Angelina Muñiz-Huberman, nueva integrante de la Academia Mexicana de la Lengua
“En este momento he estado escribiendo sobre el tema del coronavirus, son poemas y pienso terminar un libro, ya tengo bastantes escritos y son un gran testimonio de nuestra época porque lo que vivimos es algo difícil de explicar y hablo de mi experiencia, de lo que converso con la gente, de lo que leo en los periódicos”, detalla en entrevista quien ocupará la silla VII vacante por el deceso de Miguel León-Portilla.
Su interés por dejar testimonio del presente a través de la lírica radica en la lengua, pues asegura que ésta es la identidad de una sociedad y un elemento creador. No como un medio de comunicación entre personas, sino un elemento creativo, y desde esta perspectiva Muñiz-Huberman ha estudiado la literatura, el significado de las palabras y la interpretación que se le da en cada cultura.
“La lengua es la base de la comunicación de los pueblos, es lo que se establece para conocer la historia, la cultura, la literatura, la medicina; es el medio que tiene el ser humano para comunicarse y hay que preservarlo, amar a la lengua”, refiere la doctora en letras por la UNAM y en lenguas romances por la Universidad de Pensilvania y la Universidad de Nueva York.
“El estudio de la lengua lo hago a través de mi obra creativa, a través de poemas, ensayos, cuentos, novelas e investigo mucho la relación de la lengua como creación a partir de la interpretación del texto bíblico, entender que la creación de la vida, de la tierra la lleva a cabo la divinidad por medio de la palabra”, acota.
La autora de El atanor encendido. Antología de cábala, alquimia y gnosticismo, Las raíces y las ramas: Fuentes y derivaciones de la cábala hispanohebrea, entre otros, confiesa que llegó a la literatura a través de la música. Su primer interés era convertirse en pianista profesional, pero encontró en las palabras ritmo, una sonoridad que da significado. Entonces se decantó por el estudio de la lengua vista como la musicalidad de la expresión hablada.
“Yo tenía una gran relación con la música, pero me di cuenta de que la lengua va unida al ritmo y a la musicalidad, por eso para mí la música y la lengua son procesos, y las primeras muestras literarias son cantadas a través de la música, por ejemplo de manera natural todos cada ocho sílabas tomamos aire para seguir hablando y es la medida del verso clásico”, explica.
La investigadora trabaja temas como el pensamiento y labor creativa, además de la autobiografía, la transgresión y la intertextualidad. También el exilio español, la Guerra Civil y la muerte son ejes temáticos que ha desarrollado en obras como El canto del peregrino. Hacia una poética del exilio, Dulcinea encantada y La sombra que cobija y Rompeolas, su poesía reunida.
Además destaca por ser precursora de la novela neohistórica en la literatura mexicana con Morada interior, y creó el género de las pseudomemorias, con Castillos en la tierra, Molinos sin viento y Hacia Malinalco.
Entre los galardones que ha recibido Muñiz-Huberman destacan los premios Xavier Villaurrutia, Sor Juana Inés de la Cruz y Nacional de Artes y Literatura, y la Medalla Arqueles Vela, que concede la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.
La novelista, ensayista y catedrática dice que fue un azar ocupar la silla que era de Miguel León-Portilla aunque en realidad encuentra un vínculo con el estudioso de las lenguas indígenas, pues ambos enfocaron sus estudios en la palabra como un símbolo social, un reflejo de uno mismo.
Fuente: El Sol de México