluye, dice, medidas como fortalecer al consejo de administración de la petrolera; y la realización de un plan de negocio que tenga como centro la inversión de la compañía en nuevas tecnologías e inversión en la fuerza de trabajo para que sean parte de las nuevas verticales que sean planteadas.
Las propuestas de abrir la petrolera a la inversión privada y cambiar las operaciones hacia un negocio que busque la descarbonización también se extiende hacia la Comisión Federal de Electricidad. “El planteamiento es hacer uso de todos los mecanismos que existen en la ley para que la iniciativa privada detone, invierta, participe y ayude a las empresas del Estado. ¿En qué tiene que ayudar a las empresas del Estado? Para empezar en dejar de perder dinero”, dice durante la conversación.
“Yo lo defino así, Pemex es un enfermo en coma y con una hemorragia. Para salvarle la vida a ese enfermo, lo primero que tienes que hacer es parar la hemorragia, dejar de perder los millones de pesos que pierde en sus refinerías. Lo que tienes que hacer con las empresas del Estado es modernizarlas, convertirlas en empresas del siglo XXI que operen con muy bajas emisiones, que ganen dinero o, por lo menos,que dejen de perder”, concluye.