En su gestión se abordó el asesinato del fotoperiodista Margarito Martínez y la periodista Lourdes Maldonado.
Proceso.- En medio de una crisis de seguridad que abarca asesinatos, encontronazos entre distintos grupos delictivos, así como el reclamo por personas desaparecidas y el trasiego de drogas hacia Estados Unidos, renunció el fiscal general de Baja California (FGE), Ricardo Iván Carpio Sánchez.
El anuncio fue hecho durante la tarde de este jueves, mediante un escueto comunicado a cargo de la FGE, en el que también se indica quien estará a cargo por parte de la dependencia estatal.
“Por motivos personales, el fiscal general del Estado, Ricardo Iván Carpio Sánchez, presentó su renuncia al cargo. Por consiguiente, entra en funciones como encargado de despacho de la Fiscalía General, el dr. Rafael Orozco Vargas, fiscal Central”, según el mensaje.
Las autoridades agregaron que Orozco Vargas atenderá la dependencia, en lo que el Congreso de Baja California realiza el proceso de designación para el nuevo titular.
La gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda no se ha pronunciado hasta el momento.
De origen, el también ensenadense estaba destinado a ocupar la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Baja California, anunciado incluso antes de que Ávila Olmeda tomara posesión como mandataria estatal.
Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador “le sugirió” a la gobernadora que fuera el general Gilberto Landeros Briseño, por lo que mejor propuso a Carpio Sánchez al Congreso local, quien finalmente lo eligió -por dos terceras partes de los votos- como fiscal general e incluso contaba con un periodo ampliado hasta el 2028.
Tras casi 19 meses, algunos de los casos abordados en su gestión fueron los asesinatos del fotoperiodista Margarito Martínez (17 enero 2022) y la periodista Lourdes Maldonado (23 de enero 2022), ambos de Tijuana.
Le siguió la jornada de quema de 17 vehículos en Tijuana, Mexicali, Tecate y Ensenada, durante agosto 2022; en Ensenada, la detención de Moisés Ramírez Izquierdo, titular del Fidue, por disparar y quemar un vehículo para bloquear una vialidad en el Valle de Guadalupe, en octubre del mismo año.
De este último, en la conferencia de prensa previa a la detención, Carpio Sánchez lanzó una de las frases por las que era recordado: “Están en terribles aprietos”.
En el municipio porteño, le siguió la masacre identificada como “Cachanillazo”, en la delegación de San Vicente Ferrer, con 10 víctimas, entre ellas un presunto integrante del crimen organizado acompañado por un funcionario del XXIV Ayuntamiento.
Y en forma reciente, la masacre de dos niños asesinados en el interior de una casa rodante, en Ensenada, así como los cinco cuerpos desmembrados encontrados al interior de una van, en Tecate, así como la incontenible racha de homicidios en Tijuana.
Destaca también las protestas por la desaparición de al menos 9 jóvenes en un complejo de bares en Mexicali, por el que incluso el Partido Acción Nacional (PAN) en Baja California solicitó la renuncia de Carpio Sánchez, según fue documentado en su momento.