El legado energético de AMLO: un futuro incierto de Pemex en manos de Sheinbaum
Ramírez de la O seguirá al frente de la dependencia –y de la estrategia de la compañía– por un tiempo indefinido. La virtual presidenta electa ya ha abrazado el proyecto como si fuera suyo. Pero los resultados de los últimos años han sido pobres, la estrategia del obradorismo no ha resultado como se planteó hace ya casi seis años: la producción de petróleo continúa en caída y los recursos desde Hacienda cada vez son más escasos.
La deuda sí se ha reducido. Ha pasado de 105,792 millones de dólares al final del anterior sexenio a 101,499 millones hasta el primer trimestre de este año. Sin embargo, aunque la reducción ha sido positiva, resulta marginal, y nada asegura o da indicios de un buen escenario en el futuro próximo.
La pesada carga petrolera
Esto último no es un tema nuevo. La administración de Andrés Manuel López Obrador heredó un pasivo en constante aumento. Durante la última administración priista la deuda casi se duplicó y pasó de 64,332 millones de dólares en 2013 a 105,792 millones a finales del sexenio.
La presión ha acrecentado porque el gobierno obradorista se comprometió, desde hace un par de años, a cubrir las amortizaciones de la deuda y dar más certeza a los mercados.
A la par que crecerán las presiones por financiamientos –porque el Estado mexicano seguirá haciéndose cargo de las amortizaciones–, Hacienda enfrentará el siguiente año una considerable menor llegada de recursos petroleros por una baja producción de crudo y un precio de la mezcla mexicana más bajo al que se proyecta para este año.
Hacienda prevé que para el 2025 el precio de la mezcla mexicana de petróleo sea de 58.4 dólares por barril.
Así, el gobierno de Claudia Sheinbaum recibirá un Pemex mermado con una calificación crediticia en grado especulativo, altas tasas de interés –en parte fuera de su control– y una dependencia casi total a la Secretaría de Hacienda. La última baja en la calificación de Pemex la recibió de la calificadora Moody’s en febrero, con la reducción de dos escalones, de B3 a B1.
“Lo primero que debemos tener en cuenta es que se redujeron mucho las opciones, si es que las comparamos con las que tenía López Obrador al llegar a la presidencia en 2018. AMLO tenía cierto colchón en términos de que podía elevar la deuda y hacer otros movimientos que ahora en el caso de Claudia Sheinbaum no podrán hacerse”, dice Mariana Campos, especialista en finanzas públicas y directora del think thank México Evalúa.
“Al haber aplazado una reforma fiscal, los ingresos totales crecieron muy poco este sexenio, a pesar de haber tocado un récord en el cobro de créditos fiscales a empresas, los ingresos petroleros que ha recibido el gobierno para financiar el presupuesto de la Federación han ido decreciendo de manera muy importante”, añade.
Los últimos números de Hacienda indican que durante 2023 los ingresos petroleros representaron el 3.3% del Producto Interno Bruto (PIB), el porcentaje más bajo desde 2020 –cuando el precio del petróleo y el consumo de éste cayeron a niveles mínimos históricos–, según los datos oficiales. Además, el porcentaje es mucho más bajo que el registrado en anteriores sexenios, como el de Enrique Peña Nieto o Felipe Calderón, cuando se situaban entre 6% y 8% antes de la crisis del petróleo de 2015.
La baja se ha dado en mayor parte por la disminución de la carga fiscal que ha otorgado el gobierno federal a Pemex, principalmente mediante la reducción de la tasa de utilidad compartida –conocida como DUC–, que ha pasado desde un 60% en 2018 a un 35% este año. Los ahorros por este concepto, hasta el tercer trimestre del año pasado, habrían representado 457,000 millones de pesos para que la compañía lograra liquidez para así absorber sus obligaciones. Pero ese escenario no llegó,
Ya con este último número, el Instituto Mexicano de la Competitividad cifra los apoyos a la estatal en 975,000 millones de pesos en lo que va del sexenio. Sin contar algunas ayudas como inyecciones que ha dado Hacienda este año para que la estatal cubra adeudos con sus proveedores. Esta última variable ha llegado a un nivel máximo este año y ya rebasa los 360,000 millones.
Pemex continúa siendo dependiente del gobierno federal incluso para este último punto.
“A pesar de que se triplicaron las transferencias del gobierno hacia la petrolera, en realidad ese dinero fue para apoyarla con el pago de sus pasivos. Esto hizo que en realidad no se invirtiera en la empresa o muy poco, y eso no mejora el perfil de los ingresos de Pemex en el mediano plazo”, dice Campos.
