Originaria de Morelia, Michoacán, Ana Karen ganó el premio por la iniciativa más impactante en los Women in Tech Global Awards, uno de los máximos reconocimientos del ámbito.
Expansión.- El primer recuerdo que Ana Karen Ramírez tiene con la tecnología es en 1998, cuando su padre llegó a casa con una computadora que tenía Windows 98 y toda una enciclopedia cargada. “Empecé a hacer mi propio blog y lo que más me gustaba era personalizarlo, copiar y pegar códigos”, cuenta. Más tarde, se volvió una “hacker” en el videojuego de los Sims. Le encantaba poner códigos para tener dinero extra. Nunca imaginó que gracias a estos “pasatiempos”, casi 25 años después estaría en Sharjah, en los Emiratos Árabes Unidos, recibiendo el premio a la “Iniciativa más impactante” a nivel global en la sexta edición de los Women in Tech Global Awards.
Ana Karen, originaria de Morelia, Michoacán, compitió contra más de 3,000 nominadas de siete regiones del mundo. Y ganó el premio a la iniciativa más impactante a nivel global por ser la fundadora y CEO de Epic Queen, una organización que promueve la educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) a las niñas y mujeres en Latinoamérica.
Desde 2015 realizan bootcamps en línea, programas en mentoría, hackatones y hasta fiestas STEM para que a más niñas “se les prenda la chispa” para estudiar estas carreras. “Hemos creado un mundo en el que el futuro está en internet. Ya somos una realidad extendida de internet. Y las mujeres tenemos que ser parte de la creación de este futuro” dice.
De acuerdo con un estudio publicado por el MIT , pese a los esfuerzos por tener más mujeres en estas áreas, en 2023 sólo representan el 28% de la fuerza laboral en carreras STEM. “Si en el pasado no fuimos las creadoras de este mundo, es momento en que ya adecuemos internet para nosotras. No es solo un tema de que seamos parte de las STEM, sino que seamos parte de este mundo”, dice Ana.
A lo largo de casi 10 años de Epic Queen, Ana recuerda a varias alumnas, pero resalta algunos casos en particular. Cuenta que estaba en un evento de blockchain cuando una joven llamada Pamela se le acercó. “Yo fui a tu curso en 2016 y desde entonces me llamó tanto la atención la programación que inicié el club de robótica en mi prepa”. Actualmente Pamela estudia la carrera en finanzas, pero se está especializando en blockchain y creó su propio club en la universidad.
Danna es otra de sus alumnas. Fue una de las primeras en ir a una STEM party porque su mamá pensaba que ella era buena para las matemáticas. Desde entonces comenzó a ir a los cursos de verano, a cada uno de los bootcamps, y ahora ya es una de las principales mentoras en Epic Queen y estudia ingeniería mecatrónica en la UNAM.
Uno de los mayores retos a los que se enfrenta Ana al dar cursos, especialmente para las niñas más pequeñas, es que cuando las pone a trabajar solas se animan a hacer las cosas y se desesperan menos, mientras que cuando hay equipos mixtos les da pena estar cerca de los niños, o sienten que ellos las tienen que ayudar. “No sé si se debe a que en sus casas les enseñan esto, o los estándares sociales”, cuenta.
Pero, “este premio es un reconocimiento a nuestros esfuerzos colectivos, un recordatorio de que cuando empoderamos a las mujeres en tecnología, estamos transformando el mundo entero”, expresó. Este galardón no solo celebra el éxito de Epic Queen, sino que Ana también busca que sea un llamado a continuar trabajando por una mayor representación y participación femenina en el mundo de la tecnología.
¿Por qué no se rompe la brecha de género en las carreras STEM?
En 1960, las mujeres tenían una presencia importante en campotecnologias como las ciencias biológicas, pues constituían alrededor del 27% de los biólogos. Cuarenta años después, en 2000, las mujeres solo constituían alrededor del 44% del campo. En el otro extremo del espectro, las mujeres componían apenas el 1% de las ingenieras en 1960 y sólo alrededor del 11% para el 2000, de acuerdo con el estudio “Why so few? Women in Science, Technology, Engineering, and Mathematics” de la American Association of University Woman.
El mismo reporte menciona que una de las principales causas son las creencias que se tienen sobre la inteligencia. Tomaron la teoría de la psicóloga social Carol Dweck, de la Universidad de Stanford, que habla sobre la “mentalidad en crecimiento” contra la “mentalidad fija”, donde la primera ven la inteligencia como un atributo cambiable y maleable mientras que la mentalidad fija es un rasgo innato incontrolable, con mayor resistencia a los cambios.
La Dra. Dweck explica que las mujeres suelen crecer con la mentalidad fija de que “no son buenas” en las matemáticas desde pequeñas y, por ello, es más difícil cambiar su opinión cuando llegan a la vida adulta y tienen que escoger una carrera.