¿Habrá un día en que la tecnología se apodere de todos nosotros?

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Segmento 28 de Antonio Silva Jadra – Semana del 19 de octubre de 2020

“Hoy da gracias y piensa en lo rico que eres. Tu familia no tiene precio. Tu salud es riqueza. Tu tiempo es oro “. – Desconocido

Me pregunto si llegará un día en que la tecnología se apodere de todos nosotros. Cuando seamos tan dependientes de ella que las actividades no digitales se consideren anormales. De hecho, incluso antes de la pandemia, ya vivíamos gran parte de nuestras vidas a través de una pantalla.

No solo usamos dispositivos digitales para el consumo de información. Dejamos que ellos dirijan nuestra vida. Buscamos el teléfono a primera hora de la mañana para revisar los correos electrónicos, leer noticias y responder a los mensajes de texto. Usamos nuestra computadora portátil para el trabajo, más de ocho horas al día. Por la noche, navegamos más con nuestro teléfono y no paramos hasta pasada la medianoche.

Toda nuestra vida está basada en lo digital. No podemos permitirnos perder nuestros dispositivos. La tecnología es más que un medio de comunicación. Es una herramienta para vivir. Lo necesitamos para el trabajo, la relajación y el entretenimiento. El costo, en mi opinión, es alarmante.

¿Cómo nos afecta la tecnología?

1. Causa estragos en nuestro bienestar.

Horas de trabajo frente a las pantallas ejercen presión sobre nuestra vista. La sobreexposición a la luz azul provoca falta de sueño y agotamiento corporal. Sin mencionar la tensión que nuestra espalda y cuello tienen que soportar cuando nos sentamos en una posición por mucho tiempo.

Navegar por la red constantemente también nos hace más propensos al mal humor y al pensamiento negativo. No es difícil saber por qué. Los medios están plagados de malas noticias.

Y si bien podemos pensar que mirar televisión o videos de YouTube puede levantar nuestro estado de ánimo, solo nos ayuda a escapar de los sentimientos negativos temporalmente. En el momento en que dejamos de mirar, volvemos al humor negro. Nos sentiremos aún más aburridos, irritados y deprimidos.

2. Arruina nuestras relaciones.

Más tiempo en línea también significa menos tiempo para aquellos que más nos importan. En lugar de jugar con nuestros hijos, hablar con ellos o llevarlos a tomar un helado, dedicamos nuestra atención a los teléfonos o portátiles. La mayoría de las veces se trata de navegar sin sentido en la red, leer noticias basura, navegar por Facebook, enviar mensajes de texto.

3. Mata el tiempo.

El tiempo puede parecer abundante, pero no ilimitado. Al menos nuestro tiempo no es ilimitado. Vuela a la velocidad del rayo. Un día, miraremos hacia atrás y nos preguntaremos a dónde fue.

Todo este tiempo precioso que podríamos usar para crear, para observar la belleza del mundo, para contribuir a algo bueno, lo desperdiciamos todo para “navegar” sin pensar.

4. Nos carga de información.

Si cree que el tiempo que pasa en línea consumiendo información lo hace más feliz y con más conocimientos, piénselo de nuevo.

La abundancia de información es una maldición, no una bendición. Se escribe más contenido ahora que nunca. Pero no nos ayuda a lograr nuestros objetivos más rápido. Al contrario, ralentiza nuestro progreso. Nos abrumamos y confundimos en el mar del contenido. En lugar de elegir seguir un recurso, podríamos terminar usando demasiados y perdernos como resultado.

Tomando los blogs, por ejemplo. Hay cientos de recursos para enseñarnos a escribir un blog. Si no estamos satisfechos con uno, siempre podemos cambiar a otro. Probar demasiadas estrategias a la vez puede resultar en fallas.

5. Nos da pereza pensar.

La información está tan disponible, ¿por qué molestarse en pensar cuando la respuesta que necesitamos está a solo un clic de distancia? Y no solo una respuesta, millones de respuestas aparecen cuando presionamos el botón de búsqueda.

 

¿Cómo reducir el impacto de la tecnología en nuestra vida?

La clave está en la conciencia. ¿Utiliza sus dispositivos digitales a propósito o simplemente deambula sin pensar?

