El cambio climático está transformando la experiencia de ir a un concierto

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De Billie Eilish a Taylor Swift, cantantes han tenido que suspender recitales por eventos climáticos extremos, los cuales se están haciendo más frecuentes por el calentamiento global.

Expansión.- Taylor Swift, Billie Eilish, Ed Sheeran y Steve Aoki tienen algo en común. Todos estos músicos han tenido que suspender alguna presentación en este año debido a algún fenómeno climático extremo, desde las olas de calor hasta tormentas torrenciales.

El cambio climático afectará los conciertos y festivales de música que se celebran al aire libre, por lo que este tipo de espectáculos deberán adaptarse a climas cada vez más cálidos y a otro tipo de fenómenos como lluvias, tormentas y tornados.

“El cambio climático no solo afecta aspectos abstractos de nuestra vida. Nuestras actividades de ocio, como el ejercicio, pero también la música en vivo, se ven afectadas”, dijo Nubia Armond, geógrafa de la Universidad Indiana Bloomington, en entrevista con The Guardian.

Muerte por ola de calor en Brasil

El caso más dramático ha sido el de Taylor Swift. Una joven de 23 años llamada Ana Benavides falleció el 17 de noviembre durante el primer concierto de Swift en Río de Janeiro, que atravesaba una ola de calor.

La secretaría de Salud de Río informó que la joven falleció a las 20:50 del 17 de noviembre luego de sentirse mal y padecer un paro cardiorrespiratorio dentro del estadio Nilton Santos, donde transcurría el show, parte del Eras Tour.

“Se hicieron maniobras de reanimación, pero no resistió. En este momento, no se puede precisar la causa de la muerte, que será investigada”, dijo en nota la secretaría de salud de Río.

Time For Fun, la empresa que organizó el evento, explicó entonces que había sido “atendida rápidamente” y que el equipo médico había “optado por trasladarla al hospital tras aproximadamente una hora de tratamiento de urgencia”.

Según el diario O Globo, un primer informe de la autopsia reveló una hemorragia pulmonar y tres paros cardíacos, pero todavía se necesitan más pruebas para determinar la causa exacta de la muerte.

Al día siguiente de la tragedia, la artista estadounidense se declaró “devastada”.

El concierto previsto para el sábado se aplazó al lunes 20 de noviembre y empezó una hora más tarde de lo anunciado (20:30 en lugar de 19:30), una modificación horaria que se replicó en el show del domingo 19.

“Sabemos que estos episodios serán cada vez más frecuentes debido al cambio climático. Somos conscientes de que todo nuestro sector debe replantearse su funcionamiento ante esta nueva realidad”, dijo Serafim Abreu, director general de Time For Fun en un video publicado en redes sociales.

Sin embargo, varios fans de Swift indicaron en redes sociales que la empresa organizadora no respondió de manera adecuada a la ola de calor.

“Fue absurda la desorganización ayer (el 17 de noviembre). Lo que pasó con la joven fue un crimen por falta de organización. No se le niega agua a nadie”, dijo Yasmin Monteiro, 24 años, que esperaba para ingresar al estadio con cinco litros de agua.

Caio Wesley, un joven de 25 años que llevaba consigo cuatro litros de agua, calificó como “egoísta” la actitud de los organizadores el viernes al prohibir el ingreso de líquidos.

“Estoy preparándome con bastante agua para ver si aguanto”, dijo el joven, reclamando del calor.

Durante el concierto, algunos asistentes comenzaron a cantar en aras de agua, sosteniendo botellas vacías en el aire para llamar la atención del cantante. Swift detuvo el espectáculo varias veces, haciendo solicitudes desde el escenario para que los organizadores distribuyeron agua.

“Ella tomó medidas rápidas y eso podría haber jugado un papel”, dijo Milad Haghani, experto en seguridad para la multitud en la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia Bloomberg. “No sabemos si habría habido más bajas si ella no hubiera llamado la atención sobre la situación en el terreno de juego”.

