Miguel Ángel pide ayuda

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Cuando llueve se inunda su vivienda que sólo tiene tres habitaciones, una vez al mes llega a comer carne sí logra vender algo de sus productos, junto con su madre de 86 años, Miguel Ángel Zárate Leija, viven un viacrucis no sólo por las enfermedades que enfrentan sino porque además no tienen trabajo.
A sus 46 años de edad enfrenta una difícil situación pues le amputaron su pierna izquierda y en el pie derecho le amputaron dos de sus dedos y el talón. Lo anterior a que enfrenta la diabetes desde hace 27 años.
Cuenta que a partir de el año de 2017 en que sostuvo matrimonio comenzó con una serie de enfermedades a consecuencia del estrés que le originaba su esposa y la familia de ésta, que incluso propició que lo despidieran de la Cruz Roja Mexicana donde era operador de radio y paramedico.
Después ingresó a trabajar a una famosa tienda de conveniencia dónde estaba de cajero, ahí comenzó a mermar su salud, se tuvo que incapacitar porque vio severos problemas en sus pies.
Al tiempo de que tuvieron que amputarle extremidades, en el año de 2018, su suegra y esposa, lo corren de la vivienda, aún así logró entrar a trabajar a una empresa de seguridad privada y se fue a vivir por su madre que también tiene dificultades para caminar y es hipertensa.
En estos días se ha viralizado su caso, debido a que mostró unos vídeos donde su madre con serias dificultades se pone a recoger el agua que se filtra en la vivienda que también se observa inundada por las recientes lluvias.
La pandemia también le ha afectado por que tuvieron que liquidarlo de la empresa de seguridad, y se tuvo que dedicar a realizar bisutería con tal de tener algún dinerito y poder sobrevivir al lado de su madre la señora María Reyes Leija Olivares.
Su madre ya no puede trabajar, también tiene afectados los cartílagos y trae un desplazamiento de las cervicales y le advirtieron que puede quedar cuadraplejica el caso de que puedan caerse. Además sufre de incontinencia.
En la actualidad la solidaridad de algunos vecinos llegan a comer sopa, huevo o frijoles “de lo poco que llegó a sacar con la bisutería ganó 30 o 40 pesos para poder pagar la luz, el agua y los alimentos, ahorita se me ha hecho más difícil porque tenía una lona en la casa y está se rompió que nos metió el agua, no tenemos más familiares que nos ayuden, tuve una hermana que murió a los 10 años de edad, algunos parientes de mi papá no nos hacen caso y de los de mi mamá viven en la Ciudad de México”.
Gracias a la buena samaritana de su vecina Virginia, pueden comer algo, a veces sirve de mandadera, para ir a pagar la luz, el agua comprar algunos jitomate, preparar los alimentos y a organizarse la vivienda.
Luego de que su caso se viralizó a través de las redes sociales ha podido conseguir algunas láminas para techar su vivienda, sin embargo refiere que requieren de otros materiales que al menos significan un gasto de 3 o 4 mil pesos.
Explica que en el año de 2020 interpuso una demanda en Salud del Trabajo debido a que no lo quisieron pensionar aún y cuando observaron su difícil situación médica, sólo le recibieron que la aseguradora no le permitía completar el proceso de la pensión.
“No contamos con dinero, yo voy en algunas ocasiones al médico, aunque no tengo seguro social en servicio médico”.
Hoy este hombre y su madre apelan a la buena voluntad de los potosinos debido a que no tienen ni para comer, sólo cuando llega a vender algunos aretes o pulsera pueden comprar una latita de atún o arroz “nosotros no comemos carne, tenemos lo básico, pero carne no, porque no hay para comprar”.
Miguel Ángel y María Reyes, habitan en Gabriel García 207 en la Colonia Wenceslao Victoria Soto, ubicada por el periférico y el Saucito de esta capital potosina.
Esta pequeña familia vive en condiciones de extrema pobreza son parte del 43.4 por ciento de la población que tiene San Luis Potosí en esta condición y también son parte del millón de potosinos que vive con hambre, según los últimos datos arrojados por el Consejo Nacional de Evaluación, CONEVAL.

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