El insólito caso de los albatros mexicanos que adoptaron a una especie de Hawái

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En la isla mexicana de Guadalupe, un grupo de científicos está logrando algo extraordinario: salvar a los albatros de patas negras al buscarles padres adoptivos en los nidos de otra especie.

Expansión.- A 200 kilómetros de la costa de Baja California, la isla Guadalupe, la más alejada del Pacífico mexicano, se ha convertido en un experimento de conservación pionero en el mundo. Desde hace cuatro años, cada enero un grupo de científicos aterriza en el remoto atolón para depositar en los nidos de albatros de Laysan huevos de un ave que es prima suya y que está amenazada: el albatros de patas negras.

Originarios de Hawai, la mayoría de patinegros del mundo anidan en islas y atolones bajos del Océano Pacífico central, donde enfrentan peligros. Durante las últimas décadas, la depredación más devastadora de la pesca comercial se ha convertido en una de sus mayores maldiciones. Los ornitólogos estiman que miles de ejemplares de la especie mueren anualmente en la captura con palangre, arte de pesca usada especialmente por la industria del atún y el pez espada, perjudicial para ellas. Los albatros intentan alimentarse de los peces de cebo arrastrados detrás de los barcos. Quedan engarzados y acaban ahogándose.

Albatros de patas negras en la isla de Guadalupe Mxico

Los efectos del cambio climático son, también, otro grave desafío para su supervivencia. A medida que el planeta se calienta, las islas hawaianas se van transformando en un lugar mucho menos seguro para ellos. Los albatros necesitan sombra para que sus huevos no se sobrecalienten. “Una vez nacidos, los polluelos también son vulnerables al exceso de calor. Les encantan los días fríos y ventosos”, señala el oceanólogo Julio Hernández Montoya, director del Proyecto Isla Guadalupe del Grupo de Ecología y Conservación Islas (GECI), una organización científica que ha logrado convertir las islas de Baja California en referencia internacional.

Las estrategias de conservación que el equipo implementó en este corredor de islotes consiguieron recuperar más de 20 colonias de aves marinas que depredadores como los gatos ferales habían puesto en declive. Esto llevó a una de las integrantes de GECI, la bióloga Yuliana Bedollo, a ganar el prestigioso premio Whitley. En la actualidad, la isla Guadalupe, uno de los mayores santuarios para la biodiversidad en el país, alberga una quinta parte de las especies totales de aves marinas que existen en el mundo.

Albatros de patas negras volando sobre la isla de Guadalupe Mxico

En busca de padres adoptivos

No obstante, la acción más destacable de este grupo científico radica en haber logrado una exitosa colaboración entre el hombre y los animales: polluelos de albatros patinegros traídos desde Midway, Hawai, a más de 3,500 millas de distancia, son criados por albatros de Laysan. Para ello, los científicos sustituyen huevos rotos o sin fertilizar de los segundos por los del primero.

Como explica Hernández Montoya, estos padres adoptivos llegan en noviembre a las islas de Baja California, donde inician los cortejos para el apareamiento. Se trata de aves monógamas que forman fuertes vínculos de pareja, a menudo hasta la muerte. “A principios de diciembre, las hembras ponen cada una de ellas un huevo, que eclosiona a finales del siguiente mes, tiempo en el que monitoreamos las colonias de albatros las 24 horas del día. Son aves que tienen bastante bien estructurado su ciclo de reproducción, con fechas muy exactas, lo que nos ayuda mucho”, afirma el director del programa.

Desde que se puso en marcha el experimento, el oceanólogo ha podido observar cómo los padres adoptivos cuidan a los polluelos que no son suyos como si lo fueran. “Si necesitan nutrición suplementaria, les damos una mezcla de pescado con vitaminas y electrolitos”, destaca. Durante los siguientes meses, los albatros de Laysan crían a los pequeños patinegros  hasta la llegada de julio, cuando los juveniles ya emplumados abandonan la isla y emprenden un viaje a lo largo del Pacífico norte, “donde pasan años alimentándose de calamares y otras presas”, explica Hernández Montoya.

Un albatros de Laysan alimenta a un polluelo de albatros de patas negras en la isla mexicana de Guadalupe Mxico

Gran parte de la vida del albatros de patas negras, cuya longevidad alcanza entre los 40 y 50 años, transcurre en mar abierto, donde apenas se conocen sus dinámicas. Para seguirles el rastro, los científicos les amarran en las patas anillos localizadores con los que trazan mapas de sus largos viajes y obtienen datos fundamentales sobre la temperatura superficial del mar o la profundidad de buceo. “Pero la información que recopilan estos dispositivos no es inmediata. Sólo podemos acceder a ella cuando los albatros, ya adultos, regresan a tierra firme”, cuenta el oceanólogo.

Isla Guadalupe: el lugar ideal para el albatros de patas negras

Esta isla volcánica que alberga dos estaciones de campo del GECI, una pequeña cooperativa pesquera y una estación operada por la Secretaría de Marina de México, cuenta con algunas características que la hacen el lugar ideal para los patinegros. Una de ellas es la altura a la que se eleva, a 1,300 metros sobre el nivel del mar, significativamente mayor a la de las islas de Hawai, “tan azotadas por las inundaciones y las cuales presentan ya muchas anomalías climáticas”, detalla Hernández Montoya.

