Vuelve el nacionalismo e indigenismo al Lila López

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Patricia Calvillo Ramírez
Periodista

La trompeta y el trombón del Huapango de Moncayo dialogan retadoramente, mientras que las mujeres movían elegantemente sus abanicos y sus faldones revoloteaban y florecían, dos jarochos querían conquistar la escena; así fue como abrieron el telón del Festival Internacional de Danza Contemporánea “Lila López”, los integrantes del ballet Provincial del Instituto Potosino de Bellas Artes, IPBA, que con sus danzas recuperaron el nacionalismo e indigenismo mexicano que este evento estaba acostumbrado a proyectar.

Desde los primeros acordes de la obra maestra del jalisciense José Pablo Moncayo y los primeros pasos y movimientos de los integrantes de este tradicional ballet que está cumpliendo, su sesenta aniversario en la entidad potosina. Los asistentes del coloso de Villerías, comenzaron a levantar el espíritu, emocionarse y sentirse mexicanos, sensaciones que ya se habían olvidado preservar entre las compañías de danza que llegan al histórico festival que es patrimonio mundial.

La compañía de danza de casa, que dirige Carmen Alvarado, retomó las coreografías que proyectaron a nivel nacional e internacional a la maestra fundadora de este festival, la capitalina Lila López que es recordada porque en sus trabajos se notaba la limpieza de los trazos dancístico, la finesa y la técnica. Además, por manifestar lo suyo, lo nuestro, lo de todos; quienes la conocieron han mencionado que siembre veía la manera de fomentar las tradiciones de este país, los hechos históricos, la gastronomía mexicana, los productos locales.

Y el nacionalismo que es ideología y un movimiento sociopolítico que surgió junto con el concepto moderno de nación, propio de la Edad Contemporánea, en las circunstancias históricas de la llamada Era de las Revoluciones (Revolución industrial, Revolución burguesa, Revolución liberal) y los movimientos de independencia de las colonias europeas en América, desde finales del siglo XVIII, también es un fenómeno que la acompañó en sus obras maestras, defendiendo la unidad e identidad mexicana.

Muy prudente recuperar esta idea, cuando justamente fue basado en características compartidas como la cultura, el idioma, la etnia, la religión, los objetivos políticos o la creencia de nuestros ancestros. La idea es preservar la cultura nacional y la de los potosinos es el Lila.

Replicaron la música, la coreografía, el vestuario y la escenografía que usó la coreógrafa con ayuda de su esposo Raúl Gamboa, por eso sus piezas dancísticas no eran ajenas a nadie, eran más bien del colectivo que también se vio agradado por la recuperaron del indigenismo que ha sido definido como la política aplicada hacia la población indígena por los no indios. En la legitimación del Estado posrevolucionario y en la elaboración de un imaginario social con el que se pretendía dotar de una identidad común a todos los habitantes del país.

El estilo de pensamiento que forma parte central de una corriente cultural y política más amplia, orientó parte del discurso del ballet Provincial que con su producción artística exaltó a las culturas indígenas como origen de la nacionalidad mexicana con obras como Cactus y Aranzazú creadas en 1964.

Las obras dancísticas presentadas fueron básicamente expresiones culturales íntimamente ligadas a nuestros ancestros, usaron el ballet clásico, fusionado con lo moderno para hablar del México prehispánico, el que pareciera olvidado por esta nación inmersa en las tablets, celulares, inteligencia artificial, reality shows, reguetón o los corridos tumbaos.

Su arte llama a la generación de los jóvenes a no quedarse contemplativos hacia la realidad actual, tan sólo sus movimientos e ideas evocan a la acción a través de sentirse emocionado por la identidad de un México que muchos han llamado roto, perdido, en pedazos, por la inseguridad y corrupción en que nos hemos abandonado y lleno de deslealtades.

Atabismo y El Pájaro Tunkul pensados en 1984 y Rebozo de 1981 cerraron la noche de gala del ballet que fue galardonado por el secretario de Cultura de Gobierno del Estado, Mario García Valdez al cumplir seis décadas como formador de los principales exponentes de la danza potosina.

“Es un orgullo y un referente para los potosinos, tiene un lugar preponderante en el marco del Festival. México y San Luis Potosí viven en el escenario nacional e internacional de la danza contemporánea a través de este festival y eso nos emociona. Queremos cumplir con el gran compromiso, nuestro gran reto es el de estar a la altura siempre de sus expectativas y poder dar a la Sociedad de San Luis Potosí, una política cultural inclusiva y sostenible en que todos se reflejen aquí”.

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