A la par, la vocera presidencial, Karine Jean-Pierre, reforzó el mensaje desde el podio de la Casa Blanca al negar de manera rotunda que Biden esté evaluando dar un paso al costado, o renunciar.
“Absolutamente no”, dijo Jean-Pierre. “El presidente lo tiene claro, sigue en carrera”, insistió.
La ofensiva de la Casa Blanca llegó en medio de una creciente desconfianza entre los demócratas sobre la capacidad de Biden ya no sólo para derrotar a Trump en las elecciones del 5 de noviembre, sino también para llevar las riendas del país otros cuatro años en la Casa Blanca tras la imagen que dejó con la debacle en el debate con Trump. Biden se mostró dubitativo, con voz frágil y ronca, y, por momentos, perdido, trabado, incapaz de articular sus ideas, un desempeño para el olvido que agigantó las dudas sobre su vejez y su salud mental.
Para peor, la respuesta de Biden, su círculo y su campaña al debate en los días siguientes sólo profundizó la crisis y amplificó las críticas. El equipo de Biden desoyó el coro de alarmas, criticó a “los que mojan la cama” en el Partido Demócrata, dijo que el presidente solo tuvo “una mala noche”, y que el debate no alteró fundamentalmente la dinámica de la campaña o el respaldo a Biden, y que el mandatario sigue siendo el mejor candidato para retener la Casa Blanca.
La tormenta política ganó vigor este miércoles cuando el New York Times informó que Biden le había dicho a un aliado que estaba considerando abandonar su candidatura, una versión rápidamente desmentida por el propio Biden y por la Casa Blanca, que la tildó de “falsa”.
Urgido y ante un panorama cada vez más complicado, Biden lanzó una cruzada para rescatar su candidatura en el epílogo de su carrera política: habló con legisladores y aliados en el Congreso, recibió a unos 20 gobernadores demócratas en la Casa Blanca –algunos en persona; otros, de manera virtual– para una reunión a puertas cerradas en la que le renovaron su respaldo, y, en los próximos días, dará más entrevistas y tras los festejos por el Día de la Independencia hará campaña en Wisconsin y Pensilvania, dos estados “pendulares” que debe ganar si o si. Todo, con un solo objetivo: enterrar la penosa imagen que dejó en el debate, y silenciar las críticas y las presiones para dar un paso al costado.
“En noviembre tenemos una elección clara. El Presidente fue muy claro que está en esto para ganar, y el Presidente es nuestro candidato y es nuestro líder”, dijo el gobernador de Maryland, Wes Moore, fuera de la Sala Oeste de la Casa Blanca.
Pero las secuelas del debate continuaban atormentando a Biden y a la Casa Blanca, casi una semana más tarde del duelo con Trump.
Biden, su círculo de confianza y su campaña y sus asesores ofrecieron además al menos tres explicaciones distintas a su debacle, estirando dudas y preguntas acerca de cuáles fueron los motivos por los que Biden tuvo una actuación tan devastadora: primero, fue un resfriado; luego, que su equipo lo forzó mucho durante la preparación; y el propio Biden dijo después que en realidad estaba cansado porque viajó demasiado en el último tiempo y tenía jet lag, pese a que pasó la semana previa al choque encerrado en Camp David.
“No tuve mi mejor noche”, reconoció Biden este martes, en un evento de recaudación para su campaña en Virginia. “Pero el hecho es que, saben, no fui muy inteligente. Yo… decidí viajar alrededor del mundo un par de veces, yendo a no sé cuántas zonas horarias, de verdad, creo que fueron 15 zonas horarias, en un par de semanas antes de… el debate. Y no escuché a mi personal y regresé y casi me quedé dormido en el escenario”, afirmó.
La habitual conferencia de prensa de la vocera presidencial, Karine Jean-Pierre, estuvo dedicada este miércoles casi en su totalidad a hacer control de daños y a limpiar las múltiples explicaciones del oficialismo sobre el estado de Biden, incluidas preguntas acerca de por qué Biden estaba cansado 12 días después de haber regresado de Europa, o si ese cansancio no era, en definitiva, otra evidencia más del deterioro de su salud por la vejez.
“Hay un resfriado, hay un jet lag. Lo combinas con que sigue trabajando para el pueblo estadounidense, día tras día, las 24 horas del día. Pasan cosas”, ensayó Jean-Pierre.
A la ausencia de una respuesta pulida, clara y concisa de Biden y la Casa Blanca se sumaban las primeras encuestas que circularon después del debate, que comenzaron a marcar un retroceso nítido de Biden respecto de Trump. Y Biden tardó además en salir a calmar la crisis en público y en privado de manera frontal y decidida, una actitud que sólo consiguió amplificar las críticas y las dudas sobre su vigor.
“El presidente Biden necesita comunicar más. No hemos oído mucho de él desde el debate, y por eso las encuestas son como son”, dijo el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, en una entrevista con la cadena CNN este martes, una mirada extendida entre los demócratas. “Cuando salís de un mal debate, tenes que recordarle a la gente por qué sos la persona adecuada para elegir”, completó.
Nancy Pelosi, una aliada de Biden que ha dado entrevistas en la televisión para defenderlo y defender su candidatura, terminó avalando en una aparicicon en la cadena MSNBC que existe una “pregunta legítima” acerca de si Biden tuvo una mala noche, un episodio aislado, como sostiene su campaña, o si sufre “una condición”, una duda que solo el propio Biden puede terminar de despejar.
“Creo que es una pregunta legítima: ¿es esto un episodio o es una condición?”, dijo Pelosi en su ida y vuelta en MSNBC. “Cuando la gente hace esa pregunta, es completamente legítima. Para ambos candidatos”, enfatizó sobre el final, en referencia a Trump.
El resultado de todo este combo fue la peor semana de la presidencia de Biden y de su campaña hacia la reelección, que dejó a su candidatura colgando de un hilo. Ya hay demócratas que han pedido públicamente, con nombre y apellido, que Biden dé un paso al costado. Julian Castro, que trabajó para el gobierno de Barack Obama, y el congresista Lloyd Doggett, de Texas, recurrieron a posteos en X para pedir un nuevo candidato. Por ahora, esos llamados no parecen ganar tracción, al menos en público.
“Lo que puedo decir es que este fue un presidente fuerte y decidido a la hora de cumplir con el pueblo estadounidense. Eso es lo que veo”, dijo Jean-Pierre sobre el final de su conferencia.
“Está tan afilado como siempre”, cerró.