“Nos queremos libres y sin miedo”, mujeres piden fin a la violencia

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Con un récord de 90,000 manifestantes –la mayor cifra en los últimos cuatro años–, una ola violeta llenó calles de la CDMX con exigencias de justicia y reivindicación de la libertad de las mujeres.

Expansión.- Los puños en alto y las consignas transformadas en canto, así fue como miles de mujeres se apoderaron de las calles de la Ciudad de México en la marcha por el Día Internacional de la Mujer este 8 de marzo .

Al menos 90,000 mujeres particparon en las movilizaciones, según la cifra oficial, este año se superó la convocatoria de 2020 que reunió a 80,000 asistentes, un par de semanas antes de declararse emergencia sanitaria por COVID-19 en la ciudad. En 2022, ya con los contagios controlados, protestaron 75,000, dijeron.

Un tendedero de denuncias

La catarsis de años de encierro por la pandemia hizo que las mujeres volvieran, recargadas, a exigir sus derechos. Nada más, pero nada menos.

La primera parada obligada fue la Glorieta de las Mujeres que Luchan, esa que el gobierno de la ciudad insiste en nombrar ex Glorieta Colón y que se ha convertido en el epicentro de las denuncias.

Ahí decenas de papelitos multicolores quedaron como evidencia.

Pero faltaron hojas de papel y cartulinas para inundar con cientos de mensajes el tendedero: Gabriel, Geovanni, Aarón, Carlos, Juan y decenas de nombres masculinos, acusados de violación, “era familia”, “me amenazó con subir mis fotos a redes”, “tenía miedo de que algo le pasara a mis papás si denunciaba”, se leía en un mosaico interminable de historias.

Las que no usaron papel pintarrajearon con spray los monumentos. “Cuidas los monumentos, nos desproteges a nosotras”; “si tu hija fuera la víctima, ¿tampoco son formas?”.

Las que no usaron papel pintarrajearon con spray los monumentos. “Cuidas los monumentos, nos desproteges a nosotras”; “si tu hija fuera la víctima, ¿tampoco son formas?”.

Mujeres en protesta 8 de marzo 2023

Carnaval lleno de alegría y rabia

Pese a la rabia que crece porque en México matan 10 mujeres al día; porque las denuncias legales no prosperan o porque el dolor se convirtió en enojo, las mujeres también dieron paso a la alegría en sus protestas.

Al avanzar sobre Avenida Juárez, la ola violeta fue un carnaval. Los tambores y panderos del grupo de mujeres capoeira invitaron a bailar al resto de las asistentes.

En México, donde las violaciones a los derechos de las mujeres quedan impunes, la mejor venganza es ser felices, recordó una de las manifestantes. Y ahí, en medio del dolor colectivo que ha causado la violencia en México, la alegría tuvo cabida y fue igual de potente que la rabia.

Las cientos de mujeres, que bailaban mientras exigían justicia por las que ya no están, cimbraron el asfalto.

La fiesta se encendió frente a la Alameda Central cuando una mujer ondeó la bandera feminista.

Metros más adelante, a un costado de la Antimonumenta que se ubica frente al Palacio de Bellas Artes, otra fiesta arrancó al ritmo de la música electrónica de las sonideras Sound Chingonas. Con bafles, mezcladoras y sus característicos saludos, mandaron un mensaje a la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, quien en días pasados prohibió la instalación de un sonidero en el Kiosco Morisco de Santa María la Ribera. “No te tenemos miedo”, le lanzaron.

Tras avanzar a paso lento por 5 de Mayo, estos contingentes llegaron dos horas después al Zócalo capitalino. Para entonces, la plancha principal ya era un altar en memoria de varias mujeres asesinadas.

Una de ellas es Jessica Flores, conductora de Didi asesinada hace 475 días. Su madre tomó un balcón del edificio de oficinas del Congreso de la Ciudad de México, donde previamente algunas activistas colocaron una manta con la leyenda: “¡Fuera aborto del Código Penal!”.

Desde esa ventana, la madre gritó a una plaza llena de mujeres: “Ni una más. Por esas mamás solteras que salen a buscar qué coman sus hijos. Exijo justicia a las autoridades. Hoy fue mi hija, ¿mañana quién sigue?”

Resuenan demandas feministas

Su voz retumbó nuevamente en el Zócalo. Su añeja exigencia de justicia, también. Justicia para las que ya no están y para las que no pueden alzar la voz.

Ni las vallas metálicas, ni la larga columna de policías –mujeres, como ellas– que las custodió en todo momento, detuvo su camino. Al contrario, a cada paso que daban, más se empoderaban.

Y es que activistas, feministas, académicas, artistas, cantantes, amigas, estudiantes, compañeras de trabajo marcharon “codo a codo” para protestar contra la violencia que en los últimos cuatro años ha cobrado la vida de más de 17,000 mujeres, según cifras oficiales.

