La erosión del capital que el gobierno federal ha destinado a la deuda de Pemex

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La administración obradorista ha dado 345,000 mdp a Pemex para reducir su nivel de deuda, pero los números no muestran que la estrategia haya sido exitosa.

Expansión.- En una operación aritmética simple, el dinero se habría simplemente erosionado. El gobierno federal ha dado a la estatal Pemex alrededor de 345,000 millones de pesos –cerca de 20,000 millones de dólares–, según las propias cifras contenidas en sus estados financieros, para que la compañía haga frente a las amortizaciones de su deuda y reduzca de manera paulatina sus pasivos, tal y como se planteó al inicio del sexenio.

Pero la estrategia no ha sido de gran impacto: Pemex logró reducir su deuda durante los primeros años del sexenio, pero esta aumentó durante el último trimestre hasta los 110,509 millones de dólares, la cifra más alta desde 2020, cuando tocó su nivel máximo. Según explicó su administración en el último reporte financiero, la razón detrás del mayor endeudamiento fue la apreciación del peso frente al dólar.

Los analistas se dividen entre quienes aseguran que la inyección de capital desde la hacienda pública es mínima respecto a los niveles de deuda de la petrolera y que de ahí que no puede verse un gran cambio; quienes dicen que detrás de la erosión de los recursos está la negativa de la administración federal y de la petrolera por cambiar la forma en que opera la compañía y reducir sus costos; y quienes afirman que esto también se ha derivado de un contexto internacional adverso, de altas tasas de interés y de financiamiento cada vez más caro.

“Yo creo que inclusive el gobierno ha generado incentivos perversos: ¿para qué mejorar la situación financiera de Pemex si al cabo lo siguen ayudando?”, dice Gabriela Siller, la analista en jefe de Banco Base. “¿A dónde se ha ido el dinero? No sé exactamente, se supone que una parte había sido para pagar su deuda, otra es para pagar a proveedores, pero lo que estamos viendo ahorita con estos resultados, sobre todo en cuanto al nivel de endeudamiento, es que todo ese dinero que el gobierno ha metido a Pemex se ha erosionado o una gran parte se ha erosionado y que esto es un barril sin fondo”.

El gobierno federal también ha reducido la carga fiscal a Pemex, al bajarle la Tasa de Utilidad Compartida –el mayor impuesto que paga la petrolera– en los últimos años para que así ésta incremente su liquidez y entonces pueda asumir sus compromisos de deuda, pague a sus proveedores e incremente sus niveles de inversión. La petrolera estima que esto le ha generado ahorros por 416,000 millones de pesos –alrededor de 24,000 millones de dólares–.

El gobierno federal estimaba que la compañía pudiese hacerse cargo por sí sola de sus compromisos. Pero esto no se ha logrado. Pese a todos los esfuerzos, Pemex continúa liderando el listado de las empresas petroleras más endeudadas del mundo.

La administración de la petrolera hizo público hace unas semanas que recibiría una nueva aportación de capital por alrededor de 3,900 millones de dólares –sin dejar claro si será o no la única del año– y que el gobierno federal continuará respaldando sus amortizaciones de deuda durante lo que resta del sexenio.

Pemex tiene compromisos de pago valuados en más de 15,000 millones de dólares durante los próximos dos años, sin contar los créditos revolventes u otros pasivos de corto o largo plazos, ni intereses devengados. “Ahora el tema de la deuda está más o menos solucionado, pero para el próximo año será la parte más grande de la deuda. Entonces ahí tal vez sean necesarios más aportes si Pemex no tiene una mejor operación en la producción de crudo y gas”, dice Fernando Valle, de Bloomberg Intelligence.

Pemex ha logrado reducir algunos de sus pasivos, como el relativo a sus proveedores. Según su último estado financiero, Pemex redujo este segmento de deuda en 18.1% –cerca de 51,000 millones de pesos– en lo que va del año hasta los 231,158 millones, después de acumular por varios meses una deuda creciente. Pero en cambio, algunos otros pasivos como el relacionado con el beneficio a empleados ha crecido y esto ha tenido repercusiones en el saldo total de la deuda.

La reserva de beneficio a empleados –que se cuenta como parte de sus pasivos– ha aumentado en más de 23% desde el inicio del sexenio a 1,366 millones de pesos hasta el primer semestre del año, después de que durante el gobierno pasado se realizaron cambios para aumentar la edad de jubilación de los trabajadores y para que la hacienda pública asumiera una parte de la deuda relacionada con las pensiones de la empresa. Estos cambios fueron revertidos durante la administración obradorista.

“Si vemos sólo la parte de producción, Pemex es una empresa que está enfrentando varios retos por todos los movimientos del petróleo. Entonces, lo que tiene que pagar, sus costos financieros y los beneficios a empleados matan totalmente la parte de los ingresos”, dice Nadia Montes de Oca, senior portfolio manager de Franklin Templeton México.

Las alarmas se encienden

Pemex logró en 2022 reportar utilidades derivadas de los altos precios, pese a ello no ha logrado obtener la liquidez suficiente para hacer frente por sí sola a sus obligaciones. “Por eso no vemos que el saldo tal cual de la deuda baja porque el gobierno no está tratando de pagar estos importes (la deuda), sino simplemente está ayudando a solventar los gastos”. La actuaría es una de las analistas que asegura que el monto de apoyo que ha dado el gobierno a la compañía no es de gran magnitud si se compara con la deuda total y que algunos otro mecanismos, como la baja de impuestos, tiene mucho más impacto, pero que éste se ha visto mermado por el manejo operativo de la petrolera.

La estatal también ha decidido poner foco a su deuda en un escenario internacional adverso, con una política monetaria orientada a frenar el consumo a través del alza de tasas y por tanto, de un financiamiento cada vez más caro. A pesar de que la mayoría de los bonos de la compañía han sido emitidos a tasa fija, la petrolera se ha enfrentado a intereses cada vez más altos, a medida en que ha refinanciado los vencimientos de su deuda para cumplir con sus obligaciones y eso termina por sumar más saldo a su deuda total y a su costo financiero.

En la última década, los costos de la deuda de Pemex han quedado por encima de los bonos emitidos desde el gobierno federal –bonos soberanos–, y la tendencia se ha acentuado en los últimos meses a medida de que los inversores perciben a la petrolera como un ente más riesgoso. “El diferencial entre los rendimientos de los bonos en dólares de 2035 de Pemex y un bono soberano en dólares con vencimiento similar se ha ampliado constantemente, de menos de 100 puntos base a cerca de 600 puntos base ahora. Esto refleja una creencia entre los inversores de que la garantía implícita del gobierno está lejos de ser de hierro fundido”, dice la firma de análisis Capital Economics con sede en Londres.

Los mercados se encuentran confiados en que el gobierno federal continuará apoyando a la petrolera durante lo que resta del sexenio, pero las alarmas se encienden sobre qué sucederá durante la siguiente administración cuando seguramente quien lidere el ejecutivo federal tendrá menos entusiasmo en apoyar a la petrolera.

Capital Economics dice que es inevitable que el problema de Pemex continúe creciendo y asegura que el apoyo del gobierno federal deberá aumentar por encima del 1.5% del PIB. Para ello plantea dos escenarios: “La primera sería garantizar su deuda, ya sea implícita o explícitamente. La segunda sería reestructurar la deuda de la empresa”.
 

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