Comunidad en Tijuana recibe residuos plásticos y electrónicos del país vecino del norte.
La Vanguardia.- Desde hace ya varios años, México se ha convertido en el principal basurero de residuos plásticos y electrónicos de Estados Unidos, la mayoría de ellos se concentran en el asentamiento poblacional irregular llamado El Pueblito ubicado en Tijuana, Baja California.
Según los datos del Sistema de Información Arancelaria Vía Internet de Comercio Exterior (SIAVI), las 58 mil 243 toneladas de residuos plásticos que México recibió en 2017 pasaron a 130 mil 316 toneladas en 2021.
De acuerdo con expertos, la problemática creció a pasos agigantados a partir de la firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que dejó a los desperdicios municipales libres de aranceles.
El informe de 2022 de la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA) dice que “es posible que muchos residuos plásticos estén entrando desde Estados Unidos por la frontera terrestre, con pocos o nulos controles aduaneros”.
Darinka Carballo defensora de derechos humanos, coincide en esa posibilidad porque ha visto decenas de camiones anónimos que permanentemente descargan residuos en asentamientos ubicados a pocos kilómetros de Tijuana, colindante con California, que es la entidad de EU que más residuos plásticos exporta a México.
De acuerdo con el sitio SciDevNet, El Pueblito “es un asentamiento irregular que no tiene ningún servicio público, a unos 500 metros de donde los camiones de basura, tanto del Ayuntamiento de Tijuana como vehículos sin identificación, van y depositan”, destacó Carballo.
La activista calcula que puede haber 400 personas viviendo en El Pueblito “en condiciones paupérrimas, sin higiene, sin servicios de salud”. En todo ese espacio, “se observan fogatas, y personas en cuclillas, absolutamente tiznadas, realizando separación del plástico y del cobre (…) queman el plástico y se quedan con el cobre, que es de lo más caro que pueden vender”, dice la abogada.
Por el momento, no se cuenta con datos de las condiciones de salud de los habitantes de El Pueblito, pero muchas de esas familias inhalan permanentemente el humo producido en las incineraciones, por lo que podrían estar respirando dioxinas y otros compuestos relacionados.
Investigadores de la Universidad Federal de Tecnología, en Nigeria, advierte que “los humos de los residuos de plástico liberan aditivos halogenados y cloruro de polivinilo, mientras que los furanos, las dioxinas y los bifenilos policlorados (PCB) son liberados por la incineración de plásticos en el medio ambiente”.
Estar en contacto con ellos puede generar irritación en los ojos o el tracto respiratorio, pero también afectaciones más graves como efectos carcinógenos o daños en huesos, hígado, o en los sistemas nervioso, digestivo o respiratorio.
Además, desde febrero pasado, la compañía estadounidense Direct Pack Recycling inauguró una nueva planta de recuperación/reciclaje de PET en Mexicali para la fabricación de pellets y empaques termoformados (vasos, tapas, bandejas), financiado por la coalición The Recycling Partnership, lo que significa la llegada de más basura plástica a México.
Además del aumento de 121% de las exportaciones de desechos plásticos sucios y contaminados de Estados Unidos a México, a partir del cierre de las fronteras de China en 2019, ahora nos trasladan plantas de “reciclaje” con una tecnología que ya no es aceptada en el vecino del norte por su inviabilidad económica, excesivo gasto de agua y alto impacto ambiental.