México le echa el ojo a Europa para sustitución de importaciones asiáticas

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En el viejo continente, México tiene el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, el cual está en vigor desde el 2000; próximamente se concretará su modernización y se prevé firmarlo en 2025.

Expansión.- México voltea a ver otras opciones para llevar a cabo su plan de sustitución de importaciones de Asia, principalmente de China. En un principio, en la administración de Andrés Manuel López Obrador, la idea era consumir todo de América.

Ahora, con la presidenta Claudia Sheinbaum, se está considerando a Europa. Así lo dejó ver en el plan que ya están delineando la Secretaría de Economía y la Secretaría de Hacienda para esta sustitución de importaciones de Asia, que desde 2022 rebasan los 200,000 millones dólares —alrededor de la mitad de esta cifra corresponde a China—.

Números reveladores

En términos de importaciones, Europa ocupa un lugar relevante para México, ya que tiene una participación de 12.7% en el valor total, pero Asia le aventaja, con un 40%.

En el viejo continente, México tiene el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea (TLCUEM), el cual está en vigor desde el 2000, y próximamente se concretará su modernización, que se espera se firme en 2025.

Con esto México y la Unión Europea buscarán una mayor integración comercial, pero aún hay asuntos que resolver en el tema de energía e inversiones.

La Unión Europea representa 87% de lo que México compra a Europa.

En el 2000, cuando arrancó el TLCUEM, México compraba a la Unión Europea cerca de 14,300 millones de dólares, para 2023 fueron 65,122 millones, un crecimiento de 4.5 veces.

Pero en Asia, a China, en ese mismo periodo el crecimiento fue exponencial, porque en el 2000 México importaba solo 2,880 millones de dólares desde el gigante asático, mientras que en 2023 las compras llegaron a los 114,191 millones; aumentó casi 40 veces.

Con este crecimiento, China se convirtió en el segundo proveedor de mercancías de México.

Estos números reflejan el tamaño del reto para México para lograr sustituir las importaciones chinas.

El mismo objetivo

Los países de la Unión Europea pueden convertirse en un aliado, puesto que también persiguen su mismo fin: reducir la dependencia de China, que es su principal proveedor.

Cifras de la Comisión Europea apuntan a que las importaciones de la Unión Europea desde China ascendieron a 515,900 millones de euros en 2023, este monto en la balanza comercial significó un déficit de 292,000 millones.

La misma Comisión reconoce que la relación económica entre la Unión Europea y China está gravemente desequilibrada, tanto en términos de flujos comerciales como de inversión.

La Unión Europea ve en México lo contrario, lejos de una amenaza es una oportunidad; con el país, su balanza comercial es superavitaria, es decir, le vende más de lo que le compra.

La Unión Europea es la tercera fuente de importaciones de México, después de Estados Unidos y China.

Las principales compras de México a la Unión Europea incluyen maquinaria y electrodomésticos, equipos de transporte, productos químicos y metales básicos.

En tanto que las compras que hace México a China son teléfonos móviles, maquinaria, automóviles y autopartes, así como máquinas y unidades de procesamiento de datos.

Aquí es donde los especialistas ven el reto, que lo que México está importando de China también lo tengan otros países, pero no solo eso, que los costos sean competitivos.

Desde el centro de investigación económica México, ¿cómo vamos?, se ve una necesidad de hacer un plan diferenciado para aplicar este plan de sustitución de importaciones chinas, así como un análisis de cuáles son los componentes que Estados Unidos considera que representan un riesgo de seguridad nacional.

En el sector empresarial mexicano también se ha dicho que no todo se podrá sustituir, porque no hay otras regiones o países que puedan proveer ciertas mercancías que se traen de China y se necesitan.

Entonces, es mejor poner el enfoque en donde México sí puede ir aumentando su capacidad en el desarrollo de insumos -como es el caso de los chips, para ser más competitivos-, que gastar su energía en otros que puede tomarle décadas y que no son de valor agregado.

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