
¿Comprar o arrendar? Nuevas realidades y necesidades
Detrás de la disminución progresiva de la vivienda en propiedad, que Aulestia considera “uno de los rasgos más importantes de transformación de la sociedad latinoamericana”, se entremezclan varios factores, como el crecimiento de las zonas metropolitanas, las dificultades de acceso al crédito y las complejidades del mercado laboral a futuro. En este escenario económico y de desempleo actual, no es factible asumir una deuda hipotecaria.
En opinión de Link, investigador asociado del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) y del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS), “hay una crisis en el mercado inmobiliario, créditos más caros, tasas de interés más altas, y el ahorro previo para el pie es mayor que hace unos años. Hay personas que deben arrendar porque no tienen la opción de comprar una vivienda y para los grupos más vulnerables el problema es la insuficiente oferta de vivienda con subsidio”.
Pero también han variado las necesidades. “Hoy la vivienda en propiedad no es el principal objetivo de acumulación del patrimonio. Hay que considerar la vivienda como un servicio”, estima Aulestia. Ante el crecimiento de las ciudades, que empuja a nuevos pobladores hacia la periferia, el dilema es si conviene comprar lejos del trabajo o arrendar más cerca, mientras se define el plan de vida.