Animal Político.- Un fragmento de cinco centímetros. Es todo lo que México tiene de los restos de Catarino Erasmo Garza Rodríguez, el líder antiporfirista asesinado hace más de un siglo en Panamá y sobre quien el presidente López Obrador ha escrito un libro biográfico.
Esta pieza, un segmento de un cúbito derecho que originalmente medía 12 centímetros, es lo único que sobrevivió del hallazgo realizado hace cuatro meses por buscadores de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CNB). Los otros siete centímetros del hueso, genetistas de la Fiscalía General de la República (FGR) los pulverizaron durante el análisis de ADN.
El 1 de septiembre pasado, en su último informe presidencial, Andrés Manuel López Obrador se mostró complacido: “Nos llena de orgullo haber encontrado y trasladado a nuestro país, luego de 129 años, los restos del revolucionario Catarino Erasmo Garza Rodríguez, desde Bocas del Toro, Panamá, hasta su natal Matamoros. Vamos a entregar estos restos y poner un monumento en su honor”.
Pero el término “restos” no se aplica aquí. No hay esqueleto completo ni osamenta, solo la parte diminuta del tamaño de una reliquia. No hay plural.
Según documentos obtenidos por Animal Político, el análisis arrojó una probabilidad de 99.92% de que el perfil genético obtenido del cúbito derecho de Garza tenga una relación paterna con ellas. Para la confronta de ADN se utilizó un software desarrollado en el Centro Computacional de Investigación Aplicada de Noruega en cooperación con el Instituto de Medicina Forense (FMI) en Oslo.
En mayo, un grupo especializado de la CNB que estuvo en Isla Colón recogió 155 muestras óseas de unas tumbas en el cementerio antiguo de Isla Colón y los trasladó en el barco de la Armada de México, el Huasteco, a la Ciudad de México. En las fosas que buscaron a Garza muchos de los restos eran fragmentos disociados, de los que no se tenía el esqueleto completo. Entre todos estos encontraron 22 perfiles masculinos, incluyendo la pieza del cúbito derecho que, asegura la FGR, pertenece a Garza.
Que no se haya encontrado más nada del cuerpo de Garza que el segmento del cúbito derecho podría explicarse porque el polígono donde lo encontraron estaba alterado y redepositado.
Una editorial del periódico La Estrella de Panamá señala que los equipos forenses mexicanos alteraron tumbas no relacionadas al enfrentamiento entre las fuerzas en Isla Colón y los combatientes liderados por Garza, en 1895, por lo que debería llevarse a cabo una evaluación forense y un trabajo con la comunidad local para resarcir las posibles afectaciones. “¿Quién paga ahora por los pendientes? Dicen que ya la maldición de Garza ronda Isla Colón”, señala la columna del 2 de septiembre.
La búsqueda de Garza duró tres años y recibió un trato preferencial por ser una misión ordenada por el presidente. Y no arrojó más fragmentos del líder revolucionario a pesar de un gasto público significativo, superior a 9.5 millones de pesos, y del despliegue de un considerable número de militares, marinos, diplomáticos, científicos y genetistas para ir tras su rastro y su posterior identificación.
Busto y homenajes a general Catarino Garza, a pesar de la falta de datos
El presidente López Obrador no quiere despedirse de su sexenio sin tener una ceremonia para el desaparecido más importante de su administración. Su cuerpo militar encabezará las ceremonias primero en Panamá y luego en Matamoros, Tamaulipas, donde Garza nació el 25 de noviembre de 1859.
De acuerdo con información obtenida por Animal Político, un avión del Ejército mexicano llegó el 17 septiembre pasado a Isla Colón para rendir honores a Garza el día 20 de septiembre, en el cementerio antiguo. Ahí develarán un busto del prócer tamaulipeco.
Pero la aeronave con los tripulantes, entre militares, personal de la CNB y diplomáticos, se quedarán hasta el 27 de septiembre para redepositar los restos exhumados junto con el cúbito de Garza. México fabricó especialmente para eso 100 cajas de madera.