Abril romperá récord histórico de calor en la Ciudad de México: Alerta Temprana

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La urbanización excesiva ha provocado un aumento de la temperatura; desde 1985 hasta la fecha no se pronosticaba un mes tan abrasador en la urbe.

Expansión.- El clima caluroso ya se resiente en la Ciudad de México. Desde principios de marzo el aumento de temperatura hace estragos en los habitantes de la capital del país, sobre todo en quienes se encuentran a la intemperie.

Tal es el caso de Luis Robles, persona en situación de calle, quien pasa gran parte de su tiempo en el cruce de las avenidas Mariano Escobedo y Lago Alberto, Alcaldía Miguel Hidalgo.

“Sí me ha afectado el aumento de temperatura; y de dos a cuatro de la tarde son las horas más pesadas, cuando el calor es hostigador”, comenta este joven de 32 años.

El calor de abril se sentirá más fuerte

Es certera la percepción de Luis; en efecto, en marzo ha ocurrido una elevación de la temperatura, y todavía falta lo deparado para abril, como lo explica Guillermo Ayala Álvarez, director de Alerta Temprana en la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, en la capital del país.

“En marzo esperamos temperaturas entre 25 y 28 grados, las cuales ya estamos percibiendo, mientras que abril estimamos sea el mes más caluroso de la historia, desde 1985 hasta la fecha, con temperaturas de 25 hasta 30 grados, de manera sostenida, durante 20 días del mes”.

Para entender ese fenómeno, Ayala Álvarez recuerda que durante el año pasado hubo una falta de precipitaciones; no llovió lo suficiente para recargar el Sistema Cutzamala, actualmente a 50% de su capacidad.

¿Y por qué hablar de este sistema hídrico de almacenamiento, conducción, potabilización y distribución de agua para la Ciudad de México? Porque se encuentra rodeado de áreas boscosas útiles para filtrar las ondas de calor antes de su arribo a la metrópoli.

“Sucede que hoy por hoy esa barrera natural no amortigua del todo el calor que llega a la Ciudad, la cual últimamente ha experimentado un crecimiento que implica más concreto, más asfalto y más edificios con cristales que refractan continuamente la radiación solar, convirtiéndose en una isla de calor”, platica Ayala.

El concepto “isla de calor” se refiere a superficies urbanas de muchas construcciones que son más calientes que las áreas rurales circundantes, de acuerdo con lo escrito en la página de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés).

Como consecuencia, la temperatura media anual en una ciudad de más de un millón de habitantes puede ser de uno a 12 grados mayor que en las áreas rurales cercanas.

“Las islas de calor pueden afectar las comunidades especialmente durante el verano al aumentar la demanda de energía, los costos del aire acondicionado, la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero. El efecto isla de calor también puede producir más enfermedades y mortalidad relacionadas con el calor y, a la vez, afectar adversamente la calidad del agua”, señala EPA.

La capital del país ha crecido mucho desde la década de los 80 del siglo pasado; a partir de esa época se empezó a hablar en los círculos académicos de esa tendencia de incremento de temperatura a causa de la urbanización masiva, como lo dice Elda Luyando López, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien agrega lo siguiente:

“Los sitios de las ciudades con pocas áreas verdes se calientan mucho y esto puede hacer que sobre todo la temperatura mínima, medida por la mañana, aumente con el paso de los años. Por ejemplo, hace 80 años la temperatura mínima promedio registrada en el Observatorio de Tacubaya, un sitio menos habitado que ahora, era de 8 grados, y actualmente es de 13 grados.”

La diferencia es considerable y generada más por el efecto de urbanización que por un cambio climático global, factor que aunque no tendría que ser descartado, tampoco debería de adjudicarse automáticamente a un registro histórico del clima, según Guillermo Ayala y Elda Luyando.

Esto último a propósito de los datos de temperatura promedio por mes durante los últimos 37 años en la Ciudad de México, compartidos en Twitter por Sofía Margarita, usuaria de dicha plataforma de comunicación.

Consejos prácticos para revertir el aumento de temperatura

“Si la Ciudad de México sigue creciendo y acabando con las áreas verdes, vamos a tener días cada vez más cálidos y no solamente incómodos para la población, sino que también pueden convertirse en un riesgo para cierto tipo de habitantes, ya sea por edad o vulnerabilidad socioeconómica; por ejemplo, la gente que trabaja o vive en la calle, los vendedores ambulantes, los albañiles y los choferes, esa gente va a resentir todavía más los efectos del aumento de temperatura”, advierte Luyando.

Sembrar más árboles, instalar jardines en las azoteas y pintar fachadas de color blanco que refleje la radiación del Sol sin calentar el aire, son algunas sugerencias que Luyando comparte a los lectores de Expansión, con el fin de ayudar a contrarrestar el proceso de elevación de temperatura reportado a lo largo de las últimas décadas.

Evitar el uso excesivo de vehículos, reducir al mínimo posible la cantidad de incendios forestales y procurar que las fábricas tengan elementos de enfriamiento y no de propagación de calor (como techos laminados) son otras recomendaciones que Guillermo Ayala propone con la misma finalidad.

“Me parece que si todos vamos aportando algo, podremos ayudar a que esto funcione mejor, a que se nos vaya equilibrando la capital de México, porque estos retos no son óbice para que siga siendo una hermosa ciudad”, afirma Ayala.

Mientras tanto, Luis Robles sigue ganándose la vida en el crucero de Mariano Escobedo y Lago Alberto; con una sonrisa saluda a los automovilistas, a quienes algunas veces les limpia los parabrisas y, en otras ocasiones, les ayuda respondiendo a preguntas de cómo llegar a una calle cercana.

“Preferiría que el clima estuviera templado, ni mucho calor ni mucho frío, pero hay que acostumbrarnos a lo que venga, porque el de allá arriba es quien creó todo el ecosistema y por eso hay que darle las gracias”, concluye Luis.

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