Carlos Ávila Pizzuto, psicoterapeuta, señaló que los duelos ocurren por muchas cosas un embarazo que no da, por un deseo que no se cumple, por la muerte de un ser querido, entre muchos otros.
En entrevista para Arriba San Luis con Karina Armenta y Jesús Aguilar explicó que cuando algo esperado, algo que está ahí normalmente en nuestra vida, se va, cambia o se transforma o se pierde, entramos en un proceso de ajuste, el cual puede ser doloroso o complejo, pero que es normal.
Indicó que en consulta ha encontrado que los pacientes dudan de si su tristeza es exagerada, si es suficiente, si están siguiendo bien los pasos del duelo, “hay como una cuestión de querer hacerlo sanamente, pero un duelo no es sano, ni insano, es una experiencia que tenemos después de una pérdida y cada experiencia que un ser humano vive después de ella es única y esa singularidad de la experiencia necesita ser comprendida como un proceso propio, por lo que no hay manera de vivirlo mal”.
Ávila Pizzuto dijo que en todo caso quienes acompañan a las personas en duelo pueden llegar a entorpecer o a cuidar el proceso, pero reiteró que nadie está viviendo un mal duelo, sino justo el que corresponde de acuerdo a la pérdida que vivió.
En este sentido añadió que no existe un “tiempo adecuado” a nivel psicológico, a nivel salud, ni a nivel biológico para vivir los duelos, pues “duran lo que duran”, sin embargo el mundo no se adapta a los duelos, pues las actividades laborales no van a esperar a que la persona esté lista para regresar, así como tampoco los hijos o la vida en general.
Estableció que el plazo de “máximo” para resolver un duelo no existe, por lo que si una persona lleva 3 años por ejemplo viviendo un duelo no significa que sea patológico, pero “es difícil para el mundo entender el proceso y tú necesitas entender que el mundo no se va a detener para comprender tu duelo”.
“Por un lado no hay nada de malo en la duración de tu duelo, pero por otro lado tus necesidades de sobrevivencia necesitan ser atendidas eventualmente”, apuntó.
También destacó que un proceso de duelo acompañado por un terapeuta o un tanatólogo “que no regañen, sino que escuchen y acompañen” ayudan a la persona a estar funcional de una manera más rápida.
Finalmente dijo que el proceso de curación de un duelo ya está en la persona y se va a dar, va a sanar si se cuidan las condiciones y la pérdida dará una visión más amplia de la realidad.
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