Los efectos persistentes de la pandemia, así como la nueva guerra en Eurasia, son evidencia –para múltiples analistas– de que estamos viviendo un periodo comparable a las épocas más desafiantes de nuestra historia, ya que, al igual que la Segunda Guerra Mundial trasformó drásticamente las interacciones humanas, hoy se está generando un proceso de reconfiguración geopolítica, geoeconómica y social, potenciado por un avance de la tecnología, cuyo impacto en cada ámbito de nuestra vida y de los negocios aún estamos descubriendo.
Esta coyuntura está propiciando, en los mercados mundiales, la adopción de un nuevo paradigma económico: el capitalismo de partes interesadas, el cual, además de contribuir al aumento de la riqueza de los accionistas, también se preocupa por desarrollar el potencial de las comunidades en las que opera, generando prosperidad y una mayor competitividad en su región.
En consecuencia, hemos observado una creciente preferencia por modelos políticos, económicos y sociales en favor del desarrollo y crecimiento de Latinoamérica, los cuales han impulsado un cambio de enfoque en el valor que se espera de las organizaciones mexicanas y multinacionales que operan en la región.
Dentro de los aspectos positivos de esta nueva perspectiva, muchas empresas, en México, están descubriendo oportunidades de negocio que antes no existían: por ejemplo, gracias al aumento en los precios de las materias primas, los proveedores han incrementado notablemente sus ingresos y planean expandirse en los mercados local y regional.
Sin embargo, otras empresas han enfrentado grandes dificultades para reposicionarse en el mercado, debido a que los costos de producción no han disminuido y a que ha habido una pérdida en el poder adquisitivo de los consumidores. Tal ha sido el caso de las industrias de fabricación de ropa, de esparcimiento y de construcción, las cuales, a la fecha, muestran resultados más de 5% por debajo de los obtenidos antes de la pandemia.
En este escenario, ¿qué acciones pueden tomar los(as) líderes empresariales mexicanos(as), a fin de garantizar el futuro de sus negocios? En Deloitte, hemos identificamos cuatro estrategias principales que, sin duda, les servirán como un punto de partida para posicionar a sus organizaciones en una ruta de crecimiento:
- Incrementar la resiliencia de la organización. Las empresas que son capaces de resistir un entorno inestable cuentan con sistemas de manejo de riesgo correctamente implementados e inversiones más allá de la cadena de suministro (en las áreas de talento, tecnología, ciberseguridad e instalaciones físicas). Para ello, se requerirá cambiar el enfoque en la eficiencia operativa por otro de mayor flexibilidad.
- Sentar las bases de un crecimiento sostenible. Las organizaciones con un enfoque proactivo hacia aspectos Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG) son capaces de generar un mayor valor a través de nuevas fuentes de ingresos, mejoras en su productividad y una mayor eficiencia en sus costos. Asimismo, cada vez son más los (as) consumidores(as) que prefieren gastar en productos que provienen de marcas sustentables.
- Impulsar iniciativas de trabajo, talento e inclusión social. Las organizaciones tienen la oportunidad de transformar la naturaleza del trabajo, haciéndola más flexible y conveniente para su capital humano. Al mismo tiempo, será recomendable que los líderes reconsideren las relaciones laborales cambiantes entre empleado y empleador, porque las leyes y los contratos se están volviendo obsoletos rápidamente.
- Invertir en tecnología. La siguiente generación de innovaciones tecnológicas desempeñará, muy probablemente, un papel preponderante en el desempeño futuro de los negocios, combinando el mundo físico con el digital, para crear nuevas ventajas competitivas. El incremento exponencial de la big data y el acceso a los sistemas de inteligencia artificial ofrecerán el potencial de capitalizar nuevos modelos de negocios y mejorar, de manera notable, la toma de decisiones y la generación de ideas.
Es un hecho que, actualmente, el comercio en México y en el mundo está atravesando un periodo de incertidumbre; sin embargo, si los(as) líderes mexicanos(as), por medio de una nueva visión, revisan y adaptan sus estrategias de negocio, podrán posicionarse con ventaja, mantener su influencia y prosperar en América Latina, dentro del nuevo paradigma mundial.
FUENTE: Pedro H. Farfán
Socio de Estrategia y M&A
Líder de Consultoría para Mercados Asiáticos
EL ECONOMISTA