El ministerio de Cultura de Brasil lamentó la muerte de Ana Benavides en un comunicado en el que indicó que en momentos en el que Brasil recibe eventos masivos, como los conciertos de Swift, debe estar a la altura en la atención de los asistentes.

“Tampoco podemos ignorar el hecho de que Río de Janeiro registró temperaturas récord en la última semana, con una sensación térmica de 59ºC, la más alta desde 2014. Todo el planeta siente los impactos del cambio climático. Factores como este, cada vez más, deben tenerse en cuenta a la hora de exponer a nuestra población a sus efectos”, indicó en el comunicado.

Como consecuencia del fenómeno denominado El Niño, Brasil ha sufrido en los últimos meses el impacto del clima extremo, con una sequía histórica que ha vaciado ríos en la Amazonía e intensas lluvias acompañadas de ciclones en el sur del país.

Además, los incendios causados principalmente por la acción humana en el Pantanal, el mayor humedal del mundo, se han agravado en noviembre por una sequía excepcional.

Para los especialistas, sin embargo, estos fenómenos ya eran previsibles por los efectos del cambio climáticos.

“No hay razón para ninguna sorpresa cuando ocurre uno de estos eventos. Aun así, todos los países, no solo Brasil, están muy atrasados en implementar una estrategia de adaptación para minimizar el impacto en las poblaciones”, indicó Paulo Artaxo, físico atmosférico brasileño y miembro del Grupo Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en entrevista con Bloomberg.

Cambiar la manera en que se dan conciertos

Swift —cuyo jet privado emitió más CO2 que cualquier otra celebridad en 2022 cuando no estaba de gira, según el análisis de datos de Yard— ha sido objeto de críticas por parte de observadores en Estados Unidos por no hablar con sus fans sobre el calor anormal, lo que plantea preguntas sobre la responsabilidad de las influyentes estrellas del pop de comunicarse sobre la crisis climática.

Una semana antes de los conciertos en Brasil, Swift ya tuvo que suspender un concierto de su gira por Sudamérica. El 10 de noviembre, anunció que suspendería un recital en el estadio Monumental de Buenos Aires, Argentina, debido a las intensas lluvias.

Algo parecido le sucedió a la cantante Billie Eilish el 29 marzo, cuando una fuerte lluvia con granizo la obligó a cancelar un concierto en el Foro Sol de la Ciudad de México.

Casi tres meses más tarde, el 22 de junio, Eilish encabezó en París, Francia el cartel de un concierto de la organización Global Citizen para hacer conciencia sobre el cambio climático. El concierto era paralelo a una cumbre internacional.

Titulado “Power our Planet: Live in Paris”, el programa buscó crear presión para el objetivo de la cumbre de un “nuevo pacto financiero global”.

Los conciertos y giras en vivo pueden contribuir a la crisis climática, impulsando las emisiones a través de los viajes de fans y artistas, el consumo de energía y la producción en masa de mercancía.

A diferencia de Taylor Swift, Billie Eilish es conocida por su activismo ambiental. Ha renunciado al uso de jets privados, y durante su gira “Más fácil que nunca” de 2022, estableció “aldeas ecológicas” para fomentar el reciclaje, el registro de votantes y proporcionar información sobre grupos medioambientales.

“La industria de la música en vivo influye en los corazones y las mentes de las personas de todo el mundo. Ofrece una oportunidad increíble para inspirarnos e informarnos sobre cómo todos podemos vivir mejor y más ligeros, abordando nuestros crecientes desafíos en torno al clima, la naturaleza y la contaminación”, dice Garrette Clark, experta en estilos de vida sostenibles del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

“También puede involucrarnos a todos en la defensa necesaria para garantizar que los gobiernos y las empresas hagan de la vida sostenible la opción predeterminada”, añadió.

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