Cuatro de cada cinco carpetas ellas aparecen como denunciantes
El Occidental.- El amor, el afán de tener completo su hogar, de que nadie falte, son algunos de los sentimientos que mueven a las mujeres a dejarlo todo por ir en busca de sus seres desaparecidos. Madres, abuelas, hijas o hermanas representan a 8 de cada diez buscadoras. Ellas lo dejan todo por ir tras una pista del ser desaparecido, su vida cambia, el trabajo y la angustia las consume.
También al momento de presentar la denuncia dejan huella y superan a los hombres 4 a 1 como quienes aparecen al frente de las peticiones de que se investiguen los hechos y se busque a las personas.
Organismos como el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo A.C. y el Fondo Canadá para Iniciativas Locales (FCIL) lo traducen como la feminización de la búsqueda.
Mariana vio desaparecer a su hijo. Un día le avisaron que cerca de la puerta de su casa un grupo de hombres armados se lo habían llevado. “Yo estaba en el trabajo, llegué corriendo a casa, una vecina me avisó, ella misma me dijo que se dijeron policías judiciales y que se lo llevaban detenido. Ya nunca supe de él, fui a Fiscalía, a las policías del estado y de los municipios, su nombre nunca apareció en la lista”.
Ella reconoce que tiene otro hijo y una hija pero “ellos me han entendido, tengo que seguir buscando a su hermano mayor, tengo que encontrarlo para que la paz regrese a mi corazón. Mi esposo nunca me entendió, se fue y me dejó; mi hija luego se unió a mí y a la búsqueda, tal vez porque me ha visto enferma y más lenta. Mi hijo trabaja para sacarnos adelante a los dos”.
En 2009 eran tres colectivos; hoy son 22
Apenas en el año del 2009 se hablaba de un total de poco más de dos mil desaparecidos en toda la historia del estado. Nadie da la justa dimensión al problema e incluso se habla de que las estadísticas no eran certeras puesto que no acumulaban todos los casos del estado debido a que las presentadas fuera de la zona metropolitana se quedaban en las agencias del Ministerio Público de las regiones. Entonces eran apenas tres colectivos en toda la entidad sobre ese tema.
Hoy, 16 años después hasta el 31 de enero suman 15 mil 368 personas desaparecidas en el estado de Jalisco de las cuales 13 mil 611 son hombres y mil 757 mujeres. Y en cuanto a colectivos suman un total de 22.
Desde el 1 de diciembre de 2018 hasta el 31 de enero de 2025 se han localizado 18 mil 9 personas, aunque no se especifica cuántas de ellas fueron encontradas con vida o sin vida.
Ya en el primer mes de este 2025, en enero la autoridad conoció de 245 nuevas desapariciones en el estado lo que representa un promedio de ocho casos diarios. Más de la mitad, 154 personas no se han localizado. Esto pone a Jalisco en el primer lugar a nivel nacional.
No existen registros oficiales pero estimaciones de los propios colectivos indican que el 90 por ciento de los mismos están conformados por mujeres. Recientemente CEPAD publicó que a este fenómeno se le conoce como feminización de la búsqueda y se atribuye sobre todo a cuestiones de género: La búsqueda es vista como una labor de cuidado y protección comúnmente relegada a las mujeres como una forma más de trabajo invisible, emocional y no remunerado.
Y efectivamente ellas son las más denunciantes: Se tiene registradas a 10 mil 5 y representan el 77.1 por ciento, hombres denunciantes son solo 2 mil 965 (22.8 por ciento).
Mujeres buscadoras y en riesgo
Esto representa que casi 8 de cada 10 denunciantes son mujeres y la gran mayoría terminarán sumándose a la búsqueda del esposo, del hijo o hija, del hermano o hermana, del nieto o nieta.
Ellas mismas son las que luego enfrentan cargas importantes de trabajo, el calor, el frío, largos viajes, riesgos, intimidaciones físicas, agresiones, extorsiones, señalamiento o criminalización, rechazo y desintegración familiar, impunidad, ataques digitales, son observadas o vigiladas y finalmente estigmatizadas.
En los registros que comienzan en el 2011 se han documentado un total de 23 agresiones letales para personas buscadoras. Nueve de éstas 23 víctimas eran justo mujeres buscadoras.
Sofía Raygoza Ceballos, cuyo cuerpo fue hallado en Villanueva, Zacatecas en febrero de 2025, fue la última de ellas.
Sofía se convirtió en un símbolo de las madres buscadoras tras la desaparición de su hija en 2023. Su cuerpo con huellas de violencia física fue encontrado el 8 de febrero de 2025 en el asiento del conductor de un vehículo gris en el municipio de Villanueva, Zacatecas.