En los últimos años, los efectos del cambio climático están afectando de forma grave a los atolones del Pacifico Central, con huracanes cada vez más intensos y frecuentes, provocando la erosión costera. “Y el aumento del nivel del mar está, además, haciendo desaparecer estas islas de poca altura, apenas a 4 o 6 metros sobre nivel mar”, señala Hernández Montoya, que ya ha estado varias veces en el territorio. En 2011, dos tormentas, junto con el feroz tsunami de Tohoku, mataron a unos 110,000 polluelos de albatros de Laysan y de patas negras en los atolones hawaianos: el 22% de los que habían nacido ese año.

Albatros de Laysan junto albatros de patas negras en la isla de Guadalupe Mxico

De acuerdo con un estudio publicado en 2015, la combinación de las marejadas ciclónicas y la subida del mar pondrían en peligro más de la mitad de los nidos de albatros de patas negras y de Laysan en Midway durante la próxima década, desplazando a más de 600,000 aves reproductoras. Ante estos presagios, la única forma real de garantizar el hábitat y la seguridad de los patinegros consiste en ampliar sus zonas de anidación. Y la Isla de Guadalupe se presentó como un lugar idóneo para reubicarlos.

La misma especie ya había sido traslada por humanos de un lugar a otro con el fin de establecer colonias, pero en distancias relativamente mucho más cortas. “Nuestro proyecto es el primero que hace una translocación de aves marinas entre dos naciones, en el que participan los gobiernos y las sociedades civiles”, declara Hernandez Montoya, orgulloso del programa que dirige.

Además de la altura, la isla de Guadalupe presenta otras ventajas, explica. “Los huracanes se mueven a través de masas calientes. Si topan aguas frías se disipan”. Mientras que Midway se sitúa en una zona tropical, muy vulnerable a los ciclones, esta Isla en el norte mexicano está rodeada por aguas de la Corriente de California, que enfrían la temperatura ambiental y oceánica. “Y, además, aporta muchos nutrientes”. La Corriente de California es responsable de hacer de las islas del Pacífico mexicano uno de los ecosistemas marinos más nutritivos del planeta. De las 386 especies de aves marinas registradas en todo el mundo, allí se concentran un tercio de ellas; muchas de ellas son endémicas, es decir, no se encuentran en ningún otro rincón del planeta.

El equipo del Proyecto Isla Guadalupe del Grupo de Ecología y Conservación Islas  alimenta a un polluelo de albatros de...

“Y, teniendo en cuenta que las predicciones estiman que debido al cambio climático la gran mayoría de los sitios de reproducción existentes para esta especie irán desapareciendo, la Isla de Guadalupe, por su elevación y otras características, exhibe unas condiciones ideales como santuario para las aves marinas”, destaca Hernández Montoya, quien recientemente fue conmemorado con el prestigioso Premio National Geographic gracias a su liderazgo en conservación.

En busca del método de adopción perfecto

No obstante, la clave del éxito del experimento que dirige es que en esta isla bañada por el mar del Sur vive una población saludable de albatros de Laysan, especie que desde la década de 1980 empezó a colonizarla.

A pesar de todas las especies que acecharon durante décadas la biodiversidad de los islotes de Baja California, como los gatos ferales, depredadores responsables de, al menos, la extinción de seis especies nativas de aves, las acciones de conservación del equipo de GECI permitieron que las colonias de albatros de Laysan, aumentaran sus colonias. Esto llevó al equipo plantearse una pregunta: si se trataba de una especie tan parecida al albatros de patas negras, ¿por qué no usarlos como padres adoptivos?

Oceanólogo Julio Hernndez Montoya director del Proyecto Isla Guadalupe del Grupo de Ecología y Conservación Islas

El equipo de GECI ya habían probado otras alternativas para atraer a ejemplares de patinegros adultos a Guadalupe. Con el fin de que anidaran en la isla usaron diversas técnicas de atracción. Entre ellas, colocar bocinas entre las rocas para reproducir sonidos de cortejo, así como espejos para simular una mayor cantidad de ejemplares. Pero aquellas estrategias no lograron atraer a ninguna pareja reproductora. “Entonces decidimos que tendríamos que traer las aves desde Hawai nosotros mismos y emplear a padres adoptivos de otra especie”, apunta Hernandez Montoya. Desde la puesta en marcha del programa, 93 huevos de los 120 que su equipo ha traído desde Hawaii han sido criados en Guadalupe y abandonado la isla para pasar sus primeros años en el océano

Considerando algunas de las amenazas que les esperan en mar abierto, como la pesca comercial, el oceanólogo estima que entre 60 y 70 de ellas regresen a la isla en busca de pareja en los próximos años. El pasado abril llegaron los primeros ejemplares nacidos del experimento: 8 albatros que ya consideran esta isla de Baja California su hogar.

El equipo de CEGI espera que para la próxima temporada reproductiva, de noviembre de este año a julio del 2025, lleguen muchos más. “Si el proyecto tiene éxito a largo plazo servirá como modelo para salvar un conjunto completo de especies en riesgo debido a los efectos del cambio climático que se puede replicar en otros lugares del mundo”, destaca su máximo responsable, emocionado con los primeros resultados del programa. Como declara, “la experiencia genera mucha motivación. Después de mucho trabajo y esfuerzos, Guadalupe se ha convertido en la gran esperanza de una especie en gran amenaza”.

Guadalupe también es una isla de México donde, gracias a la intervención del hombre, tuvo lugar un milagro de la naturaleza.

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