Jefes tóxicos: Entre amarillo y rojo, ¿en qué nivel se encuentra el tuyo?

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El liderazgo es una pieza clave tanto en la productividad de las personas como en la construcción de un buen clima laboral y la retención de talento, coinciden especialistas. De acuerdo con LinkedIn y Glint, los trabajadores que perciben un desinterés de sus líderes hacia ellos, tienen 42% más de probabilidades de aplicar a un nuevo puesto en otra empresa.

En ese sentido, los malos jefes pueden generar desde agotamiento laboral en los colaboradores, hasta mayores niveles de rotación. Un liderazgo negativo tiene una actitud agresiva e impositiva, no da claridad a su equipo de trabajo sobre las funciones y actividades, reconoce muy poco a su personal y no procura la retroalimentación, describe Jorge Gutiérrez, consultor senior de la firma Kaysa.

“El liderazgo es un concepto de lo que implica competencias, una gran cantidad de competencias que tienen que ser demostradas”, expone el especialista. Bajo esa idea, los liderazgos negativos son los que no tienen las habilidades para ejercer la función que tiene, no se preocupan por la salud y el bienestar de sus colaboradores, y no tienen claridad de los objetivos.

Desde la perspectiva de Regina Athié, CEO de la plataforma Cuéntame, los malos jefes son los que no le brindan a los trabajadores las herramientas de trabajo, no le dan claridad a los colaboradores sobre las metas que deben alcanzar, no garantizan seguridad psicológica a su equipo de trabajo y no procuran cargas laborales adecuadas.

“Los líderes son los que establecen cómo se siente la cultura en la organización. Muchos piensan que esto depende de Recursos Humanos, pero los líderes son los que dictan cómo se siente el equipo en el día a día y cómo se sienten los colaboradores”, subraya la consultora.

Cuando los líderes alcanzan un nivel muy alto de toxicidad, un punto en el que la violencia laboral está presente, los malos jefes ya tienen un círculo cercano que se encarga de generar las agresiones hacia el resto de los colaboradores, señala Aristides Ramírez, CEO de Ariva Consultores.

“Después viene toda esta parte pasiva, que incluye a quienes están siendo testigos de la situación y no hacen ni dicen nada; fomentan indirectamente este entorno y ahí es cuando la violencia se convierte en todo un fenómeno del entorno organizacional”, apunta.

De acuerdo con los especialistas consultados, los malos liderazgos pueden comenzar con una desconexión con sus colaboradores y degradarse a tal punto en el que el hostigamiento se convierte en una práctica habitual.

Con base en las perspectivas compartidas, este es el termómetro de los malos jefes y los perfiles que se pueden encontrar en cada uno:

1. Amarillo: El jefe desconectado

Aquí encontramos a “los menos peores”. En el primer nivel se ubican los líderes que están desconectados de sus trabajadores, se desentienden por completo de su equipo de trabajo y lo que hacen. “Los menos malos son los que dejan a las personas sueltas y no se involucran”, afirma Aristides Ramírez.

Para Regina Athié en este punto se encuentran los jefes que no dejan claras las funciones ni los tiempos de las personas, la desconexión es de tal magnitud que los líderes no saben si sus colaboradores tienen las herramientas necesarias y en buena medida, esto se debe a que los canales de comunicación son nulos.

2. Naranja: El jefe abusivo

Si las empresas no trabajan en el desarrollo de un liderazgo positivo, los malos jefes que están desconectados de sus equipos de trabajo pueden empeorar y llegar al segundo nivel, donde se encuentran los líderes que confrontan a sus propios colaboradores, priorizando los intereses personales.

En este punto están los jefes que inventan chismes, tienen favoritismos y distribuyen arbitrariamente las cargas de trabajo, ignoran a las personas, quieren que su equipo trabaje constantemente más horas de las que corresponden y resaltan en público los errores de sus colaboradores.

3. Rojo: El jefe hostigador

Los líderes negativos que están en este nivel son los jefes que sabotean y bloquean el crecimiento de las personas. “Puede haber desde hostigamiento laboral hasta buscar que un trabajo que realiza un colaborador jamás salga a la luz. Y en este punto, ya no sólo se burlan de los compañeros de trabajo y exponen sus errores, también hacen públicos los problemas y situaciones delicadas de los demás”, asegura Regina Athié.

Desde la óptica de Aristides Ramírez, este hostigamiento laboral e intención por afectar a los colaboradores está ligado con la percepción de que la persona puede representar una amenaza. “Muchas veces el jefe que carece de recursos y herramientas, al que ve que tiene potencial de crecer y que en determinado momento puede comprometer su liderazgo, es a quien le empieza a hacer mobbing”, explica.

Además de esto, la cultura de la competencia fomentada por los líderes genera un entorno en el que los trabajadores que ya no se perciben como compañeros, sino como rivales.

¿Cómo impacta un mal liderazgo en la organización?

Jorge Gutiérrez opina que los líderes no sólo generan un impacto en el cumplimiento de los objetivos, pero también influyen en la salud de los colaboradores. Si los trabajadores tienen un bienestar físico y emocional, el jefe representa un liderazgo positivo. Los buenos jefes, apunta el especialista, no sólo se preocupan por ofrecer programas de wellness, también identifican la raíz de los riesgos psicosociales y buscan corregir los problemas de fondo.

Por su parte, Regina Athié considera que a pesar de que las organizaciones cuenten con políticas y medidas que atiendan el bienestar de las personas, los líderes son las que se encargan de materializarlas.

“Es muy importante que como empresa desarrolles a tus líderes, brindarle las herramientas para que puedan desarrollar a sus equipos de trabajo y es muy importante que los líderes den claridad de roles y funciones de las personas, tengan canales de comunicación para resolver dudas y que generen un entorno favorable hacia un trabajo psicológicamente seguro”, puntualiza.

En ese sentido, Aristides Ramírez subraya que el clima laboral es uno de los factores que más influye en la productividad y el liderazgo es el elemento que tiene más impacto en el ambiente de trabajo. “El liderazgo te favorece o perjudica el clima laboral, por eso hay muchas encuestas que hablan de que entre un 75 y 82% de las personas que renuncian, lo hacen por el líder, no por el empleo. Aunque tengas un excelente entorno de trabajo, un mal líder te hecha a perder todo”.

Con información de El Economista
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