Mantener “mañaneras”, sugerencia de AMLO y “obligación” para fortalecer gobierno

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La Mañanera ha sido clave en el gobierno de López Obrador, por lo que expertos consideran que la virtual presidenta tendrá su propia conferencia para fijar agenda y mantener la vocería.
Expansión.- A partir de que Claudia Sheinbaum asuma como la primera mujer en la Presidencia de México el 1 de octubre, a la par de gobernar deberá realizar conferencias de prensa. A su estilo, pero la presidenta tendrá que informar, así como lo hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador de lunes a viernes con la conferencia matutina, “La mañanera”, un espacio que sirvió al gobierno como instrumento de comunicación política, vocería, de imposición de agenda y para mantener al presidente en permanente promoción de su partido.
Esto, quedó asentado en la plataforma que entregó Morena al Instituto Nacional Electoral (INE), en donde se señala “la obligación presidencial de realizar conferencias de medios de manera regular”. Lo que se ha ratificado con las “sugerencias” del propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quien advirtió que, de no hacerlo, de no dar conferencias, el gobierno se debilitaría.

“Lo va a hacer seguramente la presidenta electa ya como presidenta constitucional, cada quien con su estilo, pero se va a seguir informando, se tiene que seguir informando, porque si no pues la autoridad se debilita”, afirmó López Obrador apenas el viernes 14 de junio.

Politólogos consultados por Expansión Política explican que “La Mañanera” es un instrumento clave del gobierno del presidente López Obrador y no exclusivamente para la comunicación, también para hacer propaganda partidista. En ese espacio de más de dos horas, el mandatario federal no solo presenta avances de administración, responde a la oposición, y en campañas, hizo proselitismo a favor de su partido.

“Ha sido un método, sí, de comunicación del presidente de la República, pero también un método para dictar línea a sus correligionarios políticos y también un poco para establecer la agenda política general del país y aquí incluyen mensajes para lo que él ha denominado adversarios políticos también, para incluso el sector privado, para la sociedad en general.

“Ha sido un instrumento de comunicación y de agenda setting muy efectivo para el presidente, que no tengo ninguna duda que la virtual presidenta electa vaya a continuar”, explica Georgina De la Fuente, maestra en Análisis Político y Medios de Información e integrante de la Red de politólogas No sin mujeres.

Desde el primer día hábil de su gobierno, Andrés Manuel López Obrador estableció sus conferencias matutinas y hasta este 18 de junio sumaban 1,362 emisiones con una duración promedio de 120 minutos cada una.

De acuerdo con datos de la Presidencia de la República, la realización de la conferencia matutina no tiene costo extra al erario porque para su organización y transmisión se recurre a los recursos humanos adscritos a esa Oficina y a que se hace uso del mobiliario que forma parte del patrimonio de Palacio Nacional. Ese es otro de los por qué Sheinbaum puede mantener la conferencia: según el presidente, no genera costos al erario como en su momento se tenía la modalidad de pago de publicidad en medios.

Claudia va a tener que retomar la mañanera con su estilo, no puede prescindirse de ella porque no hay como sustituirla”. –  Aldo Múñoz Armenta, catedrático de la UAEM.

¿Cómo hacer una “mañanera” sin López Obrador?

Aldo Múñoz Armenta, experto en elecciones, cultura política y partidos y catedrático de la Universidad Autónoma del Estado de México, explica que aunque la próxima presidenta no tiene el mismo carisma de López Obrador, ese espacio sí puede ser encabezado por Sheinbaum; recuerda que que, en su momento, ya ha habido conferencias periódicas por otras personas que no son el presidente, por ejemplo, para informar del covid-19 y en otro, sobre libros de texto.

“La idea de que López Obrador es el único que puede generar ese tipo de atención, es incorrecta porque parte del éxito se llama spin como práctica comunicativa, es decir, recurrir a escenarios de comunicación frívolos, superficiales, pero que mantengan la atención del público sobre esos temas. Y se pueda pasar por alto temas más graves, más preocupantes.

“Una de las funciones de la conferencia es distraer la atención de la realidad, como un placebo comunicacional”, plantea.

El pasado 10 de junio, Sheinbaum se presentó en el Salón Tesorería y a diferencia de aquellas mañanas en las que acompañó al presidente Andrés Manuel López Obrador a su conferencia para hablar sobre la caída de una trabe de la Línez 12 del Metro, del coronavirus o de la conectividad con el Aeropuerto Internacional Internacional Felipe Ángeles, ella era la protagonista.

En el atril que ha ocupado más de 1,300 veces López Obrador, Sheinbaum estuvo este mismo mes durante casi 27 minutos para hablar sobre su primer encuentro con el presidente Andrés Manuel López Obrador y el inicio del proceso de transición. Esa tarde Sheinbaum se limitó a responder los cuestionamientos de cuatro periodistas y unas preguntas que le lanzaron fuera del micrófono otros más, entre ellas “¿cómo se siente en este espacio para dar conferencias todos los días?”, lo que causó como respuesta “Ya también vamos a hablar de las mañaneras. Ya vamos a hablar de eso, también. Vamos a verlo. Ya vamos a platicarlo. Vamos una por una”.

Desde el pasado 11 de junio, todos los días Sheinbaum ha realizado conferencias en su casa de transición, sin embargo, con un cupo limitado y aún más el número de preguntas que recibe después de fijar un posicionamiento sobre el tema que elige como ha sido la reforma al Poder Judicial y la reunión con funcionarios del gobierno de Estados Unidos.

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