El mal clima en Texas genera aumento en el precio de la gasolina

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Expansión – México importa cerca del 70% de las gasolinas que se consumen en el país y el cierre de las operaciones en algunas refinerías de Estados Unidos puede aumentar el costo del combustible.

Las bajas temperaturas que azotan el sur de Estados Unidos han traído como consecuencia una pausa en las importaciones de gas natural –el principal combustible para generar electricidad– desde Texas hacia México. Pero existe otro efecto que también puede azotar al mercado mexicano: un alza en el precio de la gasolina.

Texas, el estado más afectado, alberga gran parte de las refinerías más importantes del Golfo de Estados Unidos. El vórtice polar que azota a la región desde hace días ha obligado a algunas refinerías a cerrar o disminuir sus operaciones.

Y esa baja en el procesamiento en los complejos de refinación ya ha derivado en un aumento en el precio de las gasolinas.

El precio de importación de las gasolinas regular y premium registra un aumento de 11% desde el viernes pasado –cuando se vieron los primeros estragos del clima en Texas– a ayer jueves, de acuerdo con datos recopilados por OPIS, el servicio de información de precios de la consultora IHS Markit.

El precio de la gasolina regular pasó de 8.40 pesos a 9.34 pesos por litro en los puertos de la costa este del país. La premium tuvo un comportamiento similar, al pasar de 8.56 pesos a 9.50 pesos por litro. Ambos combustibles vieron un aumento de 94 centavos.

Este no es el precio en el que los consumidores compran los combustibles, pero influye en el que los empresarios gasolineros fijan en las estaciones de servicio.

El estado de las refinerías de Texas pone en vulnerabilidad los precios de las gasolinas en el país. Y es que México importa cerca del 70% del combustible que consume, principalmente de Estados Unidos, de acuerdo con datos oficiales.

 

Medios y consultoras estadounidenses estiman que entre 2.5 y 4 millones de barriles de capacidad diaria de procesamiento en las refinerías del sur de Estados Unidos han quedado inactivos debido al vórtice polar que azota al país.

Compañías como Saudi Aramco, Marathon Petroleum, LyondellBasell y Exxon Mobil han decidido cerrar las operaciones de algunas de sus plantas o disminuir su capacidad de producción, según han reportado Bloomberg y Reuters.

Las operaciones de las refinerías se han detenido debido a que las temperaturas son tan bajas que logran congelar algunos productos líquidos utilizados en la producción de combustibles y los complejos de refinación, así como otras industrias, han visto pausado el suministro de gas natural, agua y luz eléctrica, después de que las autoridades locales han decidido priorizar el consumo doméstico y de zonas estratégicas como hospitales.

Hasta ahora el efecto no se ha visto en el precio de venta al público. Ayer jueves el precio promedio de la gasolina regular fue de 19.75 pesos por litro, un aumento de siete centavos en comparación con el precio de venta que se registraba el viernes pasado, cuando comenzaron a verse los primeros grandes efectos en las temperaturas en Texas, de acuerdo con datos recopilados por la consultora PetroIntelligence.

Pero los analistas esperan que el efecto en las estaciones de venta al público se vea en las próximas dos o tres semanas, en medida en que los importadores del combustible, como la estatal Pemex, deban llenar de nuevo sus inventarios.

“En este momento el mercado enfrenta diferentes escenarios sobre qué tan pronto pueden regresar las refinerías a sus niveles operativos normales (…). La expectativa era que para este viernes mejore la situación climatológica y el fin de semana arranquen de nuevo las operaciones en las refinerías, pero hasta el fin de semana los operadores de las refinerías podrán observar el daño y ver si regresan a sus actividades”, dice Daniel Rodríguez, editor senior de OPIS.

En los últimos meses las refinerías del Golfo de Estados Unidos ya habían reducido su capacidad de producción derivado de la baja en la demanda por la pandemia de coronavirus y aumentado sus inventarios de combustibles. Esto último, estiman analistas, podría aminorar el impacto para cubrir la demanda.

“Esto no es un momento muy malo para tener una situación de este tipo, por decirlo así, debido al exceso de inventarios, pero aún con el exceso sí esperamos que el precio suba y sobre todo porque la tendencia ha sido alcista en los últimos días”, dice Adrián Calcaneo, de IHS Markit.

De mejorar las condiciones climatológicas y de reanudarse las actividades en los complejos de refinación, los precios de las gasolinas podrían regresar a los niveles vistos antes de la emergencia en Texas, aunque con una ligera alza derivada de otros factores.

El aumento en los precios internacionales del petróleo, el optimismo levantado por las vacunas contra la COVID-19 y un aumento en la calidad de la gasolina para que pueda utilizarse en el verano –para que ésta no se evapore tan rápido– también incidirán en una cotización más alta de la molécula.

Un aumento en el precio de la gasolina podría ir en contra del discurso actual de la administración federal, que ha prometido no aumentar el precio en que se comercializan los combustibles.

Durante la primera semana de este mes el gobierno federal decidió aplicar de nueva cuenta el estímulo fiscal a la gasolina regular, después de casi un año de no hacerlo. El alza en la cotización de los combustibles podría orillar a la administración actual a aplicar nuevos estímulos a los combustibles para mantener los precios.

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