A su paso, gritaron consignas, denunciaron a sus agresores y celebraron el estar juntas, el estar vivas.

Pero también exigieron al gobierno de la llamada Cuarta Transformación hacer su tarea: dotarlas de seguridad, hacer justicia a las víctimas de feminicidio y evitar que se repitan este tipo de hechos.

Las marchas por el Día Internacional de la Mujer comenzaron con una “felicitación” desde Palacio Nacional, pero también de acompañamiento, con un mensaje de sororidad de la ministra Norma Piña, la primera mujer en encabezar la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

“En el Poder judicial nos toca guardar silencio y escuchar a las mujeres que marchan, que gritan en las calles, que dan voz a las callan y nos recuerdan a las que hablaron por primera vez. Las únicas voces que hoy se deben oír, son las de ellas. Las de ustedes. Las escucho”, les dijo.

Posterior al mensaje, la ministra fue recibida entre aplausos por mujeres que le dieron su respaldo tras los ataques y descalificaciones de los que ha sido objeto en los últimos días.

Bloque negro, entre batucada y gas de extintor

Con consignas de “¡Alerta! ¡Alerta! Alerta que camina, la lucha feminista por América Latina”, el llamado ‘bloque negro’ se concentró en torno al Monumento al Caballito, desde donde marchó, en forma ordenada, hacia el Zócalo.

El contingente, que se hizo acompañar por algunos menores de edad, fueron escoltados por el agrupamiento femenil de policías conocido como ‘Ateneas’.

Incluso, en la Antimonumenta algunas de las manifestantes del ‘bloque negro’ siguió con una batucada el paso de las asistentes al 8M.

Ya en Palacio Nacional, cambiaron la estrategia. Con martillos y otros objetos metálicos, intentaron derribar las vallas colocadas en el inmueble. Sin embargo, fueron repelidas con gas de extintores, lo que provocó malestar en varias de las asistentes, que debieron ser auxiliadas por la Brigada Humanitaria de Paz Marabunta.

Lo que sí lograron fue derribar dos semáforos, uno de ellos ubicado entre Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana, hecho celebrado por cientos de manifestantes. A manera de triunfo, le prendieron fuego y en torno a este, una participante celebró en ‘tooples’ la hazaña. “¡Esa morra, sí me representa!”, festejaron.

Mujeres derriban semáforo

Las mujeres encapuchadas también arrojaron todo tipo de objetos a los elementos ubicados detrás de las vallas metálicas. Por momentos, el clima se tensó, sin que la situación se viera rebasada.

No llegan al Zócalo, pero arman mitin en Reforma

Los contingentes de la ola morada no tenían fin. Pasaron las 4:00, las 5:00 y las 6:00 pm y ellas no dejaban de caminar y corear una y otra vez el llamado de justicia. “No somos una, no somos cien, pinche gobierno, cuéntanos bien”, pedían mientras transitaban un largo camino que parecía no tener fin rumbo al Zócalo.

Sobre Paseo de la Reforma, al llegar a Avenida Juárez, lo angosto del camino hizo que algunas cambiaran de ruta. Las colectivas se desintegraron y solo algunas intentaron dar unos pasos más hacia el primer cuadro, donde al menos dos horas atrás las primeras manifestantes ya habían hecho acto de presencia.

Geovana partió de la Estela de Luz alrededor de las 3:00 pm junto con un grupo de alrededor de cien mujeres llamado Flores al Aire. Eran pasadas las 6:00 pm cuando pasó apenas El Caballito. Ahí algunas decidieron no continuar debido a que ya era casi imposible seguir avanzando.

“Por mí, por todas, por nuestros derechos”, señaló la joven chef que decidió participar por primera vez en la movilización del 8 de marzo. Se animó con la compañía de una de sus amigas que asistió a la edición de 2020.

A diferencia de aquella vez, hubo más variedad de convocatorias y salieron desde distintos puntos y diferentes horarios. Por eso buscaron ese grupo con el cual poder sentirse seguras y cuidarse entre ellas, como era la consigna de loa mayoría de las mujeres que este día volvieron a ocupar las calles, sus calles. La marea morada regresó a la Ciudad de México.

Geovana y su amiga lamentaron no haber llegado hasta el final de la marcha, pero no dudan que el próximo año se pueda lograr y volver a gritar “ni una más”, “me cuidan mis amigas” y saltar, bailar y regalar flores, porque lejos de ser un acto de provocación, disfrutaron estar cerca de otras mujeres y alzar la voz.

Cinco horas después de que salieran los primeros contingentes de la Marcha del 8M, cientos de mujeres continuaban llegando al Zócalo por la calle 5 de Mayo. Durante casi todo el día, las principales avenidas de la Ciudad de México estuvieron tomadas por las mujeres que exigen justicia.

La noche cayó y la plancha del Zócalo seguía llena.

8M-CDMX-Zocalo

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