Alto dirigente de Hezbollah entre los 37 muertos por ataque israelí en Beirut

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AP.- Israel y Hezbollah intercambiaron disparos el sábado mientras las cuadrillas de rescate revisaban entre los escombros de un edificio residencial en Beirut que quedó destruido por un ataque aéreo israelí que causó la muerte de al menos 37 personas, entre ellas uno de los principales mandos del grupo, así como mujeres y niños.

El gobierno israelí se alistaba para un anticipado incremento en cuanto a los ataques con cohetes por parte de Hezbollah mediante la imposición de nuevos límites al tamaño de las reuniones y otras restricciones en el norte del país, cerca de la frontera con Líbano, lo que condujo a que escuelas de algunas comunidades cancelaran clases el domingo.

El ataque aéreo del viernes destruyó un edificio de ocho niveles en un vecindario densamente poblado del sur de Beirut mientras algunos integrantes de Hezbollah se reunían en el sótano, según Israel. Entre los muertos se encontraba Ibrahim Akil, comandante de la unidad especial del grupo, Fuerza Radwan. El atentado también cobró la vida de Ahmed Wahbi, alto mando del ala militar de Hezbollah, según el ejército israelí.

“Este es nuestro compromiso con los caídos y sus seres queridos. Este es nuestro compromiso con los residentes del norte. Y este es un mensaje claro a todos los que pretenden hacernos daño”, publicó en X.

El ministro de Salud libanés, Firass Abiad, dijo a la prensa que al menos siete mujeres y tres niños murieron en el ataque aéreo del viernes. Dijo que otras 68 personas resultaron heridas, 15 de las cuales fueron hospitalizadas.

Se trató del ataque con mayor número de fallecidos en Beirut desde la guerra de 2006 entre Israel y Hezbollah, y la cifra de víctimas podría aumentar al tomar en cuenta que 23 personas continúan desaparecidas, según un funcionario del gobierno libanés.

Hezbollah confirma la muerte de más de una docena de sus integrantes

Akil, el objetivo principal, era buscado por Estados Unidos desde hacía años por su presunta participación en el atentado de 1983 contra la embajada estadounidense en Beirut y por la toma de rehenes estadounidenses y alemanes en Líbano en la década de 1980. El Departamento de Estado estadounidense anunció el año pasado una recompensa de hasta 7 millones de dólares por información que condujera a su “identificación, localización, detención y/o condena”.

El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca Jake Sullivan calificó la muerte de Akil como un “buen resultado” y dijo que el dirigente de Hezbollah tenía “sangre estadounidense en sus manos” por el ataque a la embajada.

“Saben, parecería que 1983 fue hace mucho tiempo”, dijo Sullivan. “Pero muchas familias y mucha gente, aún tienen que vivir con eso día tras día”.

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