Alianza CDMX-Airbnb: ¿Gentrificación en Iztapalapa, Xochimilco, Milpa Alta y CU?
Expansión.- La semana pasada, Claudia Sheinbaum anunció que, en colaboración con la UNESCO, la Ciudad de México estaba lista para recibir a decenas de miles de nómadas digitales a través de estancias de largo plazo gestionadas por la plataforma Airbnb.
¿Cuál es el problema, si esto puede traer derrama económica a dichos lugares? La consultora Rosalba Loyde enfatiza que no hay que satanizar la llegada de esta alianza, pero sí poner atención en que el gobierno de la Ciudad de México no transparentó los términos en que se dio este acuerdo, así como tampoco se sabe en qué medida serán mitigadas ciertas externalidades como el alza en los precios de las rentas en estos lugares. ¿Cuáles son los peligros?
Los beneficios en pocas manos
Airbnb inició como una gran idea donde las personas a quienes les sobraba una habitación, dentro de su casa en la Ciudad de México, podían rentarla para estancias cortas. Ahora este intento de share economy es historia y la mayoría de los espacios ofertados en la plataforma pertenecen a multipropietarios, con casas o departamentos enteros ubicados en las zonas de mayor interés turístico, pero también con mayor conectividad y plusvalía inmobiliarias.
La también profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana estima que el 1% de los anfitriones concentran más del 10% de la oferta de Airbnb en la CDMX, lo cual es solo una muestra de la tendencia de concentración de los beneficios a través de este modelo de negocio.
Desplazamiento y alza en las rentas
La llegada de Airbnb se centró principalmente en las alcaldías de Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc, por ser las que mayor infraestructura urbana poseen, pero también más acceso a transporte, seguridad y centros de recreación poseen.
Pero una de las consecuencias no deseadas es que los propietarios de las viviendas en estas colonias vieron en Airbnb una forma de hacer más dinero en comparación con la renta tradicional. Así, cuando decidieron ofertar estos espacios exclusivamente a través de la plataforma, muchas personas se vieron desplazadas.
De la Condesa a la Doctores
Según Rosalba Loyde, la mayoría de los afectados pasó de vivir en colonias como la Condesa a habitar otras como la Doctores o la Colonia Obrera. Y, en esta lógica, actualmente este tipo de colonias ‘secundarias’ experimentan un auge de construcción y especulación inmobiliaria. Una especie de reacción en cadena.
El efecto Airbnb, en una ciudad que ya de por sí se caracterizaba por la desigualdad en el acceso a la vivienda, se manifiesta en el hecho de que más del 63% de lo sespacios ofertados en CDMX son departamentos y/o viviendas completas. Antes eran ofertadas bajo el modelo de alquiler tradicional, para familias o jóvenes parejas.
El modelo de share economy, donde los protagonistas eran pequeños propietarios que compartían una habitación que les sobraba, en un ganar-ganar, ahora es historia.
Alza de renta alrededor de CU
El aumento del alquiler es la otra cara de este fenómeno. Alrededor de Ciudad Universitaria, de la UNAM, diversos alumnos han denunciado que han sido desalojados cuando los propietarios decidieron convertir sus departamentos en Airbnb. O, en el mejor de los casos, les han subido la renta.
“No nos desalojaron, pero si subieron la renta bastante más para el contrato del siguiente año. Cuando nos fuimos convirtieron el departamento en un Airbnb. Esto en un edificio de la calle Medicina, pegado al pasillo de la bacteria”, narró Héctor, estudiante de la Facultad de Economía.
¿El problema es Airbnb?
Tanto los turistas, como los nómadas digitales suelen tener un mayor poder adquisitivo que los habitantes de los barrios donde se alojan. Esto implica que puede haber beneficios económicos para el comercio y las comunidades locales.
Uno de los argumentos de Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX, para esta alianza es que se espera que lleguen 77,500 nómadas digitales a la capital, con un gasto promedio de 1,510 dólares mensuales. “Estaríamos generando en Ciudad de México 1,400 millones de dólares al año. Si son parejas o familias 3,720 millones”, dijo el día en que presentó la alianza.
Pero el problema no es Airbnb por sí mismo, sino la falta de políticas paralelas que regulen el ordenamiento urbano y el acceso a la vivienda. Según datos del Censo de 2020, en la capital mexicana una cuarta parte de las viviendas son habitadas en renta –señala Rosalba Loyde-, lo cual podría incluso estar subestimado.
El propio gobierno capitalino ha señalado que hacen falta 50,000 viviendas más para satisfacer la demanda de alquiler.
Los cabos sueltos de la alianza
Uno de los cuestionamientos que organizaciones vecinales han hecho al gobierno es si los nómadas digitales habitarán las comunidades con una visa de trabajo, si pagarán impuestos que justifiquen el uso del equipamiento urbano, qué impactos tendrán en los barrios y, sobre todo, cómo se podrán proteger ante subidas en las alzas de la renta o en los casos de desalojo.
Expansión solicitó al área de Comunicación Social del Gobierno de la Ciudad de México el documento donde se analiza el impacto de la alianza, pero hasta la publicación de este artículo no ha recibido respuesta.
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