Alertan que las elecciones presidenciales 2024 serán las de mayor polarización

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Para una consultora en elecciones y un experto en leyes en la materia, las campañas iniciarán en un momento de alta confrontación después de la filtración de datos personales de candidatos y equipos.

Expansión.- A tres días de que arranquen oficialmente las campañas electorales, la polarización y las confrontaciones entre las candidatas presidenciales han subido de tono. A las acusaciones mutuas por el uso de bots en redes sociales, el supuesto financiamiento del crimen organizado y la difusión de encuestas a modo de uno y otro lado se ha sumado la filtración de los números telefónicos de las aspirantes y otros personajes.

Para expertos en elecciones, estos hechos y los proyectos que compiten por la Presidencia, con una visión de país contraria, harán que las campañas y las elecciones de 2024 se polaricen más.

“Puede haber ciertos fanatismos o ciertas desproporciones en las reacciones que pueden generar situaciones lamentables de violencia, de acoso, e intimidación”, explica Arturo Espinosa Silis, director de Laboratorio Electoral.
“Sin duda, va a haber una amplia confrontación entre las diferentes opciones políticas, van a ser campañas de mucho contraste”, agrega.

Aunque la polarización no es un fenómeno nuevo en periodo electoral, su agudización tiene riesgos, con la violencia como su peor exponente.

El otro riesgo es que la polarización no se mantenga solo como un fenómeno de las campañas electorales.

“El problema es que la polarización en este sexenio no se quedó solo en términos de campaña, sino es también ya el eje de, prácticamente, una forma de gobernar.

“El riesgo que tenemos es llegar, y creo que ya estamos en esa orillita, al ejercicio del poder absoluto, que puede ser la consecuencia más grave del tema de la polarización”, apunta Gisela Rubach, estratega política y coordinadora de los diplomados de Marketing Político del ITAM.

Señalamientos de intervención del narco

Este año creció la polarización en el proceso electoral a partir de un reportaje del medio estadounidense ProPublica, donde se reveló que la Administración de Control de Drogas de EU (DEA, por sus siglas en inglés) presuntamente investigó personas cercanas a Andrés Manuel López Obrador por recibir dinero del narco para la campaña electoral de 2006.

A partir de ahí, se han publicado en redes sociales miles de mensajes con el hashtag #NarcoPresidente, que señalan a López Obrador, de tener vínculos con el crimen organizado. La candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, ha salido a defender estas acusaciones.

El dirigente de Morena, Mario Delgado, así como el presidente de México y miembros del partido han señalado al equipo de Xóchitl Gálvez, candidata de la alianza PRI-PAN-PRD, de financiar granjas de bots para impulsar una guerra sucia en su contra.

Las acusaciones son cruzadas, pues mientras Morena y Jorge Álvarez Máynez, candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, han denunciado ante el Instituto Nacional Electoral (INE) el uso de bots en redes sociales y han exigido que investigue su financiamiento, la alianza opositora señala al presidente de tener nexos con el crimen y, a su vez, éste ha arremetido diciendo que es el PAN el partido que ha pactado con criminales.

“Cuando ellos estaban, se padeció en México de un narco Estado y con pruebas, no con calumnias. Ahí está García Luna, que fue secretario de seguridad de Calderón y protegido por muchos de los que fueron ayer a la marcha. Y resulta que eso quieren que se olvide y (dicen que) yo soy el que tengo relación con el narcotráfico”, criticó López Obrador en su conferencia del 19 de febrero.

A decir de Espinosa Silis, estos señalamientos y las posturas contrarias de las candidatas generan un clima de polarización similar al de las elecciones de 2006, pero con la diferencia de que ahora es Morena el partido gobernante que controla la estructura gubernamental y López Obrador es el presidente que interviene.

“Este proyecto de la Cuarta Transformación no va a escatimar en usar todos los recursos del Estado para no solo sobrevivir, sino para expandirse y crear un proyecto hegemónico a muchos años. Es lo que hemos visto, el presidente va a estar presente en toda la campaña a través de sus conferencias mañaneras, a través de su gran potencial mediático y los recursos del Estado se van a usar a todo lo que dan”, subraya.

“El presidente sigue siendo para mí el actor principal de esta campaña. A él le encanta la parte electoral y para mí es, yo sigo insistiendo, el gran estratega electoral de estos tiempos.

“Él sigue manejando la campaña, tanto de su candidata como de la oposición. Sigue con una presencia que yo no veo que la autoridad electoral tenga la capacidad de pararlo y controlarlo”, coincide Rubach, experta en campañas con más de 300 procesos en México y Latinoamérica.

Filtraciones de datos

En este contexto, el diario estadounidense The New York Times publicó un reporte con información sobre supuestos vínculos de allegados a López Obrador con grupos criminales en 2018; la publicación del mismo se dio pese a que el propio texto subraya que esto no se confirmó y las investigaciones al respecto no fueron concluyentes.

