Sopitas.- Nuevamente llega el 10 de mayo, la fecha en que TODOS nos acordamos de que tenemos madre. El día en que TODOS los restaurantes están llenos y en el que en algunos trabajos dejan salir temprano para ver a la mamasita. También es el momento perfecto para que las tiendas departamentales y las marcas nos bombardeen con descuentos, ofertas y demás cosas que unos pocos aprovechan.
Entonces, si tenemos un día para celebrar a nuestra progenitora… ¿por qué tenemos en nuestro léxico una de la frase “chinga tu madre”?
Pongámonos serios
Bueno, quién no ha sido víctima de una mentada de madre. Seguramente todos, pero se han puesto a pensar ¿de dónde viene la mentada? De acuerdo a la Academia Mexicana de la Lengua, en su Diccionario de Mexicanismos la mentada es: Una injuria u ofensa dirigida a alguien con insultos a la madre.
Lo que sigue es definir al verbo chingar:
1. Molestar intensamente y premeteditamente a alguien.
2. Estropear algo.
3. Conseguir o alcanzar lo que se intenta o desea.
4. Sufrir un daño material o moral.
Con base en éstas podemos asegurar que existen cuatro tipos de mentadas. Sin olvidar su respectivo “corte de manga”:
– Chinga tu madre
– Chingas a tu madre
– Vete a chingar a tu madre
– Vas y chingas a tu madre
Y a todo esto ¿por qué meternos con la madre?
Regresemos en el tiempo
Desde tiempos prehispánicos, la figura de la madre siempre contó con una gran devoción y en algunas culturas era hasta sagrada. Entre los aztecas, Coatlicue era “la patrona de la vida, muerte y la fertilidad” y el resto de culturas originarias de nuestro país tenían a sus deidades. Sin embargo, con el advenimiento de la religión judeo-cristiana (traída con la llegada de los españoles) todo eso cambió, bueno en parte.
El papel de la mujer se modificó luego del dominio español, el hombre comenzó a ocupar todo el protagonismo, sin embargo, a pesar de que esa diosa prehispánica desapareció, la figura de la Virgen María (específicamente de la Virgen de Guadalupe) sustituyó en el imaginario de los mexicanos a la deidad madre que sigue teniendo un lugar muy importante.
Cuando llegaron los españoles, se dice que algunos venían sin mujeres y hubo naturalmente una mezlca; los españoles comenzaron a tener hijos con las indígenas, hijos que, en muchas ocasiones, no eran reconocidos por su padre.
Sobre esto, Octavio Paz habló en su libro “Laberinto de la soledad” y les compartimos esta reflexión del gran escritor y poeta mexicano:
A diferencia del “hijo de puta” de España que fue traído a América por los conquistadores y colonizadores, el “hijo de la chingada” tiene un origen y connotación diferente. Cuando alguien fue traído al mundo por una prostituta, puede resultar socialmente algo diferente a un hijo de la chingada, por la razón de que el primero es producto de un acto consentido (la venta del cuerpo) y el segundo es el hijo de una mujer violada.
En efecto, se dice que los primeros españoles llegados a México no traían mujeres. Para desahogar sus ansias de sexo, tomaban a las nativas y se servían de ellas a la fuerza. Una gran parte de ellas resultaban preñadas y de ahí nacía un producto mestizo, generalmente rechazado y no reconocido por su padre y los blancos así como también por los miembros de su familia. Al paso de los años llegaron a ser tantos, que se empezaron a reunir para protegerse y formaron una raza bravía, pendenciera, a la defensiva, es decir, lo que define a un “hijo de la chingada”.
De ahí se forma un país en que los mestizos, los “hijos de la chingada” son mayoría y los indígenas puros y los blancos forman dos minorías en los extremos sociales y económicos. De modo que al pretender insultar a una persona, al decirle “hijo de puta” se le está refiriendo al producto de un acto consentido de una mujer que ofreció su cuerpo por dinero y por lo contrario, al llamar a alguien “hijo de la chingada” se refiere al resultado de un acto de abuso, de fuerza, de violación a una mujer.
Es decir, el producto de las violaciones (o de que se “chingaban” -utilizando el término como lo usa Paz- a las mujeres indígenas) era un “hijo de la chingada”.
¿Y actualmente?
México se ha caracterizado por ser un país con tabúes y uno de ellos es la sexualidad. Por lo que mentarle la madre a alguien o decirle “chinga tu madre” es como si le dijéramos, según Paz, “ve y ten relaciones con tu madre”, una frase que tiene connotaciones violentas y sexuales, relacionadas con el incesto, algo que la Iglesia católica pena de una manera muy severa.
Muchos han sido los detractores de Paz y quizá hoy en día se le ha restado el trasfondo sexual a la expresión y se ha quedado como simplemente una ofensa verbal, la cual intenta descargar todo el enojo que podemos llegar a tener a raíz de cualquier situación que se nos presente.
Es irónico que en un lugar tan devoto por la madre, que festeja con mucho tiempo de anticipación el 10 de mayo, tenga entre sus frases coloquiales-ofensivas, un insulto que haga mención a la madre. Lo cierto es que la frase “chinga tu madre” está bañado de mucha historia del intercambio cultural que se dio en nuestro país luego de la conquista y dominio de los españoles durante 300 años.