
El Universal.-
Este Jueves Santo, el cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, realizó el lavatorio de los pies a integrantes de familias buscadoras de personas desaparecidas, migrantes en tránsito y personas que han perdido a un ser querido por suicidio.
Durante la celebración de la misa de la cena del Señor en la Catedral Metropolitana, la Arquidiócesis Primada de México lavó los pies a madres buscadoras como signo de humildad, servicio y para mostrar su apoyo ante la crisis de desapariciones que se vive en el país, la cual acumula más de 127 mil personas desaparecidas.
Desde las 16 horas de este jueves 17 de abril, madres y padres buscadoras llegaron al templo donde dedicaron rezos a sus desaparecidos y pidieron por el milagro de encontrarles sanos y salvos.
Tras la enseñanza presidida por el doctor y cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, se lavaron los pies a cuatro personas migrantes, cuatro familiares que han perdido a un ser querido por suicidio y cuatro que buscan a personas desaparecidas.
En la misa asistieron integrantes del colectivo Uniendo Esperanzas Estado de México y Una Luz en el Camino; durante el lavatorio, madres buscadoras dieron gracias y extendieron lonas con las fichas de búsqueda de sus hijos e hijas.
“Este gesto profundo de cercanía pastoral busca visibilizar el dolor, la fe y la esperanza de quienes enfrentan realidades marcadas por la pérdida, el desarraigo y la búsqueda de justicia. En sintonía con el ejemplo de Cristo, que lavó los pies de sus discípulos, la Iglesia en México quiere acompañar, consolar y alentar a quienes viven momentos de profundo sufrimiento”, señaló la Iglesia.
Además, expresó que cada una de las personas representa, no sólo a un grupo vulnerable, sino el grito de los pobres que se eleva al cielo clamando al Señor su auxilio y amparo y: “al mismo tiempo con este signo del lavatorio, el Sr. Cardenal y todos nosotros como Iglesia, reconocemos la falta de caridad y atención para con ellos”.
Así, el cardenal se acercó a cada una de las personas designadas y, con la ayuda de los ministros, les lavó los pies y se los secó. Después del lavatorio de los pies, el cardenal lavó y secó sus manos, se pone la casulla y regresó a la sede; posteriormente dirigió la oración universal.
Previo al acto solemne, el diácono leyó versículos del Santo Evangelio según San Juan y relató el momento cuando Jesús lavó los pies a sus discípulos:
“Jesús, consciente de que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido. Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los píes?” Jesús le replicó: “Lo que estoy haciendo no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás’’. Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”.
La misa, que duró una hora y 25 minutos, transcurrió con los rituales habituales como la liturgia eucarística donde se preparó el altar y ofrendas, así como el rito de la comunión, el signo de la paz y la procesión hasta el Altar de los Reyes.
“Jesús camina con todos, con cada uno de sus hijos, con sus hermanos, con los hijos de Dios, aunque no lo perciban. Y, finalmente, en lavar los pies a sus propios discípulos”, reiteró el cardenal Retes.