El éxito del Real Madrid y la toma de decisiones que vienen

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Marca.- El empate ante el Shakhtar en el último minuto, la sencilla victoria ante el Barcelona y mantener la condición de invicto en los 14 partidos oficiales hasta el momento, dejan claro la política o modelo de gestión del Real Madrid. Por un lado, los que están dentro creen en ello ciegamente y los de fuera saben que con el equipo blanco enfrente no puedes relajarte ni en la ducha. La sensación de impenetrabilidad es evidente y todo porque el equipo demuestra fe en lo que hace, tal y como demostró Kroos mandando al ataque a Rudiger en Varsovia. No quieren perder y lo demuestran.

Ningún modelo garantiza el éxito en el deporte en general y más concretamente en el fútbol, pero los datos apuntan a que la gestión hecha por parte del Real Madrid en el último lustro facilita el camino para lograrlo. Desde el momento en el que Cristiano Ronaldo llamó a la puerta del despacho presidencial pidiendo lo que ganaban otros (Messi), se dio prioridad a una línea de actuación en la que el club está claramente por encima de cualquiera.

La del portugués fue una decisión de club, hablada y meditada, como fue la de Sergio Ramos. Y ahí se pueden colocar las ventas de Reguilón, Achraf, Odegaard e incluso la de Casemiro y otros muchos jugadores. Criticadas en su día, pero necesarias para que la entidad madridista pueda seguir adelante fichando jugadores que puedan seguir dando lustre al proyecto como han sido Rodrygo, Vinicius, Camavinga, Alaba, Rudiger o Tchouameni o como puede ser Bellingham en unos meses. Valverde fue una apuesta más comedida, peri decidida del club. Precio inferior, rendimiento superlativo. Claro que ha habido errores como son los casos de Jovic y Hazard, pero en todo momento se ha convivido con ellos para intentar minimizar el impacto negativo.

Un ‘tren’ que funciona

La idea es clara y va a seguir siendo la que marque el destino del Real Madrid: ‘jugadores que lleguen para incorporarse a un tren en marcha que funciona y que no consiente a nadie por encima del grupo’. Claros mensajes a comportamientos de jugadores que pudieron llegar y no quisieron con Mbappé a la cabeza. La premisa es querer vestir de blanco por convencimiento y no por dinero, que también ganarán por cierto. Para lograr esa estabilidad la base la forman los veteranos como Kroos, Benzema, Modric o Nacho… futbolistas que terminan contrato, gestionados de forma admirable por Carlo Ancelotti.

Los blancos saludan a la grada después de ganar el Clásico. EFE

Se piensa en fichajes, pero también en saber dar al equipo la aportación necesaria de jugadores que siguen siendo fundamentales como los citados anteriormente. El fútbol sigue demostrando que está de lado de los tres primeros. Titulares ante el Barcelona, Benzema parece seguro y en enero habrá decisión tanto con Modric como con Kroos, futbolistas imperiales y decisivos en el Real Madrid de la última década. El cuarto refleja lo que es la entidad madridista, dispuesto a darlo todo en cualquier momento.

Compromiso y estabilidad

El compromiso de los dos centrocampistas está fuera de toda duda, como su rendimiento actual. En cada partido se ganan la renovación, pero eso no quita, tal y como sucedió con Casemiro y Tchouameni, que se busque en el mercado futbolistas que puedan seguir haciendo grande al Real Madrid. No habría problema con la llegada del centrocampista del Borussia Dortmund y la presencia a su lado de jugadores como Kroos y Modric.

Lo que también tienen claro en Valdebebas es que la estabilidad del vestuario, clave en todo, pasa por una plantilla con roles claros y sin overbooking en puestos clave. La suplencia de Rodrygo en el Clásico es el fiel reflejo de ello. Su juego ‘obligaba’ a pensar en su titularidad, pero salió diez minutos y fue decisivo. No es sencillo encontrar ese punto, pero Ancelotti es un maestro en ello. El mejor ejemplo de ello ha llegado de la mano de la ausencia de la llegada de un nueve suplente. Demandada hasta la saciedad, en el Real Madrid lo tuvieron claro: “No”. Creían que no había lugar para ese refuerzo porque creyeron que podía distorsionar el orden del vestuario.

En el Real Madrid no hay euforia ni confianza. El temor ante lo que pueda pasar está marcado para el mes de enero, momento en el que el protagonismo se repartirá más, aunque saben que en el equipo blanco solo vale ganar. No hay otra y el once tiene que ser competitivo al máximo para evitar tensiones. El cuerpo técnico está trabajando para dulcificar ese momento, pero la creencia en la plantilla es total y absoluto. La mirada hacia lo que pueda aparecer en el Mundial, pierde fuerza.

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