El expresidente peruano Pedro Castillo, destituido la víspera por el Congreso tras intentar disolverlo, contactó el miércoles con la oficina de la Presidencia de México para avisar de que se dirigía a la embajada de ese país en Lima a pedir asilo, dijo la mañana de este jueves el primer mandatario, Andrés Manuel López obrador.
El Economista.- El expresidente peruano Pedro Castillo, destituido la víspera por el Congreso tras intentar disolverlo, contactó el miércoles con la oficina de la Presidencia de México para avisar de que se dirigía a la embajada de ese país en Lima a pedir asilo, dijo la mañana de este jueves el primer mandatario, Andrés Manuel López obrador.
Tras el contacto, AMLO solicitó que le abrieran las puertas de la legación diplomática a Castillo.
“Pero al poco tiempo tomaron la embajada con policías, y también con ciudadanos, rodearon la embajada y él ya ni siquiera pudo salir, lo detuvieron de inmediato”, relató López Obrador en su habitual conferencia mañanera.
El mandatario mexicano nunca ocultó su simpatía por Castillo y lamentó que haya sido destituido. México tiene una larga tradición de otorgar asilo a diversos políticos y personalidades, entre los más conocidos, el expresidente boliviano Evo Morales, el revolucionario ruso León Trotski y el cineasta español Luis Buñuel, entre muchos otros.