Infobae.- Antes de que iniciara en México la audiencia de extradición de Ovidio Guzmán López, “El Ratón”, el Departamento de Justicia de Estados Unidos recabó testimonios que, entre otras cosas, revelaron la aparente participación del líder criminal en delitos como secuestro y tortura.
Durante la comparecencia del 7 de marzo de 2023, además de notificar la solicitud formal de EEUU para juzgar al “Ratón” en Illinois y Nueva York, la Fiscalía General de la República (FGR) reveló las declaraciones de Dámaso López Núñez, alias “El Licenciado”, y su hijo Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, en las que detallaron el alcance mundial de los negocios del Cártel de Sinaloa y la participación de Ovidio Guzmán en la organización.
Información proporcionada por Abel Barajas para Reforma y retomada por medios como Ríodoce apuntó que fue el 30 de enero de 2023 cuando los Dámaso López hablaron ante la justicia estadounidense.
De acuerdo con dichos reportes, la extradición de Joaquín “El Chapo” Guzmán del 19 de enero de 2017 fue un punto clave de ruptura al interior del Cártel de Sinaloa, pues la facción de Los Chapitos (hijos del “Chapo”) le declaró la guerra a la célula encabezada por “El Licenciado”.
Entre finales de 2016 y principios de 2017, anticipándose a tal escenario, Ismael “El Mayo” Zambada convocó una reunión entre los distintos bandos del también llamado Cártel del Pacífico. El objetivo era llegar a una conciliación para evitar conflictos internos.
Según los testimonios referidos por ambas publicaciones, los asistentes viajaron desde Sinaloa a un rancho del “Mayo” en “México”, posiblemente aludiendo al Estado de México.
“Asistimos a la reunión para resolver los conflictos [entre mi familia y la familia del “Chapo”]”, explicó “Mini Lic”. “O trabajan para ‘El Chapo’ o trabajan para ustedes” fue el ultimátum que los hijos de Joaquín Guzmán Loera le dieron a los Dámaso López al final de dicho encuentro.
El papel del “Ratón” en el secuestro y tortura de un sicario
Respecto a la aparente participación de Ovidio Guzmán en el secuestro y tortura de Israel Rincón Martínez, alias “El Guacho”, tanto López Núñez como su hijo aseguraron que todo el operativo había sido una orden del “Chapo”.
“El Guacho” fue un sicario que trabajaba para el Cártel de los Beltrán Leyva. En agosto de 2010 recibió la encomienda de asesinar a Iván Archivaldo Guzmán Salazar, “El Chapito”, medio hermano de Ovidio.
Aparentemente, Arturo Beltrán Leyva le había pagado al “Guacho” para matar al “Chapito”, pero entre sus objetivos también estaban “El Chapo”, “El Mayo” e Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal.
Sin embargo, se equivocó de objetivo y, en su lugar, ejecutó a Marcial Fernández, hijo de Manuel Fernández Valencia, conocido como “La Puerca”, operador del Cártel de Sinaloa.
“El Licenciado” detalló que, por instrucción de Joaquín Guzmán Loera, se encargó de conseguir un lugar seguro para interrogar al “Guacho”. Los informes disponibles especifican que lo llevaron a un rancho del “Licenciado” ubicado cerca de Culiacán, Sinaloa, en octubre de 2010.
“Se lo llevaron a una casa donde vi que Ovidio y a otros que le privaban de su libertad, vi cuando Ovidio lo golpeó con un bat de beisbol diciéndole que por qué estaba haciéndole la guerra al ‘Chapo’”, añadió Dámaso López Serrano.
Además de los golpes propinados por “El Ratón”, a Rincón Martínez le aplicaron toques eléctricos en las orejas y le desprendieron algunos dientes. La sesión de tortura quedó grabada en un video de casi cuatro minutos que fue presentado como evidencia por la Fiscalía de EEUU el 22 de enero de 2019, durante el juicio contra “El Chapo”. El cadáver del “Guacho” fue encontrado el 10 de octubre de ese mismo año en Navolato.
El alcance internacional del Cártel de Sinaloa
Según los testimonios de “El Licenciado” y su hijo retomados por la prensa, fue en 2009 cuando “El Chapo” decidió establecer una ruta para traficar drogas y dinero en Centroamérica con ayuda de vehículos de una empresa de comunicaciones.
“[Los vehículos] pasaban por lo menos tres mil kilos [de cocaína] y después de que se recibían se mandaba el dinero a Panamá”, fueron los dichos de Dámaso López Núñez.
Fue él mismo quien le ayudó al “Chapo” a consolidar dicha ruta, pero con el paso del tiempo el control pasó a manos de Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, “Alfredillo”, también hijo del capo.
Sumado a ello, el otrora lugarteniente del Cártel de Sinaloa detalló que la organización importaba efedrina desde Argentina y obtenía fentanilo de China. Explicó, además, que la ciudad de Huatabampo, en Sonora, fue la sede de su principal laboratorio de droga sintética.
“El Cártel de Sinaloa es un negocio mundial”, aseveró “El Licenciado”.
A principios de siglo, el interés principal del cártel estaba en la metanfetamina. En aquel entonces era Édgar Guzmán López, hermano de Ovidio, quien introducía la materia prima de este narcótico.
“Édgar importaba jugo de efedrina de Argentina, en cubetas de 25 kilos, de entre 300 y 400 mil dólares, y a Ovidio y Joaquín Guzmán López les suministraba los jugos. Los laboratorios que había alrededor de Culiacán producían la metanfetamina con la efedrina que traía de Argentina”, aseguró “El Mini Lic”.
Y aunque habían logrado consolidar en Huatabampo su más grande producción de metanfetamina, encontraron en el fentanilo una nueva oportunidad de negocio.
“Platiqué con ‘El Chapo’ para hablar del precio del fentanilo y mandaron gente a China, en 2013 y 2014, para traer fentanilo y lo metían por Centroamérica”, reveló López Núñez.
Además del laboratorio de Huatabampo, existen reportes de otras principales “cocinas” de fentanilo en la región. Uno de ellos, aparentemente ubicado en Aguapepito, Navolato (Sinaloa) estaría oculto bajo tierra.