El Atlas y el Pachuca tienen a extranjeros con calidad, pero también a varios futbolistas formados en el club, quienes son capaces de inclinar la balanza
Siempre se dice que los finalistas son los que más invierten, los que mejor compran, los que mejores extranjeros tienen.
Y los que mejores fuerzas básicas manejan.
Esta final será con un perfecto equilibrio, con dos equipos que pueden marcar una forma de invertir y jugar en el futbol mexicano, que no es nueva, pero sí necesaria.
El Pachuca en su primer equipo tiene a 12 jugadores formados en la cantera. Cinco de ellos son constantes en su alineación titular.
El Atlas registró en su plantilla principal a 10 futbolistas de cantera; cinco de estos inician con frecuencia.
Y, además, tienen en puestos clave a futbolistas no formados en México (extranjeros), que llegaron a aportar, no a pasear por las canchas.
“Cuando llegué, lo primero que me sorprendió de Pachuca fue el gran trabajo que tiene en su cantera, mucho material humano”, dijo Guillermo Almada, director técnico tuzo, que lo ha sabido combinar con extranjeros como Óscar Ustari, Gustavo Cabral y Nicolás Ibáñez, de Argentina; Avilés Hurtado, de Colombia, y Romario Ibarra, de Ecuador.
“Me habló [Grupo] Orlegi para este proyecyo, y dije: vamos a construir, pero bien. Tengo en mis manos a la academia del futbol mexicano y mi objetivo es que estos jóvenes se consagren”, manifestó Diego Cocca, quien se rodeó de hombres de experiencia como Camilo Vargas, Hugo Nervo, Anderson Santamaría, Julián Quiñones y Julio Furch. Final con equilibrio perfecto.