Sopitas.- Para muchos, viajar en carretera es su actividad favorita, pues no hay como andar en el camino viendo grandes paisajes que solamente se pueden apreciar transportándote de esa manera. Aunque eso sí, también están los que de plano se la pasando gacho en la autopista, como el caso de un hombre que sin querer queriendo olvidó a su esposa y se dio cuenta de que no estaba algunos kilómetros después…. plop.
Esta es la historia de Boontom Chaimoon y Amnuay, una parejita originaria de Tailandia que lleva 27 años juntos. Resulta que ambos regresaban a la ciudad de Maha Sarakham después de unas merecidas vacaciones en Bangkok el día de Navidad, cuando de vuelta a su casa, decidieron bajarse a hacer del baño en la carretera. Este sin duda fue un grave error.
Aunque no lo crean, este hombre olvidó a su esposa en plena carretera
Para que se den una idea de cómo estuvo la cosa y de acuerdo con lo que contó a India Times, el hombre regresó al carro, se subió y arrancó para continuar con el viaje sin darse cuenta de que faltaba su esposa. Mientras tanto, ella volvió de “tirar el miedo” y notó que su marido ya se había ido “de a solapa” en la carretera… no es broma.
De acuerdo con la misma fuente, Amnuay comenzó a caminar sin rumbo alguno en busca de ayuda. Dos horas después, había caminado 20 kilómetros hasta la ciudad de Kabin Buri, donde finalmente recibió ayuda de la policía. Ya junto a los agentes, intentó llamar a su esposo para que fuera por ella, pero Boontom no contestaba porque el teléfono lo había dejado dentro de una bolsa en el coche.
Tres horas después de quedarse varado en la carretera, la mujer pudo ponerse en contacto con su esposo y fue allí cuando se dio cuenta de que el hombre había conducido 159.6 kilómetros sin su compañía… así como leyeron, se aventó un gran tramo en la carretera conduciendo en soledad, tanto así que incluso le faltaba poquito para llega a su destino, jejeje.
Afortunadamente, testigos aseguraron que tras varias horas de espera, Boontom le cayó hasta el lugar donde estaba su esposa y ambos se reencontraron, sin ningún tipo de reclamo o culpa por lo sucedido…. pa’ pronto, no se gritaron y mucho menos hubo bronca al respecto. Al final, esto terminó como una anécdota curiosa que esperemos que muchos lean, pero sobre todo, que se lleven como moraleja revisar siempre que sus acompañantes sigan en el viaje. Más vale, ¿no lo creen?