La marca instaló su primera fábrica fuera de Cuba en el centro de la CDMX, en el llamado paseo de la Cuba libre, enfrente de la fábrica de Coca-Cola. En 1961, la operación se mudó a Tultitlán.
Expansión.- ¿Mojito o Daiquiri? Ambos cócteles se elaboran con ron y Bacardí ha sabido hacerse un hueco en el mercado global gracias a su enfoque en la coctelería. El concepto de un destilado fácil de mezclar en cualquier lugar ha llevado a la marca a triunfar más allá de Cuba, el país donde se originó pero del que tuvo que salir en 1960 después de que el gobierno revolucionario confiscara las instalaciones de la empresa.
Bacardí ocupa el puesto número 12 en el ranking de las marcas más valiosas de Latinoamérica, elaborado por Brand Finance, con un valor de marca de 3,138 millones de dólares. En México, según datos proporcionados por la marca, es la más consumida de su segmento.
La planta de Bacardí en México
Daniel Aliaga, vicepresidente y director de Bacardí México, considera que hay dos factores clave que contribuyen al posicionamiento de la marca: la calidad del producto en cualquier parte del mundo y el contacto directo con el consumidor.
La marca tiene 90 años en el mercado mexicano, en donde instaló su primera fábrica fuera de Cuba, en 1930, en la calle de Cedro, que era conocida como ‘el paseo de la Cuba libre’, porque enfrente estaba la fábrica de Coca-Cola.
Desde 1961, la fábrica de la compañía está en Tultitlán, en el Estado de México. Un edificio conocido por las personas de colonias aledañas por su amplia superficie verde, que es casi como un parque. También es una joya arquitectónica.
El edificio corporativo, de dos niveles, fue diseñado por Mies Van Der Rohe. Para llegar a él hay que atravesar La Avenida Ron Bacardi Añejo y caminar por el Paseo de la Cuba Libre. Entre las salas de juntas y las oficinas, en el segundo piso, hay una barra de los 70, que fue restaurada, junto con la sala que la rodea. Al fondo, lucen las decenas de botellas de las diferentes presentaciones de Bacardí.
Al recorrer El Paseo Daiquiri, se accede fácilmente al comedor y a un bar para reuniones, ubicados en una disposición continua. Además, se encuentran la embotelladora y los siete almacenes, cuyo diseño corrió a cargo del reconocido arquitecto Félix Candela, famoso por ser el creador del icónico Palacio de los Deportes. En los pasillos, se vislumbra otra barra al aire libre, cuya parte trasera está adornada con llamativos carteles publicitarios de la bebida.
En esta planta, el grupo Bacardi Limited lleva a cabo la producción de todas las variantes de la reconocida marca Bacardí, incluyendo Añejo, Reserva 8, Spiced y las versiones con sabores, que principalmente están destinadas al consumo local. Sin embargo, un porcentaje menor de dichos productos, cuya cifra exacta no fue revelada por Aliaga, se envía a otros países de América Latina. Además, en estas instalaciones se realiza el embotellado del whisky William Lawson.
Los almacenes destinados a las barricas no cuentan con suministro eléctrico, con lo que las actividades se realizan con la luz del día. Esta medida se toma con el fin de prevenir cualquier tipo de accidente durante el proceso de fermentación, destilación y envejecimiento de la bebida en las barricas de roble, debido a la emisión de gases a través de los techos abovedados. Además, estos techos están diseñados de manera que se pueda recolectar agua de lluvia, la cual se utiliza para regar los jardines.
Por otro lado, la planta de embotellamiento cuenta con un sistema automatizado que agiliza el proceso, mientras que el personal se encarga de llevar a cabo revisiones de calidad para evitar pérdidas. Este espacio está diseñado de manera eficiente, con una estructura que optimiza el espacio y una altura adecuada para disipar el calor y mantener una temperatura constante entre 22 y 25 grados celsius, a la vez que se reduce el ruido. En esta área se realiza el envasado del líquido en las botellas, se colocan las etiquetas y se embalan en cajas para su distribución en los diversos puntos de venta.
La planta de Bacardí también tiene un museo, que está abierto al público. Este espacio, ubicado junto al edificio corporativo, exhibe una amplia variedad de botellas que representan las marcas más antiguas e icónicas de la empresa. Además, se pueden encontrar una consola que alberga los discos de vinilo de los legendarios festivales Bacardí Valores Juveniles, que solían ser organizados en colaboración con Televisa.
El museo también cuenta con una colección de fotografías del fundador de Bacardí, Facundo Bacardi Massó, y su esposa Amalia. Asimismo, se exhiben planos de la planta, mientras que una sala especial alberga un expositor con las etiquetas utilizadas a lo largo de los años. En una de las paredes, se proyectan los icónicos comerciales de televisión de Bacardí, sumergiendo a los visitantes en la rica historia y la esencia de la marca.
Más allá del ron
Bacardí es una marca conocida por la diversidad de su portafolio para preparar mojitos o cuba libre. Además de las bebida saborizadas, de las que destaca el sabor mango con limón que nació en México y se envía a otros países, la compañía tiene participación en otros segmentos del mercado de los destilados.
“Tenemos más de 200 etiquetas, con marcas relevantes donde estamos haciendo estas actividades como tequila Patrón y Cazadores. Son segmentos relevantes y, al final, nuestro enfoque es de una empresa de productos de consumo, de participar cada vez mas en las tendencias a través de las marcas que tenemos”, comentó.
Aunque la empresa tiene bebidas sin alcohol, que van ganando un espacio en los refrigeradores de los mexicanos, por ahora evalúan el momento para traerlas al país. “Por ahora, estamos ocupados en enfocarnos en satisfacer los perfiles de sabor”, refiere el directivo.
El directivo asegura que, en los últimos años, ha crecido gracias a sus esfuerzos por reconectar constantemente con los consumidores. “Nos aseguramos de que el consumidor esté en el centro de todo lo que hacemos, desde el diseño hasta las actividades”, concluye.