Así funcionan los nidos artificiales para salvar al mítico quetzal en Costa Rica

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CNN.- El mítico quetzal, una de las aves más bellas de Mesoamérica, no es inmune a los embates del cambio climático que está degradando su hábitat en el bosque nuboso de la Reserva Biológica Monteverde, en Costa Rica. Pero hay esperanzas. Allí, los expertos han puesto en marcha una iniciativa para garantizar su reproducción exitosa: los nidos artificiales.

El bosque nuboso de Monteverde, ubicado en el noroeste de Costa Rica, guarda celosamente la enorme riqueza natural que posee. Según el Centro Científico Tropical, una organización no gubernamental propietaria de la reserva, su tesoro representa el 2,5 % de la biodiversidad mundial (en un país que ha hecho un trabajo excepcional para proteger sus árboles).

Entre sus habitantes más especiales está el quetzal del tipo resplandeciente, un adjetivo que se entiende perfectamente el ver las espectaculares plumas que brillan con distintos colores, según se encuentren dentro o fuera del bosque.

¿Cómo afecta el cambio climático al quetzal?

El porcentaje de humedad del bosque nuboso facilita la descomposición de los árboles donde los quetzales hacen sus nidos. Pero la neblina que lo caracteriza empieza a extrañarse.

“Hay mayor cantidad de días secos y también se ha visto que hay mayor potencia de los vientos. Entonces eso hace que los troncos que ellos necesitan caigan más fácil en este bosque. Entonces estamos perdiendo ese recurso que es vital para ellos, para la reproducción”, explica al respecto Paola Ledezma, investigadora de la Reserva Biológica Monteverde.

Por eso, pusieron en marcha un programa que permite monitorear el comportamiento de estas aves y favorecer su reproducción. Esto permitirá que generaciones futuras disfruten de la biodiversidad que se encuentra allí hoy en día y también preservará una fuente económica: el 80 % de los ingresos de Monteverde provienen del turismo, dice al respecto Dernier Rodríguez, guía de la reserva.

Ojos sobre el quetzal

“Desde épocas precolombinas, el quetzal fue admirado por los pobladores, fue apreciado principalmente por su belleza. Tal vez no tenía la fortaleza de un cóndor o un águila, pero por su belleza fue [un ave] muy apreciada y buscada. Fue símbolo, fue como una representación de una deidad”, dice a CNN Wilson Salas, investigador de la Reserva Biológica Monteverde.

Ojos sobre el quetzal es el nombre del proyecto que busca la preservación de la especie en el bosque, a través de una singular herramienta, los nidos artificiales.

¿Cómo funcionan los nidos artificiales?

En la reserva han instalado 15 nidos artificiales, que cuentan además con cámaras trampa para monitorear el comportamiento de las aves, especialmente durante la época reproductiva.

“Los hemos hecho simulando nidos naturales en su ambiente, pero los colocamos sobre los postes metálicos para evitar a los depredadores. Colocamos cámaras en frente y a los lados para tener diferentes puntos de vista y poder observar su comportamiento a la hora de reproducirse”, cuenta Salas.

Las aves comienzan a inspeccionar los nidos en enero, cuenta Ledezma, y entre ese mes y abril se realiza el cortejo. A finales de abril y en mayo comienzan a poner los huevos en el nido.

“La hembra se encarga durante los periodos nocturnos y sale en la mañana. El macho llega para seguir cuidando los huevos” y así se turnan, dice Coto, entre el cuidado de sus huevos y pichones y la búsqueda de alimentos.

Según los investigadores, en los seis años que tiene el proyecto, el quetzal no ha dejado de visitar los nidos artificiales y, de los 15 que hay, utilizan entre cinco y seis para la incubación y crianza de los pichones. Así garantizan la presencia de esta ave mítica e imponente.

“Es como una incubadora, diría yo, un lugar donde se genera la motivación para que la gente vaya y haga las cosas bien con respecto al ambiente”, cuenta sobre esta iniciativa el coordinador.

El bosque resiste y su naturaleza arrolladora es resiliente, por lo que cada iniciativa suma en la lucha sin tregua contra el cambio climático.

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