Desde la digestión hasta la salud mental, conoce como la microbiota regula múltiples funciones del cuerpo

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El Economista.-

La microbiota intestinal, también conocida como el “segundo cerebro”, es un conjunto de microorganismos que reside en el intestino y que está ganando cada vez más protagonismo en el ámbito de la salud. Estas bacterias no solo cumplen funciones relacionadas con la digestión, sino que también influyen en el sistema inmunológico, la producción de neurotransmisores y el bienestar mental, creando una compleja red de comunicación con el cerebro, conocida como el eje intestino-cerebro.

El Dr. Mauricio González Arias, médico internista y especialista en medicina de urgencias y obesidad radicado en Nueva York, en entrevista con El Economista dijo que la microbiota actúa como una “central de operaciones” que regula múltiples funciones del cuerpo, desde la absorción de nutrientes hasta la producción de serotonina, uno de los principales neurotransmisores responsables del estado de ánimo.

Vivimos en un paraíso donde los microorganismos no son solo nuestros aliados, sino que juegan un papel determinante en nuestra salud integral”

El término “microbiota” hace referencia a la comunidad de microorganismos que habita en nuestro intestino, incluyendo bacterias, virus, hongos y otros microbios. Esta comunidad está en constante interacción con nuestro organismo, ayudando a regular funciones metabólicas y protegernos de patógenos.

En particular, se ha descubierto que ciertas bacterias como las Bifidobacterias, que se encuentran predominantemente en el intestino, pueden mejorar la digestión y fortalecer el sistema inmunológico, protegiéndonos de infecciones y enfermedades.

Conexión cerebro-intestino

El intestino y el cerebro están conectados por el nervio vago, el cual actúa como una autopista de señales entre ambos. Esta conexión bidireccional significa que lo que sucede en el intestino puede afectar el estado de ánimo y viceversa.

De hecho, el 90% de la serotonina del cuerpo, el neurotransmisor responsable de la felicidad y el bienestar, se produce en el intestino. Por lo tanto, cuidar de nuestra microbiota no solo es fundamental para una buena digestión, sino también para nuestra salud mental, explicó el Dr. Francisco Villafuerte, gastroenterólogo.

Dijo que estudios recientes han demostrado que desequilibrios en la microbiota intestinal pueden estar relacionados con trastornos como la ansiedad, la depresión e incluso enfermedades neurodegenerativas.

La inflamación crónica, provocada por una mala alimentación o el uso excesivo de antibióticos, puede alterar este delicado equilibrio, afectando tanto al intestino como al cerebro.

Por su parte, el Dr. Carlos Patricio Acosta Rodríguez, gastroenterólogo pediatra y jefe de servicio de Gastroenterología Pediátrica del Hospital Infantil “Federico Gómez” mencionó que los problemas de la microbiota pueden ser desde el nacimiento, por ejemplo, una mejor microbiota la presentan los bebés nacidos vía vaginal, “la composición de la microbiota en las primeras semanas de vida es un factor predictor del cólico de lactante”.

Acosta dijo que hay una mayor asociación al llanto cuando existe una mayor abundancia de: Escherichia, Klebsilla, Serratia, Vibrio, Yersinia y Pseudimonas.

A lo largo de nuestra vida, nuestra microbiota está sujeta a cambios. Estos pueden estar influenciados por factores como la dieta, el uso de medicamentos (especialmente antibióticos), el estrés, la falta de sueño e incluso las infecciones. 

El Dr. González resalta la importancia de tener un estilo de vida saludable, con una dieta variada y rica en fibra, para mantener una microbiota equilibrada.

“Al igual que un ecosistema, nuestro intestino requiere diversidad para funcionar correctamente“, explicó.

El uso excesivo de antibióticos, por ejemplo, puede afectar gravemente a la microbiota. Estos medicamentos no solo eliminan las bacterias patógenas, sino también las bacterias beneficiosas.

Este fenómeno, conocido como disbiosis, puede provocar problemas digestivos, debilitamiento del sistema inmunológico y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad.

Para evitar estos desequilibrios, es importante utilizar los antibióticos de manera responsable, y siempre bajo supervisión médica. Además, incluir suplementos probióticos puede ayudar a restaurar el equilibrio de la microbiota después de un tratamiento con antibióticos.

Salud a largo plazo

La investigación actual apunta a que mantener una microbiota saludable puede ser clave para prevenir una amplia gama de enfermedades, desde trastornos gastrointestinales hasta problemas neurológicos y metabólicos.

Por ejemplo, se ha observado que personas con obesidad tienden a tener una menor diversidad de microorganismos en su intestino, lo que sugiere una relación directa entre la microbiota y el control del peso.

Además, la microbiota también juega un papel fundamental en el sistema inmunológico. Los microorganismos intestinales son los encargados de “entrenar” al sistema inmune, ayudándolo a reconocer y atacar patógenos sin reaccionar de manera exagerada a las células del propio cuerpo, lo que podría generar enfermedades autoinmunes.

Cuidar de la microbiota intestinal es esencial para mantener una salud óptima a largo plazo. “El futuro de la medicina preventiva pasa por entender y proteger nuestro segundo cerebro”, concluyó el Dr. González.

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