¿Un pancito para el susto de la inflación?
El pan de muerto tiene una gran variedad a lo largo y ancho del país. Pero la inflación en los insumos ha llevado a que el pan de dulce sea 22.55% más caro que en octubre de 2021, de acuerdo con los más recientes datos del Inegi.
Esto quiere decir que, si un mexicano destinaba 200 pesos para el pan de su altar de muerto, ahora se gastaría unos 240 pesos, aproximadamente, para comprar la misma cantidad.
Pero en el caso específico del pan de muerto, según el monitoreo de la ANPEC, se estima que uno en presentación grande o familiar se vende en 175 pesos en promedio, mientras que uno relleno del mismo tamaño se comercializa en 250 pesos, en promedio. Esto implica un incremento de 96% y 66% en comparación con los precios de 2021.
Esto se debe a que las harinas con la que se prepara el pan en general han aumentado 38.8%, a tasa anual, mientras otros insumos como los aceites y las grasas vegetales lo han hecho en cerca del 25.98%.
Los huevos, por su parte, ya son 33.5% más caros que hace un año; la leche fresca pasteurizada cuesta 12.54%; la mantequilla ya subió 18% en el último año. Y otros ingredientes ocasionales como el chocolate y el cacao han subido sus precios entre 9 y 13.8% en comparación con 2021.
Estas afectaciones son para toda la industria panificadora, por ejemplo, “el bolillo, un producto de uso cotidiano, se ha incrementado de manera sistemática en un 29.2% con aumentos consecutivos durante 9 meses”, indica Cuauhtémoc Rivera, presidente de la ANPEC.
El consumo no disminuirá en estas fechas
No obstante, es un hecho que la recuperación de la demanda llegará plena en este 2022, después de la apertura de los establecimientos comerciales e incluso los panteones, indica la ANPEC. Esto por dos razones, culturalmente, la celebración de Día de Muertos es tan importante que los mexicanos ajustan su bolsillo para cumplir con los ritos de la celebración.
En segundo lugar, porque un gran sector de la población acudirá a los panteones y pondrá su ofrenda para recordar a todos los seres queridos que se llevó la pandemia. Pues este año por fin podrán realizar los rituales tradicionales sin las restricciones de los dos años anteriores.
“Todavía pesa mucho el millón de muertos que perdimos por covid-19. La gente no volvió a ver a su gente viva. Muchos no pudieron darles una cristiana sepultura con todo el proceso de velación, duelo y sepelio (…) por razones de la pandemia. Ahora que llegan estas fechas (…) te acuerdas de esas ausencias y ni más pobres, ni más ricos, la gente de menos lleva unas flores, una veladora y hace un novenario. Es parte de un asunto cultural”, indica Cuauhtémoc Rivera.