El plan de Sheinbaum de construir más universidades, una apuesta con claroscuros

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Especialistas destacan que es importante contar con más escuelas de nivel superior, pero acotan que no basta con eso para mejorar en este sector educativo.

Expansión.- Durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se construyeron más universidades que en los tres sexenios anteriores. Con 218 nuevas escuelas públicas, la apuesta en este sexenio fue ampliar el acceso a la educación superior, un plan que Claudia Sheinbaum, la virtual primera presidenta de México, continuará durante su administración (2024-2030).

Para especialistas en educación, contar con más universidades públicas es importante y un paso necesario porque el país tiene una de las coberturas más bajas en educación superior del continente. Sin embargo, subrayan que no basta con esta acción. También es necesario garantizar que las nuevas escuelas cumplan con criterios de calidad y con el financiamiento adecuado.

Hasta ahora, la propuesta de la futura presidenta es construir más universidades que sigan con el modelo de la Universidad Rosario Castellanos y la Universidad de la Salud, ambas construidas en la Ciudad de México cuando Sheinbaum fue jefa de Gobierno. Además, promete crear más Universidades para el Bienestar Benito Juárez, el modelo de educación superior ampliado por López Obrador.

Construcción de universidades, una política recurrente

México tiene una tasa de cobertura de educación superior de 46%, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Un índice bajo en comparación con otros países de Latinoamérica, como Argentina, que alcanza una cobertura universitaria de 95%, o Chile, con 93%. En Colombia, la tasa es de 54%; en Panamá, de 48%, y en Cuba de 47%.

Debido a este rezago, en los últimos cuatro sexenios se ha apostado a construir más universidades, afirma la doctora Alma Maldonado, investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Entre 2000 y 2006, en el gobierno del panista Vicente Fox, se crearon 95 instituciones de educación superior. En el siguiente sexenio, el del panista Felipe Calderón, se construyeron 140, y con el priista Enrique Peña Nieto, 26. En el gobierno de López Obrador se rompió récord, con 218 en total, 203 de ellas son Universidades para el Bienestar y 15 instituciones de otro tipo, plantea la académica.

El objetivo ha sido ampliar la cobertura de la educación superior, pero no ha sido suficiente para lograr que sea con una enseñanza de calidad.

Y en el caso del gobierno actual, establecer la gratuidad y obligatoriedad en este nivel educativo. Sin embargo, subraya Maldonado, la construcción de estas universidades se llevó a cabo sin una planeación detallada, sin consideraciones técnicas y presupuesto suficiente, por lo que las Universidades Benito Juárez operan con deficiencias.

Desde su creación han enfrentado diversas problemáticas, como despido de docentes, sedes construidas a medias, falta de expedición de títulos universitarios y de profesores.

“Estos problemas son resultados de la carencia de diseño y del apresuramiento que ha tenido el gobierno por abrir instituciones, aunque no cuenten con las condiciones mínimas de operación”, asegura la académica en el estudio Detener la negligencia: ¿Qué hacer con las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García?

Sin embargo, Marcela Gómez, académica del Instituto de Investigación, Innovación y Estudios de Posgrado para la Educación del Estado de Nuevo León, considera que nuevas universidades son necesarias todavía ante la baja cobertura.

“Son bienvenidas porque México carece todavía de una oferta que pueda atender las necesidades de todos los jóvenes que egresan de la educación media superior”, explica.

Seguir el modelo

Ante las problemáticas de las Universidades para el Bienestar, la especialista sostiene que continuar con este modelo representaría un riesgo y no sería la solución para mejorar la educación superior en México.

De acuerdo con Maldonado, estas universidades, que se han presentado como una alternativa para las personas que históricamente han sido excluidas de la educación superior, no han cumplido con este fin.

En lugar de ofrecerles una formación de calidad para desarrollarse de manera plena, personal, académica y profesionalmente, les ofrecen una educación deficiente, limitada y estigmatizada, con el único horizonte de mantenerse en sus comunidades”,

Alma Maldonado, investigadora del Departamento de Investigaciones Educativas del Cinvetsav

La doctora Marcela Gómez agrega que es necesario que estas escuelas permitan a sus egresados incorporarse al mercado laboral.

Destaca que, si se cumplieran todos los criterios establecidos en el papel para la construcción de una universidad para el Bienestar, sería un proyecto admirable, pues estos plantean que se debe considerar a las pequeñas comunidades, sin otra oferta de educación superior y los niveles de marginación, violencia y marginación de las regiones.

“Nuestra Constitución nos dice que la educación es un derecho, y ahí el derecho es una educación de excelencia, pero también con esa capacidad de inclusión y sobre todo de equidad”, detalla.

La Universidad Rosario Castellanos, que por ahora solo existe en la Ciudad de México, también tiene como propósito ofrecer programas académicos a la población con menos recursos económicos y con mejor oferta que las del Bienestar, apunta Gómez.

Para ella, un motivo de confianza es que ese modelo lo lideró Rosaura Ruiz, exsecretaria de Educación de la Ciudad de México y próxima titular de la nueva Secretaría de Ciencia, Innovación y Tecnología.

Es una persona reconocida en el ámbito académico, no nada más como profesora, sino también como investigadora. De tal manera que, muy probablemente, lo primero que va a realizar va a ser la malla curricular”,

Marcela Gómez, académica del Instituto de Investigación, Innovación y Estudios de Posgrado para la Educación del Estado de Nuevo León

Una política educativa superior

Maldonado considera que en el próximo sexenio se deberían inventar nuevos subsistemas de educación superior y fortalecer los ya existentes, desde las universidades tecnológicas y politécnicas, las interculturales y los institutos, hasta las escuelas normales.

Las expertas señalan que es necesaria una evaluación independiente a las Universidades para el Bienestar, sobre su situación actual y la demanda que cubren y no olvidar a las escuelas superiores ya existentes, como las Universidades Interculturales.

“La próxima presidenta de México deberá tomar una decisión responsable sobre las Universidades para el Bienestar”, resalta Maldonado en el libro Propuestas y reflexiones sobre políticas públicas.

De lo contrario, afirma, resultará más costoso para el gobierno continuar financiando un proyecto educativo que no abona en mejorar la educación superior ni cumple sus metas originales.

“Es momento de ofrecer la mejor educación posible a esa cantidad importante de jóvenes que han sido excluidos o expulsados de la educación superior. Pero se les debe ofrecer una educación que les ofrezca herramientas y habilidades que les permita mejorar sus condiciones de vida y que forme a las personas y a los ciudadanos que necesita el país”.

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