Subastan tabla con los 10 mandamientos en 5 millones de dólares
La pieza, que data del año 300 al 800 después de Cristo, fue encontrada entre Israel y Egipto y está cincelada con los 10 mandamientos.
ABC.- La casa de subastas Sotheby’s en Nueva York, Estados Unidos, vendió en $5 millones de dólares la tabla de piedra de los 10 mandamientos más antigua que se conoce, ya que data del año 300 al 800 después de Cristo.
De acuerdo con el sitio oficial de Sotheby’s, esta tabla fue grabada durante la era romano-bizantina tardía, hace 1,500 años, en Tierra Santa.
Su precio inicial se estimaba en $2 millones de dólares, pero fue superado y vendida en un tiempo estimado de 10 minutos.
La tabla está elaborada en mármol blanco, pesa 52 kilos y tiene una altura de 60 centímetros.
Está cincelada de forma meticulosa con los 10 mandamientos en su versión israelita samaritana y contiene 20 líneas en escritura paleohebrea.
Según Sotheby’s, esta losa de mármol fue “descubierta accidentalmente durante excavaciones para un ferrocarril que pasa por la tierra de Israel hacia Egipto. La importancia del hallazgo no se reconoció durante muchas décadas, y durante 30 años sirvió como adoquín en una casa local”.
Subastan plátano en 6.2 millones de dólares
En el corazón del Upper East Side de Manhattan, un plátano común, vendido por Shah Alam, un humilde comerciante de frutas, fue subastado días después como parte de una controversial obra de arte conceptual.
La pieza, titulada Comedian, del artista italiano Maurizio Cattelan, alcanzó la sorprendente cifra de 6.2 millones de dólares en la casa de subastas Sotheby’s, comprado por el empresario de criptomonedas Justin Sun, causó tanto asombro como cuestionamientos sobre qué define al arte.
El camino de este singular plátano comenzó en 2019 durante la feria Art Basel Miami Beach, donde Cattelan presentó Comedian: un plátano adherido a una pared con cinta adhesiva plateada.
El artista lo diseñó como una crítica a lo absurdo del mercado del arte y la percepción de valor. La obra incluía un manual sobre cómo exhibirla y un permiso para reemplazar la fruta cuando se descompusiera.
En aquella ocasión, cada edición de la pieza se vendió por entre 120 mil y 150 mil dólares. La obra desató un intenso debate cultural. En una de sus primeras exposiciones, un artista de performance se comió uno de los plátanos frente al público, cuestionando el concepto de propiedad y permanencia en el arte.