En mi experiencia, además del trabajo y la comunicación con propósito, la mayor parte de nuestro tiempo digital cae en esta última categoría. Los dispositivos digitales son nuestros chivos expiatorios de las emociones negativas. Navegamos por Facebook cuando nos aburrimos. Vemos la televisión cuando estamos deprimidos. Y cuando estamos estresados, navegamos por la red para olvidar nuestra lucha actual.

¿Mejoran nuestro estado de ánimo? Seguro, pero solo momentáneamente. Después de consumirlos, en realidad nos sentimos peor. El aburrimiento, la depresión y el estrés ahora se combinan con la culpa y la vergüenza. Por lo tanto, sea consciente de sus emociones y cuídelas bien.

¿Cómo?

Deje de sintonizar la televisión o su teléfono cuando se sienta deprimido.

En cambio, participe en una actividad que cultive la conciencia. Respire profundamente, camine, vea la naturaleza. Puede que le guste practicar la meditación. Una gran aplicación de meditación que descubrí recientemente es The Plum Village. Es 100% gratis y está repleto de prácticas útiles que le permiten volver a estar en contacto con su cuerpo.

¿Qué pasa cuando usamos la tecnología para el trabajo y la relajación? ¿Cómo podemos usar nuestros dispositivos digitales sin ser controlados por ellos?

Nuevamente, la clave es la atención plena.

A continuación, se ofrecen algunos consejos para trabajar de forma consciente:

Haz una cosa a la vez.

Este es un gran hábito que aprendí del increíble eBook Focus (completamente gratis) de Leo Babauta, fundador de Zen Habits: Comience su día escribiendo las tres tareas más importantes.

Hágalos uno por uno. Tómese todo el tiempo que sea necesario para cada tarea, pero evite la multitarea (por ejemplo, no puede escribir y revisar la bandeja de entrada de su correo electrónico cada quince minutos). Si trabaja en la computadora portátil, establezca una regla para abrir solo una o dos pestañas mientras trabaja. Esto te ayudará a mantenerte enfocado y terminar tu trabajo más rápido.

Establezca un tiempo para consumir.

Consumir significa revisar correos electrónicos, responder a mensajes de texto, hacer llamadas telefónicas, leer libros, etc. Este es el hecho: no se puede trabajar mientras se consume. Te distraerás y terminarás usando más tiempo del necesario para realizar una tarea.

Separe los dos procesos: consumir y trabajar. Mientras trabaja, concéntrese en sus tareas. No cambie a Facebook o correos electrónicos. Incluso no se permite leer publicaciones de blogs. En su lugar, establezca un tiempo específico para estas actividades. Por ejemplo, puede consultar el correo electrónico a las 11 a. M. Y navegar por Facebook de 4 p. M. A 5 p. M. Cuando haya terminado de trabajar.

 

Desactivar las notificaciones.

Cambie su computadora portátil al modo silencioso. Además, mantenga su teléfono fuera de la vista. Esto evitará que te lleguen distracciones (llamadas telefónicas, mensajes de texto, etc.).

Utilice técnicas Pomodoro. Concéntrese en la tarea durante veinticinco minutos. Luego, tómate un descanso de cinco minutos. Repite hasta que termines tus tareas.

Algunas ideas más para limitar su tiempo digital:

  • Si hay algún correo electrónico que no ha leído durante días, anule su suscripción. Conserve solo lo esencial.
  • Mira menos TV. En su lugar, mira películas significativas. O pase el tiempo extra para una familia o lea un buen libro.
  • Limite o deje de leer noticias en su teléfono.
  • Haz algo que te apasione. Si no tiene ningún pasatiempo además del trabajo, cultive uno.
  • Aprender idiomas, tocar un instrumento, cocinar, caminar. Hay mucho para elegir. Simplemente
  • elija uno y comience.
  • Salir con amigos.
  • Disfruta de un paseo por la naturaleza.
  • Lee libros físicos.
  • Practica la meditación. La tecnología no tiene por qué hacerse cargo de tu vida. Todavía puede usar la tecnología sin que ella lo consuma. La clave es ser consciente de ello. No será fácil. Pero sea persistente. Da un paso a la vez.

* * *

Durante el encierro y el estrés de la pandemia, escribí un libro La Cuarentena del Cambio, que habla de 40 conceptos que a mí me ayudaron, no solo a no volverme loco, sino que me hicieron mejor persona. Está a la venta en Amazon.

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