Sin embargo, ese texto sirvió de insumo a la oposición para continuar sus ataques en redes sociales, por un lado, y a López Obrador para acusar que hay una campaña para acusarlo sin pruebas. Incluso, el mandatario federal, molesto por el reportaje, difundió el cuestionario que le mando el diario estadounidense con el número telefónico personal de la periodista que hizo la nota y que buscaba tener su postura antes de publicar.

Por este hecho, se cuestionó al presidente sobre su responsabilidad al publicar el dato personal de una reportera; López Obrador contestó que no fue un error la difusión del teléfono y amenazó con hacerlo de nuevo si otro periodista lo “calumnia” o si está en juego su dignidad.

Tras esas declaraciones del pasado viernes, y como si fuera una especie de revancha, en redes se filtraron número telefónicos de Claudia Sheinbaum, José Ramón López Beltrán, hijo del presidente, y de Jesús Cuevas Ramírez, vocero de Presidencia.

Según Gerardo Fernández Noroña, vocero de la campaña de Sheinbaum, no fueron sólo esos, sino media docena más y a todos les llegaron mensajes con agresiones; advirtió que la Policía Cibernética investiga ya la filtración de los datos personales de los morenistas y allegados a López Obrador.

“No es nuevo, así funciona la derecha. Son muy hipócritas, porque, por un lado se duelen, y por otro hacen lo mismo cobardemente”, declaró a medios de comunicación.

Las filtraciones no pararon ahí. En el mismo fin de semana se difundió el número telefónico de Xóchitl Gálvez.

Al respecto, Espinosa Silis refiere que las primeras respuestas de López Obrador sobre la difusión del teléfono de la periodista muestran a un presidente que busca ejercer un poder posterior a la presidencis, incluso de manera ilimitada, sin críticas ni restricciones.

“Estamos ante una elección sumamente relevante para el país. No solo se juega quién nos va a gobernar los próximos seis años, sino también se juega quién va a estar en el Legislativo los próximos seis años. Pero, además, ya sabemos que se juega la visión de país y de la democracia que queremos tener”, alerta.

Violencia y bots

Mientras la oposición, el gobierno y la candidata morenista se señalan, la violencia crece en los periodos electorales.

En 2021, recuerdan los analistas, una elección a la gubernatura estuvo cerca de anularse por la injerencia del crimen organizado que, aunque en ese momento no lo pudieron comprobar las autoridades electorales, sigue siendo un foco rojo.

Su presencia en varias zonas del país pone en riesgo las elecciones, además de que la equidad del proceso electoral está en entredicho por la intervención de diversos funcionarios públicos y el uso de recursos públicos. Morena ha sido el partido más sancionado al fiscalizar sus precampañas.

La experta Gisela Rubach, directora general de Consultores y Marketing Político, advierte que, además, estos grupos delictivos también tienen capacidad de intervenir a través de redes sociales. Aunque el uso de granjas de bots no es algo nuevo y hasta fueron usados en la campaña de 2012 por el PRD, que entonces postuló como candidato presidencial a López Obrador, sostiene, ahora las puede comprar el mejor postor y la inteligencia artificial propicia un fortalecimiento de las deepfakes.

“Estamos viendo muchas cosas que están sucediendo en la parte negra del Internet, en lo que yo llamo el inframundo. No es algo nuevo. Pero sí creo que va a ser mucho más intenso la guerra y las batallas de los bots de uno contra los bots de otros en esta campaña”, advierte.

Otro uso de bots aparece en la difusión de encuestas a modo, que difunden un triunfo inamovible de Sheinbaum y tienen como efecto el desmotivar el voto de personas opositoras que piensan que ya no hay nada que hacer, explica.

Las precampañas, en los hechos, arrancaron mucho antes de los tiempos oficiales, al menos desde el 6 de junio de 2023 en el caso de la candidata de Morena, cuando el presidente se reunió con los aspirantes presidenciales de su partido y les dio luz verde para iniciar su competencia interna.

Xóchitl Gálvez llegó después, pero también adelantada. Esto sumó también a que la polarización creciera, al menos, ocho meses antes de las campañas oficiales.

Ahora, a partir del 1 de marzo, la guerra sucia de las redes sociales se trasladará a los spots en radio y televisión, menciona Gisela Rubach.

La apuesta, con la creciente polarización, es el voto diferenciado, es decir la elección de distintos partidos para cada cargo. Pero, para lograr esto, el reto que tiene la oposición es grande: cómo incentivar y motivar a aquellos que no les interesan las elecciones, alrededor del 40% de la lista nominal, para que salgan a votar, subraya.

“Recordemos que ninguna elección está escrita. La elección se escribe el día de la elección, el 2 de junio, con votos, con participación”, remarca.

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