Era un martes a la 13:00 horas. “Nos pidieron que nos agacháramos y que no levantáramos la cabeza para nada. Nos estaban encañonando”, relata una víctima de un robo de un SUV en la carretera.
Expansión.- Cuatro personas que viajaban en un SUV de Honda fueron emboscadas en la carretera que une León, Guanajuato, con Lagos de Moreno, Jalisco. El incidente tuvo lugar cuando uno de los pasajeros sugirió hacer una parada en una gasolinera para ir al baño. En ese momento, un niño de no más de 12 años se acercó al vehículo.
Según relata una de las víctimas, quien pidió que su nombre no se citara, el niño mostró un interés singular por la camioneta y realizó preguntas que no eran propias de su edad ni de la situación. “Empezó a preguntarnos si la camioneta era nuestra, que por qué no traía placas, que estaba muy padre y que le gustaba mucho el vehículo”, dijo.
Unos 5 kilómetros más adelante, los ocupantes se percataron que otro SUV los seguía. El vehículo se emparejó y sus tres ocupantes, dos de ellos armados, los obligaron a detenerse.
Era un martes a las 13:00 horas. “Nos pidieron que nos agacháramos y que no levantáramos la cabeza para nada. Nos estaban encañonando. Fue muy rápido cuando salimos de la autopista. Como que ellos ya tienen sus caminos trazados. Sentimos que íbamos a un lugar, una terracería, porque todo el camino íbamos moviéndonos bruscamente dentro de la camioneta”, detalla una de las víctimas.
Jalisco, un foco rojo
La Asociación Nacional de Empresas de Rastreo y Protección Vehicular (ANERPV) coloca a Jalisco como el tercer estado con la mayor cantidad de robo de vehículos a lo largo de 2023. Sin embargo, si solo se consideran vehículos particulares, la entidad se ubica como la segunda con 103 sucesos reportados el año pasado, solo por debajo del Estado de México, con 133 casos.
David Román, presidente de ANERPV, destacó en una entrevista con Expansión que Jalisco enfrenta un problema significativo con los SUV, especialmente aquellos de alta gama. “Hemos tenido reportes de que algunos de estos vehículos robados son exportados hacia Europa del Este y Occidental”, menciona Román.
Tras detener el SUV, los individuos que los emboscaron con armas largas ordenaron a los pasajeros que se trasladaran a los asientos traseros y que se agacharan. Mientras uno de ellos asumía el control del volante, otro ocupaba el asiento del copiloto, y un tercero mantenía a los ocupantes bajo amenaza con un arma, realizando interrogatorios sobre su ocupación, la procedencia del vehículo y su destino. Además, los delincuentes ya habían exigido las carteras de las víctimas, incluyendo específicamente sus identificaciones.
Después de aproximadamente 20 minutos de trayecto, los delincuentes exigieron a las víctimas que descendieran del vehículo, advirtiéndoles que debían mantener la cabeza gacha bajo amenaza de dispararles. Al hacerlo, se encontraron con al menos otros cinco individuos esperándolos.
Mientras algunos interrogaban nuevamente a las víctimas sobre su origen y ocupación, otros registraban meticulosamente sus pertenencias en busca de algo específico. Durante todo este proceso, los delincuentes se comunicaban por radio utilizando un lenguaje cifrado para describir lo que veían. En el otro extremo de la comunicación, no solo se escuchaban voces masculinas, sino también femeninas y de niños
Pasados aproximadamente otros 20 minutos, los delincuentes instruyeron a las víctimas a subir a otro SUV. A bordo de este segundo vehículo, se encontraban tres individuos jóvenes, aparentemente menores de 30 años, quienes consumían cocaína, bebían y manipulaban cartuchos. La camioneta se puso en marcha mientras los delincuentes, en un estado alterado, aseguraban a las víctimas que no les sucedería nada malo.
El vehículo se detuvo en un pueblo cercano. Los delincuentes les indicaron que descendieran lentamente, mientras otro individuo retiraba sus pertenencias de la parte trasera del vehículo. Después de entregarles sus pertenencias, carteras e identificaciones, los delincuentes les instruyeron que caminaran en una dirección específica sin volver la vista atrás, ni buscar ayuda ni denunciar el incidente ante las autoridades. “En ese momento pensé que nos iban a disparar”. Sin embargo, la camioneta arrancó y se alejó de la escena.
Las víctimas, al revisar sus pertenencias, descubrieron que su dinero y tarjetas estaban intactos, lo que sugiere que los asaltantes eran profesionales y su único objetivo era el robo del vehículo.
Tomaron un taxi para continuar su viaje a Guadalajara, pero notaron la presencia constante de tres vehículos que los seguían de cerca, lo que los llevó a sospechar que aún estaban siendo vigilados. Decidieron guardar silencio durante todo el trayecto y evitar cualquier contacto con los habitantes del pueblo, el taxista y otros transeúntes, pues temían represalias por parte de los delincuentes.
Un mercado negro de SUV
David Román, presidente de ANERPV, señala que si bien muchos de los vehículos SUV robados terminan siendo utilizados para otros delitos por el crimen organizado, algunos de ellos son exportados a Europa, lo que plantea la existencia de un mercado negro de estos vehículos en el extranjero.
“Al parecer, existe un mercado clandestino para vehículos de alta gama y SUV que, una vez robados, son canalizados hacia los puertos y posteriormente aparecen en otros países.”, explica.
Este fenómeno no se limita únicamente a Jalisco, sino que se ha propagado por la región occidental, incluyendo Michoacán y Colima. Un testimonio de un transportista, recogido por Expansión, relata cómo partió del puerto de Manzanillo, Colima, con una carga de ocho SUV recién llegadas de China con destino a Querétaro. Sin embargo, estas no lograron llegar a su destino, ya que entre Yurécuaro y La Piedad, Michoacán, dos camionetas las interceptaron utilizando el mismo modus operandi: amenazaron al chofer de la madrina con armas largas para obligarlo a detenerse en medio de la carretera.