Rusos que huyen a Georgia no quieren ser “carne de cañón” en Ucrania

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Los Angeles Times.- Nikita condujo durante dos días antes de llegar a Georgia, al igual que miles de hombres rusos que buscan evadir el reclutamiento para la guerra en Ucrania.

En la última ola de exiliados rusos desde el inicio de la guerra en febrero, hombres en edad de servir en las fuerzas armadas han salido a Georgia en caravana de automóviles de hasta 20 kilómetros, en bicicleta o a pie.

“No tengo otra alternativa que huir de Rusia”, declaró Nikita a AFP en el lado georgiano del puesto fronterizo de Kazbegi.

“¿Por qué voy a querer ir a esa guerra loca?”, preguntó el hombre de 23 años. “Yo no soy carne de cañón, no soy un asesino”, indicó mientras un buitre rondaba en el cielo.

Como la mayoría de los hombres que hablaron con AFP, Nikita se negó a dar su apellido por miedo a represalias.

“Nuestro presidente nos quiere arrastrar a todos a esta guerra fratricida, que él declaró con bases totalmente ilegítimas”, dice por su parte Denis, de 38 años.

“Quiero escapar”, manifestó con una sonrisa triste. “Para mí, esta no es un lindo paseo a Georgia, esto es una migración”, aclara.

Alexander Sudakov, un gerente de producción de 32 años, comentó que “la movilización fue la última estocada” para él, tras 20 años de vivir bajo el mando crecientemente autoritario de Vladimir Putin.

“Los ucranianos son nuestros hermanos, no lo entiendo, ¿cómo puedo ir a matarlos o que me maten?”, expresó.

Señaló que Georgia era la primera opción para quienes huyen al reclutamiento porque los rusos pueden entrar y permanecer un año sin visa.

Dijo que considera pedir asilo en algún país de la Unión Europea una vez que se reúna con su esposa e hijo pequeño, quienes permanecen en San Petersburgo.

La llegada de migrantes rusos generó sentimientos contradictorios en un país que arrastra recuerdos dolorosos de la invasión rusa de 2008.

La guerra de cinco días dejó a Georgia dividida, con las fuerzas rusas instaladas en sus dos regiones separatistas que el Kremlin reconoce como independientes tras el alto el fuego mediado por la Unión Europea.

Corrupción salvaje

Casi 50.000 rusos han huido a Georgia en los primeros cuatro meses de la guerra, reveló en junio la oficina de estadísticas del pequeño país del mar Negro.

Otros 40.000 huyeron en el mismo período a Armenia, que tampoco exige visa a los rusos.

El sábado, las autoridades rusas reconocieron por primera vez que había una fuerte salida de ciudadanos rusos.

El ministerio local del Interior en una región rusa fronteriza con Georgia señaló que hay una congestión de unos 2.300 vehículos que esperan llegar a la frontera.

El ministerio urgió a la gente “abstenerse de viajar” en dirección a Georgia, al señalar que el desplazamiento al puesto de control es “difícil”.

Pero Nikita indicó que la “corrupción salvaje” es la causante del congestionamiento vehicular.

Afirmó que la policía suele cerrar el tránsito y crear una congestión artificial “para extorsionar dinero de la gente desesperada”.

“Actualmente se tarda hasta tres días en conducir 20 kilómetros a la frontera con Georgia, pero si le pagas un soborno a la policía, lo haces en unas horas, ellos te escoltan a la frontera”, explicó. Dijo conocer gente que pagó cientos de dólares.

Seis meses con vida

Nikita considera que la ola migratoria rusa es solo el comienzo de un éxodo masivo.

“Millones más seguirán, nadie quiere ir a esta guerra, ni siquiera los rusos que están envenenados con la propaganda del gobierno y les agrada la idea de volver a dominar el espacio postsoviético”, aseguró.

Uno de ellos es Igor, un informático de 32 años, que apoya a Putin pero no quiere ir a la guerra.

“Soy un patriota, apoyo a Putin y a la operación militar especial en Ucrania”, sostuvo Igor

“Pero personalmente no puedo ir a la guerra porque soy el único sostén de la familia y tengo esa maldita hipoteca”, acotó.

Espera trabajar en forma remota desde Georgia para una empresa rusa de tecnología informática, pero deberá regresar a Rusia cuando se venza su pasaporte en seis meses.

“Estaré con vida otros seis meses, hasta marzo, eso es todo lo que sé”, dijo.

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