La petrolera ha lidiado con su rentabilidad desde antes del inicio del sexenio, sobre todo por la fracción del negocio refinación. Pero en estos últimos años ha registrado su pérdida más alta, de 562,000 millones de pesos durante 2020. A partir de 2022 ha reportado ganancias que se explican en gran parte por el alto precio del petróleo y la baja en la carga fiscal. En el primer trimestre del año Pemex reportó utilidades por 4,700 millones de pesos.
“Los abultados compromisos financieros de Pemex no solo presionan a las finanzas públicas, sino también a la propia empresa, por ejemplo, en cuanto a gasto de capital, principalmente en el área de la exploración, que es donde reside el futuro del negocio petrolero”, dice Adrián Duhalt, de la Universidad de Columbia.
Presiones para las finanzas públicas
Especialistas consultados por Expansión consideran que la situación de la petrolera y de las finanzas públicas puede mejorar con mayor inversión y una dirección enfocada en recuperar su productividad, más que en sanear sus finanzas a través de recortes y ayudas fiscales por parte de Hacienda.
Los analistas han dicho que lo ideal sería que en el sexenio de Sheinbaum se nombre a un CEO que se enfoque en las finanzas de la compañía y tome decisiones pragmáticas respecto a la compañía.
Ramses Pech, analista de la industria de energía y economía, y socio de Caraiva y Asociados-León & Pech Architects explica que las deudas de Pemex y CFE son un problema para las finanzas públicas porque estas se contabilizan en el total de la deuda pública. “Si hay una mayor incertidumbre y los mercados ven con buenos ojos lo que vaya a pasar de septiembre en adelante, vamos a tener un Pemex mermado derivado de que va a tener problemas para conseguir, ya sea vía la SHCP o ellos mismos, colocar las deudas que están por vencerse a una menor tasa de interés”, explica.
De aquí a la llegada del nuevo gobierno, el 1 de octubre, si hay mayor incertidumbre Pemex tendría problemas para, por su cuenta o a través de Hacienda, buscar financiamiento o refinanciar sus pasivos con menores tasas de interés. “Va a estar muy complicado que consiga una tasa por debajo de dos dígitos”, adelanta Pech. La petrolera ha descartado salir a los mercados internacionales, pero Hacienda ha colocado deuda para apoyar a la estatal.
A la par que crecen las presiones por financiamientos, Hacienda enfrentará el siguiente año una considerable menor llegada de recursos petroleros por menos producción de crudo y un precio de la mezcla mexicana más bajo al que se proyecta para este año.
Un director con experiencia en el sector
El equipo de Claudia Sheinbaum ha cifrado una producción estimada de 1.8 millones de barriles para su sexenio, alrededor de 300,000 barriles más de lo que se produce ahora.
Para el siguiente año, Hacienda prevé que el precio de la mezcla mexicana petrolera sea de 58.4 dólares por barril; 12.9 dólares menos al precio promedio previsto para este año, de 71.3 dólares. Así, los ingresos petroleros llegarán a 990,370 millones de pesos, 13.5% menos que lo esperado para el cierre de 2024.
Esto tiene implicaciones en las finanzas públicas, pues mientras se puede recaudar más por el IEPS que se cobra a la gasolina, no se puede compensar la falta de ingresos por menores precios del crudo, por lo que se enfrentarán presiones para incrementar los ingresos por otro lado, que son los impuestos.
“Vamos a ver una despetrolización de las finanzas públicas”, advirtió Arturo Carranza, director de Proyectos de Energía en Akza Advisors.
Pech considera que una de las formas para apaciguar las presiones a las finanzas públicas es que exista una forma de compensación a 10 años, en la que las deudas de Pemex se paguen a capital.
Miriam Grunstein, socia fundadora de Brilliant Energy Consulting, considera que se debe asumir que quien quede al frente de la dirección de Pemex en el siguiente sexenio será clave para darle oxígeno, y no asumir que quien esté al frente de Hacienda, en este caso Rogelio Ramírez de la O, sea la persona de rescatar a la petrolera.
“Por lo que está sonando veo que hay más personas del sector financiero, cuando quien debe estar al frente debe venir del sector energético para ver oportunidades de negocio, oportunidades de generación de valor. Tienes que hacer más rentable tu empresa, en vez de estarle recortando”, concluyó.
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