Guardia comunitaria expulsó al crimen organizado hace 10 años. Ahora reciben a desplazados.
Heraldo.- En la última década, el municipio de Coahuayana, ubicado en el límite de Michoacán y Colima, se ha convertido en un refugio para las familias desplazadas por el asedio, primero de Los Caballeros Templarios, y recientemente, del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Hace diez años, Coahuayana padeció el embate de Los Caballeros Templarios y cientos de familias también fueron víctimas de desplazamiento forzado. Tras el surgimiento de la guardia comunitaria en 2014, que colabora con la policía local, el municipio logró convertirse en uno de los más seguros en la entidad, en donde los refugiados que huyen de la violencia encuentran una oportunidad para empezar una nueva vida.
De acuerdo a las autoridades municipales, en Coahuayana se han establecido cerca de mil 380 personas desplazadas, la mayoría, mujeres y menores de edad. Ante el fenómeno migratorio, las rentas de inmuebles han aumentado considerablemente, por lo que el Ayuntamiento gestiona la venta a bajo costo de 500 terrenos para que las familias víctimas tengan acceso a una vivienda digna en lo que será llamada “la colonia de la paz”.
“Hay mucha gente que viene desplazada de los municipios de arriba, de Chinicuila, Coalcomán, Aguililla, de Guerrero, del estado de Colima. Estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para lograr acomodos para que toda esa gente que ha venido desplazándose hacia Coahuayana, tenga un lugar porque es muy triste y lamentable andar con sus cosas en el hombro y que al mes o a los dos meses ya te pidan el cuarto o la casita donde estás viviendo temporalmente”, señaló Gildardo Ruiz Velázquez, presidente municipal de Coahuayana.
Un hombre de 44 años, que emigró hace 9 años de Aquila a Coahuayana, narra que integrantes de Los Caballeros Templarios privaron de la libertad a su madre, para después, obligarlo a firmar la cesión de los derechos de un rancho de su propiedad a cambio de liberar a su familiar.
“Los mañosos se llevaron a mi mamá y fue cuando le firmamos los papeles del rancho, porque ellos querían 4 millones de pesos o los papeles del rancho. Luego de eso nos salimos, nos corrieron más bien. Acá esta mi hermana y un hermano, los otros dos están del otro lado. La verdad ya me resigné a no volver, para evitar problemas prefiero estar aquí. Batallamos mucho, porque uno es pobre, viene uno a sufrir, a buscarle a la vida, porque es difícil, ahorita ya me acomodé más o menos trabajando en el campo”, contó el padre de cinco hijos.
Otra de las afectadas es Genoveva, de 36 años y madre de cuatro hijos. En el 2019, un grupo delincuencial ligado al CJNG, que opera en el poblado de Chocola, Aquila asesinó a su sobrino y amenazó a su familia para que no denunciara los hechos. Luego de sepultar al joven fallecido, toda la comunidad se vio obligada a abandonar sus viviendas y tierras, y aunque han intentado regresar a su lugar de origen, el acecho criminal se los ha impedido.
“Nos venimos toda la familia, todo el rancho, aproximadamente como 20 familias. Ya hemos intentado regresar tres veces y las veces que hemos intentado regresar no nos dejan, entra el crimen organizado junto con el gobierno, el gobierno está con ellos, se visten de gobierno vienen ahí infiltrados y pues nos sacan. La primera vez que vinieron se llevaron a mi mamá, se la llevaron a Lázaro, a mi cuñada y a un hermano lo golpearon, a él lo golpean y a mi mamá se la llevan como detenida y a mi cuñada”, compartió Genoveva Huerta Alvarado.
El colectivo de familiares de personas no localizadas ‘Desaparecidos de la Costa y Feminicidios de Michoacán’ (Decofem), brinda apoyo a las familias afectadas y denuncia que las autoridades de Michoacán han sido indiferentes ante este fenómeno migratorio y de inseguridad.
“Sí nos da tristeza de ver la indiferencia que tiene en este tema tan grave, que ya debería de ser un delito de alto impacto y no lo han hecho. Todas las familias tienen un familiar asesinado o desaparecido y los despojaron de todo. Aquí las familias nada más trabajan para pagar rentas de hasta diez mil pesos y sobrevivir, por eso estamos pidiendo el apoyo del estado, porque el ayuntamiento no tiene suficiente recurso para apoyar a todas las familias”, expuso Evangelina Contreras Ceja, vicepresidenta del colectivo DECOFEM.
La siembra de plátano y papaya, son las principales actividades que llevan a cabo los hombres desplazados por la violencia, mientras las mujeres, en su mayoría, permanecen en sus hogares para cuidar a los más pequeños.
Actualmente, Coahuayana, al igual que Tepalcatepec y la localidad de Ostula, en Aquila, cuentan con una guardia comunitaria que se encarga de la seguridad en la cabecera municipal. Paralelo a las actividades de la policía y de las fuerzas federales, el grupo autodefensa mantiene cercada a la población para evitar que células criminales de otros municipios o del estado de Colima ingresen para controlar a la población.