Men’s Health.- Más de uno se ha preguntado por qué cuando se encuentra en medio actividades que casi podía cumplir en piloto automático surgen algunas de sus mejores ideas. Puede ser en la ducha, caminando o en trance durante una tarea doméstica cuando surge una brillante ocurrencia que se había escapado en otros períodos de concentración. Un equipo de expertos ha analizado este proceso mental y lo ha bautizado como “el efecto ducha“.
La impulsora de este estudio es la catedrática de Psicología de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) Caitlin Mils, quien ya había experimentado por su cuenta esta experiencia pero no encontraba ningún estudio adecuado para explicar las razones. Según la experta, el problema habitual era que los test se efectuaban con actividades eminentemente aburridas y no encajaban con el supuesto.
A juicio del equipo que ha llevado a cabo el experimento, se debe encontrar una situación con un estímulo “moderadamente atractivo”. Para ilustrar este concepto explican que en una escala de 1 a 9 se ubicaría en el 3 del nivel de estímulo la actividad que buscaban. Como ejemplos mencionan pasear o tareas de bricolaje además del famoso momento en la ducha, pero también puede ser durante el visionado de una película o serie o “una tarea tonta para el cerebro”.
Divagar, el punto medio para ser creativo
El planteamiento, avalado por la Asociación Psicológica Americana y publicado en la revista científica Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts., sostiene que “se requiere un equilibrio entre el pensamiento lineal concentrado (que limita la originalidad) y las conexiones al azar ilimitadas (que rara vez son útiles)”. Por un lado, una concentración máxima evita la libertad de la mente. Por el otro, dejarse llevar por completo puede ofrecer puntos de vista novedosos pero sin ninguna aplicación práctica. Es decir, que hay que buscar un punto entre la máxima concentración y el apagado casi total del cerebro: la divagación.
Para el ensayo experimentaron con un grupo de individuos. En un momento conectaron un vídeo con dos hombres recogiendo la colada que hizo las veces de estímulo aburrido. Para contrastar, eligieron una secuencia del clásico ‘Cuando Harry encontró a Sally’. Lo que descubrieron los investigadores fue que los participantes sintieron que su mente divagaba más con la escena “moderadamente atractiva” y que surgieron más ideas durante esta fase.
No obstante, los psicólogos no han descartado totalmente que las situaciones de total aburrimiento sean inútiles para la creatividad. “Las actividades aburridas pueden conducir a ideas al dar tiempo para la resolución de problemas con cierto enfoque, mientras que las actividades atractivas pueden hacerlo fomentando la divagación mental productiva“, señalan en sus conclusiones.
En cualquier caso, los autores de la investigación advierten de que no existe una fórmula perfecta. No por dejar libre la mente van a surgir las mejores ideas. Ducharse, pasear o un rato de bricolaje ayuda a veces, pero no es una reacción exacta. Por eso quieren profundizar en este tipo de estudios y encontrar la conexión. Quizás haya algún punto clave que falta por descubrir y que les surja mientras están bajo el agua y no en el laboratorio.