Al menos 80 muertos y más de 11.000 desplazados en un nuevo brote de violencia en Colombia

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Miles de personas han huido de los enfrentamientos entre grupos armados en Catatumbo, región ubicada en la frontera con Venezuela, frustrando las esperanzas de paz en Colombia.

The New York Times.- Al menos 80 personas han muerto y más de 11.000 se han visto obligadas a huir de sus hogares en Colombia, según las autoridades, en medio de encarnizados enfrentamientos entre dos grupos armados rivales en la frontera con Venezuela.

La violencia, en una región del noreste llamada Catatumbo, es una de las peores que ha sufrido el país en los últimos años, lo que hace temer que el país esté avanzando en dirección contraria a la “paz total”, un objetivo que se ha convertido en una prioridad para el presidente de izquierda, Gustavo Petro, quien se encuentra a más de la mitad de su mandato de cuatro años.

El dirigente colombiano visitó la región el viernes y escribió en la red social X que su gobierno “está con el pueblo del Catatumbo”. También ha enviado soldados y ayuda humanitaria.

Las familias desplazadas se están refugiando en un estadio de Cúcuta, ciudad fronteriza más conocida en los últimos años por acoger a migrantes venezolanos. En algunos lugares, los colombianos están huyendo a Venezuela —que está viviendo su propia crisis humanitaria— y el líder autocrático venezolano, Nicolás Maduro, ha prometido enviarles ayuda.

Los enfrentamientos en Catatumbo suponen un marcado alejamiento de la esperanza que se extendió por partes de Colombia hace menos de una década, cuando el país firmó un acuerdo de paz con el grupo rebelde más grande, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La nación había sufrido décadas de conflicto interno, en el que grupos guerrilleros de izquierda, incluidas las FARC, organizaciones paramilitares y el gobierno lucharon por el control del país y por industrias lucrativas como el narcotráfico.

Miles de combatientes de las FARC bajaron las armas en el acuerdo de 2016, y en ese entonces pareció un momento de cambio radical para uno de los países más violentos del mundo. Pero antiguos grupos rebeldes, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), persistieron y surgieron grupos nuevos; todos ellos lucharon por el control del territorio y la industria que dejaron las FARC.

En algunos casos, estos nuevos grupos están formados por antiguos combatientes de las FARC, y se han dividido y subdividido, contribuyendo a alimentar un conflicto cada vez más complicado.

Catatumbo alberga vastos campos de coca, la planta que es un producto base de la cocaína. Dos grupos controlan el territorio, el ELN y un grupo de antiguos miembros de las FARC denominado Frente 33, dijo el general Luis Emilio Cardozo, comandante del ejército colombiano,en declaraciones a la prensa durante el fin de semana.

La precaria paz entre los dos grupos se rompió la semana pasada. El general Cardozo dijo que se habían producido cuatro o cinco enfrentamientos entre los grupos en los últimos días, y que en otros casos los combatientes armados iban de puerta en puerta tras excombatientes de las FARC de quienes se sospechaba formaban parte del Frente 33.

“Fue una acción criminal muy bien elaborada”, dijo, “iban con lista en mano buscando a las personas que querían asesinar”.

En respuesta a la violencia, Petro ha suspendido las conversaciones de paz con el ELN.

Con los militares distraídos, en los últimos días estalló otro conflicto entre dos antiguos grupos de las FARC en Guaviare, departamento del centro-sur de Colombia, de acuerdo con la Defensoría del Pueblo del país.

Organizaciones como el Grupo Internacional de Crisis llevan años advirtiendo de que la situación de seguridad del país se ha deteriorado desde 2016 y la violencia podría estallar en cualquier momento.

“Nos preocupa mucho que ese momento sea ahora”, dijo Elizabeth Dickinson, analista de la organización sin ánimo de lucro radicada en Colombia. “Las escaladas en varias líneas del frente han llevado el conflicto a un punto de inflexión muy peligroso”.

Dickinson calificó la escala del conflicto en el Guaviare de “muy significativa”, y dijo que tenía el potencial para extenderse por varios departamentos del sur de Colombia. Añadió que hay “muchos niños” en las filas de los grupos armados de esa región.

Los enfrentamientos en Catatumbo, en la frontera al norte con Venezuela, se producen en medio de las crecientes tensiones entre Petro y Maduro, quien ha dado refugio a miembros del ELN.

Tanto Petro como Maduro se autoproclaman políticos de izquierda, y hace apenas dos años, se daban la mano en Caracas y prometían unas relaciones más productivas.

Pero Petro se ha vuelto más crítico con el autócrata en las últimas semanas, reprendiéndolo por encerrar a opositores políticos y negarse a publicar los resultados de una reciente votación presidencial que Maduro afirmó haber ganado, pero que muchos países creen que en realidad ganó un líder importante de la oposición.

Esto ha provocado la ira de Maduro, quien ha acusado a Petro y a otros dirigentes de inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela.

El Comité Internacional de la Cruz Roja dijo el año pasado que estaba siguiendo ocho conflictos armados diferentes dentro de Colombia.

El domingo por la noche, la defensora del pueblo de Colombia, Iris Marín, dijo que 11.000 personas habían sido desplazadas en Catatumbo en solo cuatro días, entre ellas muchos niños. William Villamizar, gobernador de Norte de Santander, departamento fronterizo, dijo que el número de muertos había aumentado a más de 80 personas.

Marín dijo que la violencia constituía “una de las crisis humanitarias más grandes y graves que ha enfrentado el Catatumbo, si es que esta no es la mayor”.

Culpó del conflicto a “unas pocas personas” de la región y les pidió que le pusieran fin. “Esas pocas personas tienen la posibilidad de parar el sufrimiento”.

 

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